LETRA S
Mayo 3 de 2001
Editorial

Es muy difícil sostener que un aumento del 15 por ciento a medicinas y alimentos no afectará a la población de escasos recursos, y que por lo contrario la beneficiará. Pero el gobierno federal se empeña en tratar de convencer a la gente, con ese galimatías, de las bondades de eliminar la tasa cero a los productos básicos, y llama "mentirosos" a quienes sostienen lo contrario. Para ello ha desplegado toda su capacidad mercadológica sin lograr siquiera convencer a la fracción panista del Congreso.

Han sido muchos los argumentos esgrimidos para desmentir al gobierno. Entre ellos destacan los que demuestran que regresarle el IVA "copeteado" (los famosos 108 pesos) a los pobres más pobres es sólo un paliativo que no resuelve nada y sólo sirve de argumento retórico y demagógico para apoyar la reforma fiscal, pues, entre otras cosas, el gobierno no cuenta con un padrón confiable de la pobreza. El otro argumento es la falta de claridad sobre el destino que tendrían los recursos recaudados. El gobierno se ha cansado de decir que servirán para aumentar el gasto social, pero no ha señalado a qué rubros se destinarán, ni el mecanismo ni el monto real.

En este número añadimos dos argumentos más: el impacto negativo que tendrá la medida en los programas de dotación gratuita de medicinas y alimentos a la población más desprotegida y la ampliación de la cobertura de los servicios de salud que realizan algunos gobiernos estatales e instituciones como el IMSS. Y sobre todo, la amenaza que representa dicho impuesto a la salud y economía de las personas afectadas por el VIH/sida. Pese a lo que digan las autoridades de Salud, muchos activistas, médicos, pacientes y familiares perciben al IVA como un virus que mermará aún más las exiguas defensas económicas de las familias afectadas por la epidemia.