Lunes en la Ciencia, 11 de junio del 2001



 

Misterios de la bóveda celeste


La danza de las estrellas

Norma Avila Jiménez

estrellas binariasLa vida en el planeta Tierra surgió bañada por la radiación de la estrella más cercana: el Sol. La distancia precisa entre éste y nuestra casa en el espacio, así como las condiciones atmosféricas y el clima que la cobijaban hace aproximadamente 3 mil 800 millones de años, llenaron de fortuna al planeta azul, cuyos actuales habitantes desean conocer cómo son esas otras plateadas y rojizas luces que noche a noche iluminan la bóveda celeste. Algunas de estas estrellas, las menos ųcomo es el caso del Solų viajan solas entre el océano cósmico. Otras, la mayoría, lo hacen en pareja ųlas binariasų o en grupos pequeños. Su fuerza de gravedad las mantiene unidas en torno a un centro gravitatorio común, girando unas alrededor de las otras.

Las estrellas binarias pueden utilizarse como detectores de la materia oscura del Universo. Esto quiere decir que pueden ayudar a descubrir la materia que no ha podido detectarse con ayuda de los telescopios, pero que se sabe de su presencia por los efectos gravitatorios que ocasionan en otros cuerpos celestes.

 

En busca de la materia oscura

Los doctores Miguel Angel Herrera, Arcadio Poveda y Christine Allen, investigadores del Instituto de Astronomía, estudian cuánta materia oscura existe en la galaxia a la que pertenece el Sistema Solar y se ayudan de estas parejas celestes. Sucede que las dimensiones de las órbitas de las estrellas binarias son afectadas por las interacciones que sufren cuando en su camino se encuentran con objetos celestes. Datos estadísticos señalan que por lo general, la energía encargada de mantener unidos a estos sistemas estelares aumenta en promedio después de que sufren varias de estas interacciones, provocando que sus órbitas crezcan de tamaño, esto es, que se separen más. Los investigadores citados comparan cómo va cambiando la separación de las estrellas binarias, para deducir cuántos choques han sufrido y por lo tanto, con cuánta materia de la galaxia han interactuado.

Otro de sus hallazgos fue descubrir estrellas muy antiguas que permanecen unidas, en el halo ųparte exteriorų de nuestra galaxia, lo que no es frecuente, ya que entre más viejas son las estrellas, por los choques o interacciones que sufren con otros cuerpos celestes, tienden a separarse cada vez más, hasta independizarse una de otra. El doctor Herrera explica que eso se debe a que en el halo de nuestra galaxia no hay mucha materia, por lo que estos sistemas no han sufrido tantas interacciones como las que están en el plano de la galaxia.

 

Catálogos de sistemas binarios

Una importante aportación de este grupo a la astronomía internacional han sido la realización de los catálogos conformados por sistemas binarios de diversas edades.

Las órbitas de los pares de estrellas estudiados por Herrera, Poveda y Allen, tardan años en completarse, mientras que las órbitas de las binarias estudiadas por Rafael Costero, también investigador del Instituto de Astronomía, tardan sólo horas. Están tan cerca, que se convierten en caníbales, y en muchas ocasiones, la estrella más chica, pero que tiene más masa, le roba material a la más grande.

En estos pares de estrellas, llamados variables cataclísmicas, la estrella chica es una enana blanca, que es como finalizará nuestro Sol dentro de aproximadamente 5 mil millones de años. Cuando le cae el material de la otra, más grande, se forman discos que brillan intensamente, debido a la gran cantidad de energía que acumulan. Llega un momento en que tanta absorción de energía provoca inestabilidad en el disco de polvo y gas que gira alrededor de la enana blanca, o en la enana misma, lo que da lugar a reacciones nucleares.

 

Los peculiaridades de NGC 2346

Una de las investigaciones realizadas por el maestro Rafael Costero y que ha dado resultados inesperados, es el caso del sistema binario de una nebulosa planetaria. Se trata del objeto NGC 2346 que está en la constelación Monóceros. Este sistema binario no tiene órbitas tan cerradas como las variables cataclísmicas, pero es posible que eventualmente llegue a convertirse en una de éstas.

Lo que sucedió con NGC 2346 es que una de las estrellas está finalizando su ciclo de vida, y ųtal como le pasará a nuestro Solų después de convertirse en estrella gigante roja, formó una nebulosa planetaria ųuna anillo de gas y polvo que queda alrededor del núcleo de la estrella que está muriendoų, quedando junto su estrella acompañante. Lo que observó este investigador en conjunto con los astrónomos Tapia, Roth, Echevarría y Méndez, fueron las variaciones de brillo en el sistema binario, que tiene una órbita de 16 días. Por los datos obtenidos, sospechan que esa variabilidad es resultado de nubes de polvo que orbitan el sistema binario y se atraviesan delante de esta pareja. Esas nubes de polvo se han formado dentro de la nebulosa planetaria con el material expulsado por la estrella moribunda y esto, aunado a que dentro de la nebulosa hay condensaciones, en un futuro podrían dar lugar a la formación de nuevos planetas.

La danza de las estrellas, a veces en pareja, a veces en grupo... y a veces como bailarinas solistas.


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