La jerarquía católica, mejor con el PRI que con Fox
Los obispos están más incómodos que nunca en su relación con el poder político Precisamente con el gobierno que llegó al poder con la Virgen de Guadalupe como estandarte, la jerarquía católica está teniendo problemas para encontrar su lugar. Y algunos jerarcas de la Iglesia mayoritaria del país señalan que los excesos de funcionarios del gabinete de Vicente Fox han propiciado la aparición de un "sentimiento anticatólico". A ello se suman las "grandes diferencias" entre la jerarquía y el gobierno que, advierte el entrevistado, pueden crear tensiones "quizá más dramáticas y fuertes que las que hubo con los gobiernos priístas"
FABIOLA Sánchez
Una nueva clase política se está gestando. Marcada como nunca por su formación o sus vínculos con la jerarquía de la Iglesia católica. Un sector de esa nueva clase no ha aprendido a -o no quiere- dejar sus creencias en casa. Ese hecho causa preocupación entre los jefes de la Iglesia: "Hay obispos que me han manifestado su preocupación por el despertar del México secular. Dicen que se está desatando un anticatolicismo, pero no provocado por ellos, sino por las tentaciones pastorales y de prédica religiosa de secretarios como Carlos Abascal o actitudes como las de la hija del Presidente", sostiene Bernardo Barranco, maestro en sociología de la religión por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París.
*Un terreno pantanoso
Es
paradójico, afirma el especialista, que con un gobierno que ha profesado
abiertamente su fe católica, la Iglesia se sienta más incómoda
que nunca en su relación con el poder.
Antes su situación era muy clara frente al PRI: se trataba de "un gobierno más liberal, laico, donde se llegaba a acuerdos a nivel de cúpula y cada quien sabía su lugar". Y si no se lograba un acuerdo, la jerarquía optaba por presionar a través de los medios o de movilizaciones de masas.
La jerarquía católica, sigue Barranco, todavía no ha encontrado cómo acomodarse con el gobierno de Fox. Por un lado, asegura, hay coincidencias, "pero muchas de ellas son aparentes o superficiales y subsisten, en el fondo, grandes diferencias". Temas como la crítica a la reforma hacendaria y el caso del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo "son avisos de que puede haber tensiones, quizá más dramáticas y fuertes que las que hubo con los gobiernos priístas".
El terreno ahora -según Barranco- se vuelve "muy pantanoso", porque las fronteras no están claramente delimitadas.
*En el gobierno, ninguna corriente católica domina
Nunca en la historia moderna del país, afirma, la Iglesia católica había tenido tanta presencia en el gobierno como ahora. Por sus fuertes convicciones religiosas, el actual mandatario se rodeó de un equipo de hombres y mujeres con un origen de lo más disímbolo del abanico católico. Hay más de 30 altos cuadros cercanos al equipo de primera fila de Fox -según Barranco- que fueron seminaristas de distintas corrientes o militaron en organizaciones de laicos que abarcan desde los Legionarios de Cristo a los seguidores de la teología de la liberación.
Uno pensaría -sugiere el analista- que como él proviene del Bajío, habría una avalancha sinarquista, con ex miembros de organizaciones como el MURO, El Yunque, Guía, pero no es así. "Hace meses Fox declaró que era ciento por ciento jesuita", recuerda Barranco.
De acuerdo con un estudio -continúa-, la congregación más presente al interior del actual gobierno son los jesuitas, a quienes se les reconoce como los más progresistas en términos sociales y políticos.
El analista traza brevemente la "geografía" de las corrientes católicas en el gobierno: en Sedesol hay personajes en los más altos niveles que provienen de los Legionarios de Cristo y otros que militaron en las comunidades eclesiales de base inspiradas en la teología de la liberación; en la Secretaría del Trabajo predomina el sector sinarquista; en el área de Comunicación Social de la Presidencia, los Legionarios de Cristo; mientras que en las oficinas de la Presidencia, los jesuitas. Por lo mismo, asegura, no hay un solo concepto de iglesia en el actual gobierno.
-¿No son los de inspiración sinarquista quienes han destacado más?
-Por su actitud de revancha frente a la historia, porque son los que manifiestan un mesianismo conservador. Su postura resulta grotesca frente a una sociedad secular.
Bernardo Barranco sostiene que estas posturas extremadamente conservadoras, de grupos como Provida, los Fuas o el neosinarquismo, chocan frontalmente con un país que ha cambiado, que tiene un nivel educativo mucho más elevado, con mayor roce internacional y más comunicado.
Por lo tanto, asegura, la sociedad mexicana está poniendo culturalmente ciertos candados y contrapesos que permiten que manifestaciones como las del secretario del Trabajo, Carlos Abascal, "sean frenadas".
Para Barranco esta heterogeneidad plantea contradicciones teológicas y filosófico religiosas, por las que muchos funcionarios no coinciden con Abascal y hasta lo critican internamente.
Sin embargo, advierte, no se debe perder de vista que el gobierno de Vicente Fox es religiosamente conservador, así tenga gente de la teología de la liberación o algunos jesuitas.
En ese contexto, resalta, se observan incomodidades que han ido in crescendo entre funcionarios del gobierno y que podrían provocar una fractura al interior de un proyecto que tiene muchas cosas en común, pero es muy superficial: cuando se escarba "encuentras que no hay proyecto y que además no va a ser ni tan católico, ni tan inspirado en valores, ni tan profundo, ni tan histórico".
*¿Católicos de a deveras?
-¿Cómo va a repercutir todo esto en el futuro del país?
-La
Iglesia católica, por principio, está en contra del neoliberalismo.
Ahí tiene una contradicción de fondo con Vicente Fox, y la
tuvo con Ernesto Zedillo, con Carlos Salinas y con Miguel de la Madrid.
Hoy por hoy, ese proyecto pasa por la disputa de la reforma hacendaria.
El gran problema no es para la Iglesia, sino para los católicos
que están en el gobierno de Fox, a quienes el Presidente les va
a exigir una definición más ideológica.
Para Barranco, si estos funcionarios "son católicos de a deveras", tendrían que asumir una actitud muy crítica ante el neoliberalismo, porque así lo marcan el Papa, la historia del pensamiento económico de la Iglesia y la doctrina cristiana.
"Menudo lío tienen Fox y sus funcionarios católicos porque su catolicidad va a estar a prueba en los próximos años, sobre todo en el tipo de proyecto económico que van a desarrollar".
-¿Y en verdad tendrán la convicción para hacerlo?
-Si esta elite en el poder tuviera una formación auténticamente religiosa, evidentemente rechazaría el modelo neoliberal. Pero lo que hay es una verdadera hibridez en términos de formación religiosa. Lo que existe es un catolicismo light, es decir, no hay intelectuales católicos en este país, no tenemos centros de formación ni revistas de circulación nacional importantes donde se plantee el pensamiento de los católicos.
Para el analista, Carlos Abascal es quizá uno de los funcionarios católicos del actual gabinete más armados, "pero la mayoría son católicos para misa, que siguen los rituales pero que difícilmente abren un libro de filosofía, difícilmente han trabajado a fondo lo que es el pensamiento histórico de la Iglesia en materia social".
-Lo apasionante es ver a futuro -sostiene Barranco-. Ante estas dos lógicas, la de los valores cristianos tradicionales y la de los valores empresariales, de superación personal al estilo de Miguel Angel Cornejo, cómo van a actuar, en una tercera lógica, la del poder, la del Estado.
Otro de los riesgos que avista Barranco es que un sector de la derecha católica, intransigente y fundamentalista, se envalentone con actitudes y expresiones de los actuales funcionarios católicos y realice actos de intolerancia y linchamientos.
Y un tercer riesgo tiene que ver con el debate del papel del Estado en materia religiosa. Es preocupante, según el analista, que a través del gobierno se apoyen organizaciones privadas que tienen vínculos con la Iglesia católica y se les otorguen subsidios visibles o soterrados.
"La sociedad tiene que estar muy atenta a eso y el gobierno debe ser el primer vigilante de que esto no ocurra". *
Mientras la jerarquía católica intenta encontrar su sitio frente al gobierno foxista, algunas de sus más relevantes figuras mantienen viva la llama de sus relaciones con el antiguo régimen. Así pudo constatarse, recientemente, en la misa oficiada por el cardenal Norberto Rivera en ocasión de la muerte del jefe del grupo Atlacomulco, Carlos Hank González.
El domingo 12 de agosto, en las suntuosas exequias del profesor Hank, el arzobispo de la ciudad de México fue generoso en la despedida: "No solamente supo cuidar y desarrollar los talentos que el Señor le dio sino también multiplicarlos... ¡Encomendamos a la misericordia de Dios a nuestro hermano Carlos, que supo ser buen administrador, que supo cumplir con constancia aquello que el Señor le había puesto en sus manos".
Las afirmaciones del cardenal Rivera son, para el experto Bernardo Barranco, "un acto de descaro. Carlos Hank fue un hombre que según la revista Forbes amasó una fortuna de mil 300 millones de dólares, cuando en 1954 era un pobre maestro. No es normal que alguien que ha sido funcionario público la mayor parte de su vida genere 2 mil 500 millones de pesos por año. Es una burla del cardenal, pues todos percibimos el estilo corrupto de Hank, que aprovechó los altos puestos que ocupó y la información privilegiada a la que tuvo acceso para amasar una gran fortuna. ¿Y qué significa eso de los bienes de Dios? ¿Bienes de Dios los construidos por la corrupción?"
Para Barranco, la actuación de Norberto Rivera parece inscribirse en una especie de teología al servicio del poder, "de perdonar estos abusos y otros más".
-¿Qué diferencia hay entre la relación que tenía la jerarquía católica con los poderosos del antiguo régimen, como Carlos Hank González, y los de este gobierno?
-En el pasado hubo relaciones subterráneas, soterradas y hasta vergonzosas entre la elite política y el alto clero. Las sostenían en lo oscuro y en secreto, y aunque (la jerarquía católica) siempre negó su vínculo con el PRI, tenía vasos comunicantes y una intensa relación de complicidades y lealtades entre cúpulas. Ahora los lazos no están tan claros. Se está configurando una nueva clase política, se están posicionando ciertos sectores gubernamentales con tentaciones pastorales y de prédica religiosa que confunden su papel.
-¿Lo que dijo el cardenal Norberto Rivera de Carlos Hank podría decirlo de los empresarios-funcionarios de hoy?
-Por supuesto que no. Hay que rastrear sus relaciones. La amistad del cardenal con Oscar Espinosa Villarreal, o el hecho de casar a una nieta de Carlos Hank en una ceremonia suntuosa, revelan los niveles de complicidad de la vieja parte de la Iglesia católica con el viejo régimen. Se está muriendo un viejo tipo de relación Iglesia-Estado basado en la vergüenza, esa parte del México antiguo de hipocresía social.
Según Bernardo Barranco, al oficiar la misa de Hank González, el cardenal Norberto Rivera simplemente fue congruente al mostrar su fascinación por el viejo sistema político priísta -"con estos empresarios que surgieron al amparo del poder"- y con su inclinación política.