DOMINGO 20 DE MAYO DE 2001


Al chiquinforme no le salen las cuentas

Cuando Vicente Fox anunció, como triunfo de su gobierno, la apertura de 860 tiendas de Diconsa (el programa de abasto para los más pobres del país) y la reducción de 9% en los precios de sus productos, olvidó un par de detalles: que también cerraron 800 tiendas consideradas "inoperantes" y que la reducciónde precios no ha llegado a los lugares más retirados. Lejos de la imagen de bonanza que dibujó el Presidente en su balance, Diconsa es una empresa descapitalizada, que en los dos últimos años ha perdido 25% de sus ventas, y que enfrenta una crisis administrativa que --dicen algunos-- la tiene a un tris de la quiebra técnica. Eso sí, Fox puede presumir que las tiendas creadas en su gestión tienen un nuevo look, preparado ex profeso para lucir las acciones de los primeros 100 días de gobierno

Diconsa al borde de la quiebra

 
Daniela PASTRANA

Iban a ser tiendas modelo, con un sistema de comercialización estilo Oxxo o Super Siete. Tendrían nuevos colores, con un diseño audaz, que les daría un "toque de elegancia y modernidad". Estarían equipadas con estantes desmontables "forrados de formaica blanca", canastillas, contenedores, básculas, refrigeradores, pistola etiquetadora y portaprecios de acrílico, entre muchos otros artículos.

Pero lo más importante es que prestarían nuevos servicios: telefonía rural, correo, pagos de Progresa, paquete básico de medicamentos, envíos al extranjero y hasta cajeros automáticos para que las señoras pudieran cobrar sus 300 pesos mensuales con tarjetas de débito.

En el imaginario del director general Diconsa, Cuauhtémoc Sánchez Osio, y algunos otros funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social, las 22 mil 900 tiendas del programa de abasto rural --que garantiza el abasto de productos básicos a 30 millones de pobres de 70 mil comunidades marginadas-- podrían transformarse en una exitosa cadena comercial.

NUESTRA TIENDA-1Por lo menos, eso queda en el espíritu del proyecto "Nuestra Tienda", concebido en el marco del plan de acción de 100 días del gobierno federal y que finalmente fue cancelado. Pero no antes de que se "estilizaran" las fachadas de 30 almacenes rurales y mil 700 tiendas (entre ellas, claro, las 860 creadas en esta administración) con un diseño abstracto que, a decir del director de Diconsa, "sigue la línea de la imagen institucional de la Presidencia".

El proyecto ?del cual Masiosare tiene una copia? y la pintura de los locales costaron casi 3 millones de pesos, cifra que equivale al capital en inventario de tres almacenes (es decir, el abasto de 240 tiendas) y, según fuentes de alto nivel de la secretaría, fue cancelado porque Sánchez Osio lo autorizó sin contar con el aval del consejo de administración.

El funcionario tiene otra versión: "En el consejo de administración el tema no se analizó. No es su función". Y en todo caso --sigue--, es una "opción de eslogan" que será evaluada junto con otras en junio, siempre sí, por el consejo de administración, como parte de un proyecto de "convertir a las tiendas en centros de convergencia de la comunidad".

Como idea, se oye bien. Pero no queda claro de dónde saldrán los recursos para, por ejemplo, renovar los 600 vehículos de Diconsa que ya no funcionan o para instalar refrigeradores en las 5 mil tiendas que ni siquiera tienen luz.

"No serían recursos de Diconsa", insiste el entusiasta funcionario, antes de aclarar que "con o sin eslogan", las tiendas tendrán, en breve, nuevos servicios que permitan "aprovechar el viaje", atraer compradores, abaratar costos, elevar ventas, hacer más eficiente la distribución y convertir a la empresa en "la mejor opción de abasto en cualquier mercado interno". Es decir, ya no será "Nuestra Tienda", pero tendrá su espíritu.

*Las malas cuentas del Presidente

Si nos atenemos al balance que presentó el miércoles Vicente Fox, son pocos los logros de la política social. El Presidente ni siquiera mencionó, por ejemplo, su publicitado programa de microrregiones para combatir la pobreza. Lo que sí presumió fue que se abrieron 860 tiendas rurales de Diconsa y se bajaron los precios 9%.

Pero las cuentas de Fox no pasan la primera revisión.

Veamos. En octubre del año pasado, según informes oficiales, Diconsa tenía 22 mil 886 tiendas rurales. Ahora tiene 22 mil 900.

¿Mintió Fox? Sólo a medias. Le faltó decir que este año se han cerrado casi el mismo número de tiendas que se abrieron, y que, por cierto, la mayoría de las nuevas tiendas se instalaron en comunidades ubicadas en el programa de 250 microrregiones.

"No hay engaño --jura Sánchez Osio--. Las tiendas que cerraron podían estar contabilizadas en el catálogo, pero tenían una rotación de cero, es decir, que prácticamente ya no funcionaban".

Será el sereno, pero la imagen de bonanza que dibujó el presidente Fox está muy lejos de la realidad de Diconsa.

En un diagnóstico interno de la empresa se destaca que en los últimos dos años el programa registró caídas en sus ventas de 7.7% a precios corrientes y 28% a precios constantes. En cambio, los costos de operación aumentaron de 689 millones en 1998 a 730 el año pasado. Y el presupuesto federal se redujo a 515 millones, es decir, la mitad de los recursos que tenía en 1995.

El futuro de la empresa parece, de menos, incierto.

Del presupuesto del año pasado se dejaron de ejercer 300 millones de pesos (hasta ahora, el anterior director y actual responsable de Liconsa, Juan Mora, no ha acertado a explicar convincentemente ese subejercicio) y del presupuesto de este año todavía no hay recursos.

"Estamos descapitalizados --dice María José Arellano, representante del consejo rural de abasto del estado de México-- tenemos reportes de una deuda de 500 millones de pesos a los promotores y en todo el capital invertido en almacenes y tiendas no hay 350. Casi es una quiebra técnica".

"La cifra de 500 millones es falsa --replica Sánchez Osio--, se deben 200".

El funcionario no niega el déficit, pero presume que gracias a sus gestiones, la situación de Diconsa no es peor, pues los vencimientos a proveedores llegaron a acumular mil 107 millones en diciembre pasado.

*"No me hables de pobres"

3 de mayo. Una comisión de representantes de los consejos rurales de abasto --enlace de la organización comunitaria-- se reúne con la secretaria de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota. Se quejan del trato autoritario y prepotente de Cuauhtémoc Sánchez y le exigen otro interlocutor (desde ese día sólo hablan con Rafael Domínguez, coordinador sectorial de Sedeso).

El director de Diconsa permanece callado. Al salir, le dice a Francisco Luján, representante del consejo de Chihuahua: "Oye mano, ya no me hables de pobres, porque me deprimes".

Por si le faltaran problemas a Diconsa, la actitud asumida por Sánchez Osio, master en administración pública en Harvard, ex secretario particular de Fausto Alzatti y ex director del Programa de Atención a Zonas Prioritarias (proyecto estrella de Esteban Moctezuma en la Sedeso), ha unificado el consenso en su contra.

"Es prepotente, déspota y autoritario --define Franco Torres, representante del consejo rural en Guerrero--. No tenemos nada que hablar con alguien que no escucha y a quien no le importa lo que digamos".

NUESTRA TIENDA-2El funcionario se defiende: "No tengo esa percepción, al contrario, siento que la interlocución con las comunidades ha sido extraordinaria", dice. Y apunta sus baterías a los representantes de los consejos: "Hay algunos que quieren monopolizar las interlocuciones, pero nadie se puede abrogar la representación de 300 consejos en el país".

El relevo en la dirección de Diconsa, empero, se ha bara-jeado en el escritorio de Sánchez Mota en las últimas semanas. Entre otros, se menciona a Oscar Navarro, ex secretario particular de Luis Donaldo Colosio, ex delegado de la Sedeso en Jalisco y hasta hace unos días director de Protección Civil.

No dejan de ser especulaciones.

"No quieren que parezca que los consejos pueden quitar y poner directores", cuenta una fuente de primer nivel en la Sedeso.

Y es que los nuevos funcionarios de Desarrollo Social sienten un tufillo clientelar en los consejos comunitarios, incubados en la época de Solidaridad. Sobre todo, porque ya han dado muestras de su capacidad de movilización.

Hace dos años se enfrentaron al temido subsecretario de Egresos de Hacienda, Santiago Levy, y evitaron que se eliminara el presupuesto del programa. El año pasado el pleito fue con Juan Mora, actual director de Liconsa, por los 300 millones de pesos que no se ejercieron.

Pero Sánchez Osio no se ayuda. Hace una semana, en un artículo publicado en el diario Milenio, del cual es colaborador, describió a Verónica Castro en Los ricos también lloran como "una naquita bien dotada".

--Causó revuelo su expresión --se le comenta.

--Fue un chiste.

*"Nuestra Tienda"

El documento no tiene desperdicio.

Se llama Manual de imagen Nuestra Tienda y en su presentación explica que dicha frase "promueve que la comunidad desarrolle un sentido de propiedad con respecto a las tiendas".

Pero además, indica que los "elementos espontáneos y libres" de la composición reafirman "la idea de frescura, cambio y modernidad" que tendrán las tiendas, a través de sus nuevos servicios: telefonía rural, correo, pago de Progresa, paquete básico de medicamentos, pago de envíos al extranjero y cajeros automáticos.

La tipografía tiene la particularidad de combinar dos fuentes, para darle "un toque de modernidad y de elegancia".

El logotipo "proyecta ideas universales de bienestar y armonía", con "imágenes amigables fáciles de identificar en su forma abstracta"

Los colores dan "sobriedad y novedad, que se requieren para la imagen de la empresa" (azul), "viveza a la composición" (amarillo), pero se mantiene el verde y rojo "para no transgredir el posicionamiento previo, reforzando así un sentido nacionalista".

Hay muestras de aplicaciones en papelería, vehículos y distintos tipos de fachadas.

En otro documento, llamado Manual para el diseño del interior y exterior de la tienda, se establece una "nomenclatura de lay out" para tiendas de autoservicio y de mostrador.

En la primera se define el surtido: atún, sardina, chiles, salsas, café, chocolate, leche en polvo, cereales, gelatinas, mermeladas, galletas, aceites, sopas, sal, consomés, azúcar, frijol, arroz y maíz. Refrescos y perecederos. Dulces y botanas. Artículos de farmacia. Detergentes y blanqueadores. Jabón de tocador, desodorante y shampoo.

La segunda define el equipo: Refrigerador. Teléfono. Cajero automático. Pago de servicios. Contenedores para granos. Buzón. Lista de precios y horarios. Baños. Estantes con charolas ajustables y desmontables. Caja registradora. Mueble de revisión "forrado de formaica blanca con autoadheribles de imagen comercial". Pistola etiquetadora de precios. Báscula de 120 kg para recibo de mercancía y otra de 5 kg. Portaprecios de acrílico, y horario en estireno.

La pregunta es inevitable: ¿alguna vez los creadores de tan entusiasta proyecto han visto una tienda rural, digamos, de la Huasteca? ¿O de la Montaña de Guerrero? ¿O de la Costa Chica de Oaxaca?

El tema parece incomodar a Cuauhtémoc Sánchez.

"Es un eslogan que buscaba darle frescura al diseño. Sólo es una opción, que en lo particular me parece interesante".

La "opción" de nuevo diseño, empero, ya está en 30 almacenes y mil 700 tiendas, que se pintaron entre febrero y marzo, justo en el marco del plan de 100 días de gobierno que la marcha zapatista le opacó a Fox.

"Se pintaron porque hay tiendas que tienen años de deterioro", dice el director de Diconsa. Y nada lo mueve de ahí.

¿Por qué no se pintaron con el diseño anterior?

"Se decidió al momento de poner la imagen oficial (de la Presidencia) que tiene el águila estilizada y el listón. Eso nos permitía palpar la aceptación en las comunidades".

* * *

El año pasado, se inició en Veracruz un programa piloto para que Progresa se pagara en las tiendas de Diconsa a través de Banrural.

El programa fue vetado por el mismísimo Santiago Levy.

"Se convertirán en tiendas de raya", argumentó.

Ahora, el pago de Progresa en las tiendas de Diconsa es sólo uno de los proyectos considerados entre los "nuevos servicios" que ofrecerá el programa de abasto.

Hay otros, que buscarán convertir las tiendas en "centros de integración" de la comunidad: incorporar el programa de Liconsa, y que Diconsa sea el proveedor único del Instituto Nacional Indigenista y del DIF (en este caso es más difícil, porque se organiza a nivel estatal).

Pero lo que más emociona al director de Diconsa son dos proyectos personales: sistematizar los procesos administrativos, a través de la reestructuración del diseño de operaciones, y la "automatización" de los almacenes rurales, que se logrará con sensores ópticos de códigos de barras para tener un control más eficiente de los inventarios.

A saber. Lo cierto es que, aunque su director asegure que "bien administrado", el presupuesto "podría robustecer a Diconsa", si algún día comienzan a fluir los recursos federales no alcanzarían ni para cubrir los gastos de operación. Mucho menos para reducir sustancialmente los precios de los productos, como anunció Fox.

Por una simple razón: ninguno de los gigantes privados que llenaron el hueco del Estado con el desmantelamiento de Conasupo (Cargill, Continental Grain, Alsur-Contri, Comagro, Finco-Acosa) tiene la capacidad de abasto que tenía la paraestatal. El subsidio de su operación (calculado entonces en 544 pesos por tonelada) implicaría un aumento sólo en el precio final del maíz de, por lo menos, 50%.

Por eso, los defensores de Diconsa aseguran que es imposible usar los criterios de la iniciativa privada en la estructura administrativa del programa.

"Las comunidades rurales de alta y muy alta marginación, en donde el poder adquisitivo de la gente es muy limitado y se caracterizan por la ausencia de servicios básicos, presentan condiciones poco atractivas para la inversión privada", dice un análisis interno.

Sánchez Osio tiene otra percepción: "La principal causa por la que el proveedor no abastece bien es que le debes dinero", dice, antes de explicar que por el "sobreinventario" que hay en los almacenes generales, se ha pensado que los proveedores entreguen los productos a los almacenes rurales.

"Lo que importa es que quien pueda hacerlo más barato lo haga", dice. Luego matiza: "no se tiene la idea de desaparecer los almacenes centrales, sino que funcionen más como expendedores. Donde se está pensando cerrar serán lugares que estén muy cerca de reexpendedores".

Igual que las tiendas, pues.

"Lo ideal sería abrir por lo menos mil 200 más este año, pero aquellas que no tengan pertinencia social se tendrán que cerrar".

Con razón los números no le cuadran a Fox.*