VIERNES Ť 10 Ť AGOSTO Ť 2001

REPORTAJE

Nunca existió, pero el mito ya cumplió 130 años, según historiadores

Jesús Malverde: de bandido generoso a santo laico con prestigio regional/ I

CESAR GUEMES/ I ENVIADO

Culiacan, 9 de agosto. Nunca existió. No tuvo vida terrena si por ella consideramos nacer de manera biológica y morir de la misma forma. Jesús Malverde, el santo laico con mayor prestigio en Culiacán, Sinaloa, es producto no de las leyes naturales sino de las sociales, entre las que se encuentra la imaginación popular, más poderosa quizá que cualquier existencia corroborable por partidas de nacimiento o defunción.

Y pese a que su ser no es "de este mundo", ha cumplido con exactitud, según el cálculo de historiadores del mito, 130 años el presente 2000.

En efecto, los especialistas consultados para este reportaje, en diversos campos de las ciencias sociales, coinciden en que es preciso señalar una fecha de nacimiento y una de muerte para Jesús Malverde, cuya capilla se cubre de flores, se llena de música y de peregrinos de los más dispares sitios de México cada 3 de mayo.

Buscar la explicación al hecho de que un bandido generoso que nunca tuvo al menos un cuerpo que ofrecer a las autoridades se haya convertido en un santo laico, cuya influencia abarca un radio que nace en Culiacán, se extiende al norte hasta Los Angeles, California, y al sur hasta Cali, Colombia, puede ser laborioso, pero da cuenta del afán de una enorme cantidad de personas que se acercan a su capilla todos los días con una necesidad imperiosa que cubrir: la de contar con la certeza que si bien el trabajo diario puede ser arduo, alguien que mira las cosas desde una perspectiva digamos extraterrena, puede influir en la sinrazón de la vida cotidiana.

La posibilidad de que existieran en el pasado personajes a los que se les adjudicó el título de bandidos generosos es clara. La historicidad de estos individuos se remonta, al menos a Jesús Arriaga, Chucho el Roto, cuya presencia data de la mitad del siglo XIX y se remite geográficamente a las ciudad de México y al puerto de Veracruz, la primera en donde actuó en contra del stablishment y el segundo donde fue preso, en el penal de San Juan de Ulúa, del cual -aquí termina la historia y comienza la leyenda- escapó a fin de continuar con su modus operandi: robar a quienes por entonces más tenían para repartir el botín a medias con sus cómplices y el resto ofrecerlo a personas necesitadas que a cambio le brindaban la protección del silencio.

En otro momento, más cercano a nosotros en la historia y en la imaginería popular, se encuentran los casos más sonados aún que el de Chucho el Roto, puesto que disfrutaron de la posibilidad de la naciente radiofonía en México. El Ojo de vidrio y Felipe Reyes fueron en los años cincuenta y sesenta seriales transmitidos por la radio nacional. Ambos, desde luego, caen perfectamente dentro de la clasificación de bandidos generosos. El primero de ellos operaba, según cuenta la historia y en seguida la adaptación que de su vida se hizo, en la parte serrana de Nuevo León y diversas poblaciones pequeñas del noreste; el segundo, de corte muy distinto, variaba sus apariciones en rancherías aledañas a la ciudad de México.

La picaresca, la posibilidad de sustraer capitales y objetos de valor que no les pertenecían originalmente, el hecho de que mediante obras de caridad directa o indirecta repartieran el botín con las personas que estos seres consideraban merecedoras de una mejor distribución de la riqueza, unen a Chucho el Roto con El Ojo de vidrio, Felipe Reyes y Jesús Malverde, cuya posibilidad de existencia da comienzo, justamente, en el último tercio del siglo XIX y llega hasta 1909.Ťmalverde-drogas-sinaloa

La historiadora sinaloense Patricia Castro así lo señala: "Es preciso situar a Malverde, más que como un fenómeno de fe religiosa, como la interpretación que hace un poblado como Culiacán en cuanto lo que debería de ser una más justa división del trabajo y, por consecuencia, de sus beneficios. No es arbitrario asumir que la fecha de su nacimiento se ubique en 1870 porque si, como señala la mitología popular, muere prácticamente asesinado el 3 de mayo de 1909 y había conseguido enfrentar a varios gobernadores del estado, su periodo vital debió contar al menos con un promedio de 40 años. Esto es, alcanzó la plena madurez antes de morir, independientemente de que haya existido o no".

Producto de mitos y leyendas

-ƑA qué atribuiría usted el hecho de que no importe tanto la existencia comprobable de la vida de Malverde, sino su presencia a partir de la capilla que tiene en Culiacán?

-A que es producto de la mitologización del noroeste del país, zona rica en leyendas más o menos similares. Tomemos en cuenta que el área padecía una considerable depresión económica en la época en que se hace aparecer a Malverde en la vida social. Su actuar llevó, por ejemplo, a que la represión que a principios de siglo ejerció el gobernador Francisco Cañedo la achacara él mismo a la existencia de un bandido generoso llamado Jesús Malverde.

-Es curioso, sin embargo, que se llamara Jesús.

-Lo mismo que se apellidara Malverde. Las dos palabras tienen una explicación en realidad sencilla. Jesús es un nombre que evoca por antonomasia la generosidad y el bienestar común para el pensamiento occidental. Y la palabra Malverde se debe a que el camuflaje que pudo haber usado el personaje estaba confeccionado con hojas de plátano.

Si bien la vida de Jesús Malverde no está documentada más que a través de la tradición oral, históricamente los hechos van tornándose más complicados de explicar cuando se habla de su muerte, toda vez que ésta ocurre ya entrado el siglo XX y bajo el gobierno de Francisco Cañedo, hombre de carne y hueso que ha pasado sin problema alguno a la historia oficial.

La leyenda, que ha pasado de boca en boca desde aquella fecha hasta este inicio del siglo XXI, habla de que luego de un enfentamiento particularmente feroz con las fuerzas de la ley, Malverde se descubrió herido. Es de pensarse que en 1909 una persona lesionada por bala, como se entiende que le ocurre a nuestro personaje, escondida en la sierra de Culiacán, tenía muy escasas probabilidades de sobrevivir. La gangrena comenzó a actuar sobre una de las piernas de Jesús Malverde, que entonces era, si es que lo fue, uno más de los mortales.

Fue precisamente el gobernador Cañedo quien recibió al moribundo Malvede, acompañado por su compadre. La anécdota es relativamente sencilla: en cuanto se ve acosado por la enfermedad y con el paso del tiempo el precio por su captura va en aumento, Jesús Malverde se permite que la recompensa suba tanto como su cuerpo lo resiste, y cuando ya no puede más, le solicita a un compadre que lo entregue a cambio de la recompensa y que haga con ella tanto bien social como le sea posible.

De lo que se tiene noticia, desde luego oral, no es de que el sujeto que acompañó a Malverde en efecto repartiera el último botín de su compadre entre los necesitados y seguidores del bandido generoso, sino que aquí el personaje secundario desaparece tan anónimo como llegó a la tradición del bandido. Lo importante y significativo para la historia concreta y verificable es que el gobernador Cañedo prohibió, en un bando, que se le diera sepultura a Jesús Malverde, quien fue sujeto de pena de muerte por horca.

Es en ese momento, en esos escasos 10 o 20 días a partir del 3 de mayo de 1909, cuando da inicio la canonización laica de Malverde y pasa de ser bandido generoso a santo social, hasta ahora no reconocido por iglesia alguna. En un sitio de suyo cálido como es el noroeste, las personas que iban de paso miraban el cuerpo en descomposición de quien en vida había representado una amenaza para el estado de cosas en Sinaloa. Seguramente más por necesidad de cubrir de algún modo el cadáver que por piedad, en cuanto la soga se desprendió con el cuerpo y éste cayó al suelo, si bien nadie osó desafiar al gobernador cuando una fosa, así fuese mínima, prácticamente todos quienes pasaban por el sitio fueron aventando piedras sobre el cadáver de Malverde hasta conseguir levantar un montículo que de alguna manera era una tumba sin que se violara la ley establecida por el bando de Cañedo.

El mal a los menos, el bien a los más

A lo largo de los más diversos corridos y "mañanitas" que se han hecho en su nombre, la constante es que Jesús Malverde se dedicó a hacer el mal a los menos para hacer el bien a los más: auxiliar al desprotegido social y económicamente fue su divisa mientras vivió, al margen de que el hecho mismo de su vida sea real o forme parte del imaginario colectivo.

Es por ello que los exvotos que son visibles en su capilla, de la que hablaremos un poco más adelante, hablan sin lugar a dudas de gente de trabajo: envases con la primera pesca de camarón de la temporada, receptáculos de vidrio con lo que en algún momento fue el primer fruto de la cosecha de hortalizas, instrumentos musicales propios de la zona (acordeones, guitarras, pequeños tambores), y desde luego retablos donde se dan gracias al patrono de la capilla por los favores recibidos en una circunstancia de peligro de la índole más diversa.

Sin embargo, la fama de Malverde ha llegado a otros ámbitos: el tráfico de sustancias prohibidas por la ley. Así que no es extraño encontrarse agradecimientos anóminos, si bien grabados en material duradero y enmarcados en madera noble. Malverde se fue convirtiendo, al paso de muy poco tiempo, en santo lo mismo de pescadores y hombres de campo que de causas perdidas, como pueden ser las relacionadas con la violencia o con las actividades al margen de la legislación vigente.

Pero decir que Jesús Malverde es el santo patrón de los narcotraficantes mexicanos lo acota y no permite con ello adentrarse en el arraigo popular que su imagen ha generado. Bastan tres datos de lo que ocurre en la capilla para ofrecer una lectura que, si no resulta del todo distinta, es necesariamente complementaria de la primera impresión que se tiene al saber del personaje: desde 1973 a lo que va de 2001 se han entregado, de forma gratuita para los deudos, un promedio de 10 mil ataúdes; lo mismo ha ocurrido con un millar de sillas de ruedas y otro de juegos de muletas, a lo cual es preciso añadir que dentro de la propia capilla se ofrece un espacio, así sea reducido y con iluminación apenas mímina, para que funja como velatorio de familas necesitadas del servicio.

Si sumamos en pesos lo que comportan las donaciones que del templo de Malverde han salido en estos 17 años, hablamos de una suma muy considerable, la cual requiere de una explicación. Esta la tiene el señor Eligio González León, conocido como Eligio el capellán, quien desde 1973 se ha hecho cargo de la capilla.

-ƑDe dónde ha salido toda la ayuda, señor Eligio? ƑNo le parece que la caridad pública no da para tanto?

La media sonrisa en el rostro de González León presagia al menos parte de la respuesta:

-Yo le hablo de Malverde no como un santo que está en el cielo, sino como el nombre de un varón que ayudó mucho a la gente en vida y lo sigue haciendo desde donde esté.

-Eso no da cuenta de lo que necesitamos saber, señor, con todo respeto.

-No es falta de respeto preguntar, pero si lo que quiere saber es de dónde sale el dinero con el que vamos dándole un poco de bienestar a las familias más necesitadas o a personas solitarias que nunca tuvieron ni dónde caerse muertas, le respondo que el dinero que entra a la capilla es de procedencia honrada. No siempre estoy al tanto de todo lo que entra, pero sí de todo lo que sale. Me explico: en ocasiones vienen visitantes a hacer un donativo que va de los diez pesos a los 500, cuando más; pero hay veces que hemos recibido ayuda de personas que recibieron un favor y que rebasan esa cantidad. No estamos para negarnos: la capilla necesita sus reparaciones, sus cuidados, incluso hemos pensado en ampliarla todavía más, porque aquí ya no caben ni los milagritos ni la gente que viene a visitar a Malverde.

-ƑSabe usted si es, entre otras personas que confían en él, el santo patrono de los narcos?

-Se dicen muchas cosas. Yo pienso muy dentro de mí que un ánima como la de Malverde no hace distinciones en el oficio que tenga la gente que le pide un auxilio.

-ƑEntonces no niega esa posibilidad, don Eligio?

-No la niego, no, haría mal y a lo mejor estaría diciendo una mentira.

No es una mentira, aunque tampoco es toda la verdad. Al interior de la capilla, si se busca con dedicación y a lo largo de varias visitas, es posible encontrar los nombres escritos a medias, las iniciales o la sugerencia de que, en su momento, personajes como Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca, Miguel Gallardo Félix o el propio Señor de los Cielos, Amado Carrillo Fuentes, recibieron los favores del santo laico. No son nombres de sujetos comunes dentro del ámbito del narcotráfico, toda vez que cada uno de ellos en su momento representó una seria amenaza para el status quo sinaloense, aunque por otra parte también es cierto, y es bueno acordarse de ello, que los cuatro célebres tipos mencionados, entre otra media docena de menor altura, o ya no están en este mundo o se encuentran encarcelados. Lo que importa para el caso, pues, no es que Jesús Malverde sea o no el cuidador de los hombres y mujeres dedicados al narcotráfico, sino que entre la amplia gama de las personas que confían en su ayuda se encuentran los mencionados entre muchos otros, los más, dedicados a actividades del todo legales.

Sobre el capellán, Eligio González León, resta hacer acaso una observación interesante: se dedicó a cuidar la capilla de Malverde luego de que en 1973, en un asunto que no aclara él mismo, ni los corridos en los que ya circula su nombre, recibió cuatro balazos que lo mandaron directamente al hospital del cercano poblado de Tierra Blanca. Ahí lo atendiMalverde ilustracioneron y, según él mismo refiere, se encomendó al ánima del santo culiacanense y al poco tiempo pudo salir por su propio pie de la institución de salud.

-ƑEs por eso que cree en Malverde, don Eligio?

-Por eso, que no es poco. Y porque desde ese tiempo para acá me he sacado ya 12 veces la lotería. Premios chicos, pero premios al fin. Yo no tengo más trabajo que éste, cuidar que la capilla esté en buenas condiciones para que la gente se sienta a gusto cuando viene a visitar al ánima.

-ƑAnima? ƑNo es un santo?

-Pues dicen que todavía no, que eso lleva tiempo -afirma, ya casi para despedirse, el capellán.

Anima sin apoyo de la Iglesia

Es el promotor cultural y catedrático universitario Julio Bernal, nacido en Culiacán y especializado en historia del arte del noroeste, quien aclara: "Se dice de Malverde que es ánima porque el proceso de canonización mediante el cual se le confiere ese estatus a una persona con probados y reconocidos 'milagros' implica el apoyo de la Iglesia, en este caso de la católica. Algo que hasta el momento no ha ocurrido".

Según explica el ensayista Bernal para este reportaje, "lo que vemos en cuanto al fenómeno de Malverde es el sincretismo. Dentro de su pequeño templo o capilla, como se le conoce, pueden encontrarse lo mismo múltiples imágenes dibujadas o bustos basados en ellas de quien pudo ser en vida quien llevó ese sobrenombre, como varias decenas de ilustraciones del Sagrado Corazón o de la Virgen María. Eso implica un hecho que nadie en Sinaloa pone en tela de juicio: se ve al ánima de Malverde con los mismos ojos piadosos con que el devoto se acerca a las imágenes propias del catolicismo nacional. De este modo digamos que Jesús Malverde se suma a la fe de las personas que vienen a visitarlo, no hay divorcio entre la creencia de uno y otro. Ahí tienes los corridos, en un solo verso es posible encontrar el nombre de Malverde y el de algún santo reconocido por la Iglesia o la expresión de la deidad misma".

Es verdad: a lo largo de los años, incluso desde antes de que se llevara a cabo la ampliación de la capilla para convertirla en prácticamente un templo, han coexistido los cuadros de distintos personajes propios del catolicismo con los bustos, dibujos e incluso grabados de quien se dice fue Jesús Malverde. Su apariencia no entraña mayor misterio, como puede observarse en algunas de las viñetas que acompañan a este reportaje: si observamos la tipología del varón sinaloense o del noroeste del país, puede ser cualquiera de ellos: nariz recta, bigote poblado, frente amplia, cabello peinado hacia atrás, tez apiñonada.

Es la descripción general que corresponde a una cuarta parte de la población de Culiacán, lo cual implicaría que no hace falta tener rasgos distintivos para convertirse en ánima y hacerse de una sobrevida, sino representar, aglutinándolas, las soluciones a los problemas de orden personal y social de una población. Así lo explica el catedrático Bernal: "Las imágenes religiosas se parecen al común de la sociedad que las genera. Los santos orientales tendrán los ojos rasgados y quizá sólo en eso se asemejen a sus fieles, porque fuera de ahí son como el hombre de la calle, no hay manera de diferenciarlos ni siquiera por época. En el caso que nos ocupa, fijémonos en que si estuvieran juntos los retratos del ánima y del propio Pedro Infante, no habría grandes diferencias, podrían fácilmente ser de la misma familia. Recordemos que Infante nació en Guamúchil, y la forma del rostro de los hombres de ahí y los de Culiacán o Los Mochis es muy semejante en muchos casos. Es el corte del rostro del hombre típico del noroeste. Si nos pusiéramos a indagar de dónde puede provenir el dibujo de la cara de Malverde, tomando en cuenta sólo sus rasgos principales y cotejándolos con los de las otras cuatro grandes regiones del país, llegaríamos a la conclusión indubitable que se trata de un varón del noroeste o, cuando mucho, del noreste".

-Existen al menos dos corridos en los cuales el mismo Malverde dice: soy suyo porque ustedes son míos. Es posible que se refiera a esa calidad del parecido en los rostros.

-Seguramente se refieren a eso los corridos, aunque no solamente: ahí entra ya en juego un factor sociológico, que es el de la identificación. Malverde no es distinto de las personas que lo rodean en lo físico y no lo fue, según narran la historia y la leyenda, mientras vivió. Hablamos de un hombre humilde dedicado a labores de siembra que un buen día decide sublevarse, asaltar carretas y permitir que el botín fuera disfrutado no sólo por sus ayudantes, sino por las personas que se encontraba en el camino, todas ellas necesitadas y que lo veían como un benefactor, no como un ladrón.

-Propiamente un bandido generoso.

-Claro, cuando lo matan o cuando se dice que se entrega, la Revolución ha comenzado pero todavía en pequeños grupos, sin organización centralizada. El 3 de mayo de 1909, fecha que es considerada como de la muerte de Malverde, el porfirismo estaba por hundirse, pero todavía restaban muchas batallas por librar, de hecho las más importantes.