JAZZ
Antonio Malacara
Centro de jazz mexicano
CLARO QUE COMPARADO con Chipiculco, el movimiento jazzístico en la ciudad de México es muy intenso; existe casi una veintena de bares y cafés con una muy variada oferta de síncopas y fusiones, los músicos pueden encontrar ahí jale con cierta facilidad; y aunque en estos lugares no siempre (o casi nunca) encuentran la libertad o el terreno propicio para explayar ideas o experimentar patrones, seguramente esto es mejor que nada. Estudiar e interpretar standard (por más sobados que éstos estén) resulta más gratificante que acompañarle los "éxitos" a algún cantante de moda.
LOS
MUSICOS QUE en determinado momento cometieron la insensatez de decidir
dedicarse al jazz sabían de antemano que la ruta no era fácil,
que se tiene que picar piedra. No obstante, ellos y nosotros nos preguntamos:
¿dónde está el quehacer, la responsabilidad de los
administradores de la cultura en este país? Si a los empresarios
sólo les interesa hacer dinero o, en el mejor de los casos, adquirir
medio kilo de status y finura para su local mediante la programación
eventual de ¡jazz!, ¿quién va a entrar al quite?
LOS CICLOS DE conciertos en el teatro Benito Juárez, que tanto poder de convocatoria mostraron el año pasado y la primera mitad de este 2001, han quedado suspendidos en un compás de espera que ya huele a difunto. Las nuevas autoridades del Instituto de Cultura de la Ciudad de México no han dado la más mínima señal de quererlos continuar, y aunque los conciertos del Museo de la Ciudad sí se renovaron, ahí los espacios para el jazz son muy reducidos, agradecibles pero reducidos.
POR SU LADO, los músicos intentan reunirse para presionar o motivar de alguna manera los apoyos y abrir espacios alternativos. La primera propuesta es organizarse alrededor del Centro de Jazz Mexicano, AC, asociación que naciera en 1996 a iniciativa de Yuko Fujino, Enrique Nery, Ricardo Galindo y Arturo Colmenares. El Centro inició actividades editando un boletín informativo llamado Jam y promoviendo las actividades del jazz en este país, pero dado que cada uno de sus integrantes tenía que atender sus propias actividades profesionales, el boletín sólo duró cuatro números.
SIN EMBARGO, Y sobre todo por la constancia y energía de Yuko Fujino, en 1996, 97 y 99 organizaron exitosos conciertos con el pianista japonés Makoto Ozone. El primer año fue como solista en la Sala Nezahualcóyotl y en Monterrey. En 1997 regresó con su trío y volvió a presentarse en la Sala Nezahualcóyotl y en la ciudad de Aguascalientes. Y ya entrados en bastos, el Trío de Makoto Ozone vuelve dos años más tarde con una obra para trío de jazz y orquesta sinfónica, titulada Aguascalientes, y la presenta en aquella ciudad con un rotundo éxito (por cierto que esto quedó registrado en un programa de televisión).
HOY, EL CENTRO de Jazz Mexicano se ha reactivado y está convocando a un enorme número de músicos para iniciar un ejercicio de autogestión. Por lo pronto, están en pláticas con la Casa del Lago para organizar una serie de conciertos en corto tiempo; acaban, además, de reunirse para elaborar un documento que presentarán al Instituto de Cultura de La Ciudad de México, pues aunque ven lejana la posibilidad de que éste (el instituto) reinicie sus ciclos de jazz, quieren al menos dejar patentes todos los logros con los ciclos Jazz Martes y Más Jazz.
ADEMAS DE LOS fundadores de la asociación, Yuko maneja ya los nombres de Eduardo Piastro, Agustín Bernal, Héctor Infanzón, Iraida Noriega, Diego Maroto, Ricardo Benítez y muchos más. En cualquier forma, la convocatoria es abierta, por si algún músico o melómano no convocado quiere apuntarse.