LETRA S
Septiembre 6 de 2001

Rebecca Cook

Dar contenido y significado al binomio salud-derechos humanos


 

ls-cook

Uno tiene que tratar casos semejantes de manera semejante y casos diferentes de acuerdo a sus diferencias
Asociar la salud a los derechos humanos ha venido a transformar la manera como concebimos a la primera. La aparición del sida vino a acelerar este proceso que está revolucionando no sólo la relación médico-paciente sino la conformación de los propios sistemas sanitarios. La equidad de género y la no discriminación en los servicios de salud son los principios que comienzan a ser enarbolados por el público usuario. Rebecca Cook es una de las especialistas más destacadas en el tema, investigadora y profesora de la Universidad de Toronto, ha publicado el libro Derechos humanos de las mujeres: perspectivas nacionales e internacionales y actualmente trabaja en uno sobre los derechos en salud reproductiva. El pasado mes de marzo, la investigadora canadiense participó en el Seminario sobre Género y Política de Salud donde concedió la siguiente entrevista para Letra S.

 
 
 
 
 

Alejandro Brito y Manuel Zozaya



Acercarse a la salud desde los derechos humanos es un enfoque muy renovador.

La aplicación de los derechos humanos al cuidado de la salud es un fenómeno reciente, de gran importancia. Existen bastantes razones que la justifican: la discriminación a la gente con sida en los centros de salud, las altas tasas de mortalidad materna debido a la falta de acceso de las mujeres a los cuidados durante la maternidad, el hecho de que en Sudáfrica los blancos tengan acceso a tratamientos y los negros no, etcétera. Cuando la gente empieza a entender sus derechos a la no discriminación y a la equidad, generalmente los aplican en el contexto de la atención a la salud.
 
 

¿De qué manera contribuye el enfoque de género a la promoción de los derechos humanos en el terreno de la salud?

Es un concepto adoptado recientemente. La Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres, por ejemplo, elaboró una norma técnica que concibe a la salud en el contexto de la equidad sexual, y puso el acento en procedimientos médicos que sólo las mujeres necesitan, pues negar servicios de salud específicos para las mujeres constituye discriminación sexual. Los comités de derechos humanos están desarrollando normas, en el cuidado de la salud, muy relevantes para las mujeres.
 
 

En apariencia existe una contradicción en el discurso que pide, por un lado, igualdad de trato, y por el otro un trato diferenciado, de acuerdo a necesidades específicas.

No, no hay tal. Se trata de una cuestión legal. Uno tiene que tratar casos semejantes de manera semejante y casos diferentes de acuerdo a sus diferencias. Una fase del movimiento de mujeres consistió en trabajar para asegurar que las mujeres fueran tratadas como hombres en lo que respecta al salario, por ejemplo: igual paga por igual trabajo. Otra fase consistió en asegurar que las mujeres sean tratadas de manera diferente, de acuerdo a sus diferencias legítimas. Por ejemplo, el embarazo es algo que diferencia a las mujeres de los hombres, y para asegurar la equidad sexual las mujeres necesitan ser tratadas de acuerdo con esas diferencias. A los hombres no les gustaría que sus necesidades de salud específicas fueran ignoradas por el hecho de ser hombres, pues pensarían que hay una forma de discriminación si el sistema de salud no abordara sus necesidades para prevenir el cáncer de próstata o el cáncer testicular. De manera similar, las mujeres están exigiendo servicios específicos a sus necesidades de salud, tales como los cuidados sanitarios durante el embarazo, o para la prevención y el tratamiento del cáncer cérvico-uterino.
 
 

¿Qué pueden hacer las mujeres para asegurar que las leyes que las benefician realmente se apliquen, en el caso del aborto, por ejemplo?

En el caso del aborto, diferentes grupos en varios países trabajan para garantizar que las mujeres puedan utilizar este recurso en los casos que no esté penalizado, como la violación, cuando está en riesgo la salud o la vida de la mujer. En Brasil, por ejemplo, los grupos de mujeres, junto con los proveedores de servicios de salud y la policía, han logrado avances significativos en la aplicación de las indicaciones legales en casos de violación. Las mujeres en esta situación tenían que ir a la estación de policía para que ahí se certificara que habían sido violadas y, muchas veces, por trabas legales, no podían acceder al aborto, como el caso de Paulina en México. En Brasil la indicación de aborto en casos de violación ha empezado a ser operacionalizada. Las mujeres van a un hospital y se les facilita el proceso. Esto se debe al trabajo conjunto de las activistas en pro de la salud de la mujer y a la Federación Brasileña de Colegios de Obstetricia.
 
 

En el discurso de la derecha se contraponen los derechos del feto a los de la madre. ¿Qué se puede contestar a este discurso?

No existen los derechos legales a partir de la concepción. El ser humano los adquiere al nacer. Ciertamente existe el interés de las mujeres por la vida prenatal, para asegurar que los bebés nazcan saludables, para ello se requiere de una adecuada nutrición y de cuidados prenatales apropiados y consistentes con los deseos de las mujeres. Proteger los intereses del feto contra los derechos de las mujeres embarazadas es destructivo no sólo para ellas, sino para sus niños potenciales, su familia y el interés de la sociedad. Debemos mirar el interés del feto de manera consistente con las necesidades de la mujer. Las mujeres quieren dar a luz a niños saludables y debemos garantizárselos. Tenemos que dejar de pensar en las mujeres como una propiedad y tratarlas no como esclavas de sus cuerpos sino como individuos con necesidades específicas.
 
 

ls-tatiana3¿Si una institución pública se negara a proporcionar anticonceptivos a una adolescente o información sobre la anticoncepción de emergencia, estaríamos ante un atropello a sus derechos?

La adolescencia es un periodo de transición entre la niñez y la vida adulta, las adolescentes desarrollan ciertas capacidades para entender sus necesidades de cuidados de salud y qué hacer al respecto, por tanto es importante que se proporcione atención a su salud sexual de acuerdo con sus capacidades evolutivas. Si no son tratadas según estas capacidades, con respeto y confidencialidad, eso es una forma de discriminación basada en la edad, el sexo y el género. Al respecto hay un caso ilustrativo, el gobierno de Dinamarca enfrentó en la Corte Europea de Derechos Humanos la oposición de algunos padres de familia a que se proveyera educación sexual en las escuelas, porque la consideraban una violación de sus derechos a educar a sus hijos e hijas. Sin embargo, la Corte falló a favor del gobierno danés y su sistema escolar con el argumento de que esa educación era fundamental para asegurar que los y las adolescentes tengan la capacidad de proteger y promover su propia salud. Lo que significa un antecedente muy importante.

La anticoncepción de emergencia es un método indispensable para enfrentar las secuelas del abuso sexual a las mujeres. Debemos asegurar que las mujeres no tengan que padecer las consecuencias de una violación, por eso este método es muy importante. Los grupos que se oponen a los anticonceptivos -y luchan por impedir su introducción-, en los hechos niegan el derecho a la seguridad y la equidad sexual de la mujer, lo que constituye un retorno a una visión patriarcal que concibe a las mujeres como propiedad, pues están en contra de que controlen su sexualidad y su derecho a la intimidad.
 
 

¿El drama del sida aceleró la relación salud-derechos humanos?

El sida ha acelerado la cuestión de los derechos humanos de una manera muy dramática. En Venezuela, por ejemplo, la Suprema Corte dictaminó que el Ministerio de Salud estaba obligado a proveer tratamientos para la gente con sida. Según el dictamen, negar tratamiento a los pacientes equivale a negarles su derecho a la vida. Y mientras los ministerios de Salud no garanticen el acceso equitativo a los tratamientos y a los cuidados de salud, los pacientes seguirán acudiendo a las Cortes. Yo espero que las farmacéuticas empezarán a colaborar con los gobiernos para asegurar el acceso a los tratamientos contra el sida a precios bajos, una negociación acerca de este problema tan complejo sería mucho más benéfico que un enfrentamiento. No estoy segura de que las cortes sean el mejor lugar para resolver este problema. Pero si continúan con esas enormes ganancias a costa de la gente con sida, serán llamadas a cuentas política y legalmente.
 
 

¿Podemos pensar en los derechos humanos como el lenguaje común que nos permite hablar a todos en un mismo tono?

Sí, y una de las cosas interesantes acerca de este lenguaje es que diferentes grupos en distintos lugares del mundo le están añadiendo contenido, significado y textura, haciéndolo más significativo en sus comunidades. Todos tenemos derecho a solicitar refugio, pero ese derecho en Canadá va a ser diferente al otorgado en México. Existe un principio básico de derecho al refugio, al cuidado de la salud, a la educación, pero todos estos derechos van a tomar diferentes formas en diferentes países.

Es un lenguaje que atraviesa fronteras. Una vez agotadas todas las instancias y posibilidades domésticas, se puede acudir a Cortes regionales como la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos para encontrar la justicia. Por ejemplo, en Canadá, a una mujer indígena no se le permitió regresar a su tribu por casarse con un hombre ajeno a ella; en cambio, los hombres casados fuera de la tribu sí tienen ese derecho. La Corte canadiense resolvió que esto fuera resuelto por la tribu. Entonces la mujer acudió a la Corte Interamericana, la cual resolvió que el caso constituía una negación de su derecho a su vida como indígena y a su cultura y ordenó a Canadá que le permitiera regresar a su tribu. Cuando la gente ha agotado los remedios domésticos, hay muchas oportunidades para usar el sistema internacional de derechos humanos. México ha ratificado la mayoría de los tratados internacionales y regionales, y su gobierno está obligado de manera periódica a reportar a los cuerpos de estos tratados qué ha hecho para adaptar sus leyes, políticas y prácticas para cumplir con los derechos humanos. Cuando un país no ha cumplido, el comité, en sus observaciones, anota ciertos pasos que los gobiernos deben tomar para que sus leyes cumplan con los derechos humanos, tales como el principio de no discriminación por motivos de sexo.