LETRA S
Julio 5 de 2001

Lenguaje y censura en la ONU


 

ls-sida


Antonio Medina

Desde el inicio de los trabajos preparatorios para la sesión especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre sida, un grupo de 56 países de corte conservador (del norte de África, musulmanes, China, Cuba y Nicaragua), encabezados por Egipto rechazaron enunciar en el documento final a los distintos grupos vulnerables en donde se concentra la epidemia, como usuarios de drogas intravenosas, hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH) y trabajadoras sexuales, por considerar que es "ofensivo y transgrede las normas morales y culturales".

Con la consigna de "no forzar temas sobre tópicos que son cultural, política e ideológicamente sensibles", el embajador de Irán, Bagher Asadi, se pronunció en contra de mencionar de manera explícita "la homosexualidad, la prostitución, a los drogadictos por inyección y los prisioneros", que se incluían en el borrador del documento final, antes del inicio de la reunión mundial donde se abordaba el tema de los "grupos vulnerables".

Al contrario de los países de la Unión Europea y del Grupo de Río, donde están la mayoría de las naciones latinoamericanas, los diplomáticos musulmanes y conservadores proponían que se incluyera en el documento final (el cual definirá las políticas mundiales para aminorar el impacto de la pandemia del sida) que "la homosexualidad masculina, la prostitución y las conductas sexuales irresponsables, son factores que ayudan a la diseminación del sida".

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, criticó severamente a los países que guardan posturas conservadoras sobre estos temas y aseguró que "no se puede hacer frente al sida con juicios morales y menos todavía estigmatizando a aquellos que están infectados y haciéndolos responsables".

Finalmente, la propuesta de los países conservadores no se logró plasmar en el documento final, pero sí consiguieron que se eliminara un párrafo apoyado por el grupo de Río (donde se encuentra México) y la Unión Europea, el cual proponía "elaborar para el año 2003 estrategias, políticas y programas nacionales, con un criterio participativo, para promover y proteger la salud de los grupos más vulnerables a la infección por el VIH, tales como los niños en circunstancias especialmente difíciles, los HSH, los profesionales del sexo y sus clientes, los usuarios de drogas inyectables y sus parejas, las personas confinadas en instituciones penitenciarias, los refugiados, las personas desplazadas internamente y las personas separadas de sus familias por razones de trabajo o por conflictos".

Organizaciones civiles de todo el mundo manifestaron su rechazo a los fundamentalismos religiosos y a las posturas conservadoras a la hora de votar el documento final denominado Ante una crisis global, una acción global, pues lo único que logran es obstaculizar que los gobiernos apliquen políticas específicas en los sectores realmente afectados por la epidemia, además de reforzar estigmas y la discriminación hacia esos sectores.