LETRA S
Agosto 2 de 2001

Cuenta Conmigo

Juan Manuel

Para cualquier joven, las primeras experiencias sexuales son muy significativas, suelen ser motivo de emociones, ilusiones, placer, pero también de miedos, dudas, y hasta de vergüenza, culpa y arrepentimiento. El ejercicio de la sexualidad es parte importante en la construcción de nuestra identidad y en la formación de nuestra personalidad. Pero la falta de información y la negación de la sexualidad adolescente nos lleva a la mayoría de jóvenes a iniciar nuestra vida sexual en condiciones difíciles y riesgosas, y si eres gay o lesbiana eso se complica aún más. A diferencia de los chavos y chavas bugas, para nosotros los gay, el sexo conlleva una doble prohibición, ya que no sólo hacemos lo que está prohibido, sino, además, lo hacemos con quien está prohibido. Por eso es tan importante que, en primer lugar, desechemos los mitos y prejuicios que tanto hemos escuchado sobre la homosexualidad y la lesbiandad y las tomemos como lo que son: orientaciones sexuales tan legítimas como cualquier otra.

En los tiempos del sida, para un chavo gay resulta más problemático tomar la decisión de tener relaciones sexuales. Hacerlo sin información, sin protección y sin posibilidades de apoyo puede resultar en una experiencia desagradable o incluso fatal, cuando debiera ser todo lo contrario: una experiencia satisfactoria que te ayude a crecer como persona. No hay recetas que respondan a las preguntas de cuándo y cómo tener las primeras relaciones sexuales. La situación es distinta para cada persona. Lo que si podemos decir es que no basta con tener ganas, se trata de tomar decisiones conscientes y estar seguros y seguras de lo que se quiere y busca. No dejes que la gana te agarre desprevenida(o). Asegúrate que cuando llegue la ocasión, tú puedas decir sí o no sin problemas. Si no existen las condiciones, el lugar o la persona adecuados para hacerlo, pregúntate si vale la pena arriesgarse o si no sería mejor esperar.

Estar correctamente informados sobre la sexualidad es indispensable para disfrutarla sin consecuencias negativas. Recuerda que somos los únicos dueños de nuestros cuerpos y nadie puede obligarnos a hacer algo que no deseemos. Nadie debe discriminarnos por nuestra orientación sexual. Como seres humanos, tenemos derechos y debemos aprender a defenderlos. Si tienes dudas llámame, ¡Cuenta conmigo!
 
 

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