DOMINGO Ť 29 Ť ABRIL Ť 2001

Ť "Habrá combate" si lo intenta, advierte

No le preocupa a Castro que el juez Garzón pudiera ordenar su arresto

DPA, AFP Y REUTERS

La Habana, 28 de abril. El presidente cubano, Fidel Castro, declaró que "no albergo ni albergué nunca la más mínima preocupación" de que el juez español Baltasar Garzón pudiera ordenar arrestarlo, pero señaló que si así fuera en España o cualquier otro país de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) deberán saber que "habrá combate".

Mientras, en el barrio habanero de Caimito unos 40 mil cubanos se manifestaron contra la política hostil de Estados Unidos y el bloqueo económico, en un acto encabezado por el primer vicepresidente y mi-nistro de Defensa, general Raúl Castro, y otros comandantes de la revolución.

"Soy revolucionario y moriré siéndolo, y si algún juez o autoridad de España o cualquier otro país de la OTAN intentara alguna vez arrestarme, haciendo uso de arbitrarias facultades extraterritoriales y violando derechos sagrados, debe saber de antemano que habrá combate, sea cual fuere el lugar donde intenten hacerlo", advirtió Castro en declaración al diario oficial Granma.

Dijo saber que "la mafia terrorista" cubano-estadunidense está detrás de "esos trajines con muchas esperanzas puestas" en Garzón, en alusión a que en en días pasados el polémico juez español desestimó un proceso en su contra promovido por los anticastristas de Miami ante su carácter de jefe de Estado en activo, en que acusaban al mandatario de graves violaciones a los de-rechos humanos en la isla.

"No albergo ni albergué nunca la más mí-nima preocupación por el señor Garzón. Sencillamente no estoy bajo su jurisdicción, ni tampoco de las leyes españolas", dijo.

Otro procedimiento similar fincado en Francia tampoco prosperó, en lo que constituyeron recursos que buscaban emular el proceso contra Augusto Pinochet de octubre de 1998, que lo mantuvo bajo arresto domiciliario en Londres durante 503 días y del que el dictador chileno se salvó de ser extraditado a España, donde lo reclamaba Garzón, pues Gran Bretaña lo regresó a Chile por "razones de salud".

Castro aseveró no estar bajo la jurisdicción de Garzón ni de las leyes españolas, como tampoco pueden tener carácter extraterritorial la ley Helms-Burton ni las demás nacionales de Estados Unidos, y puntualizó que "no deben existir leyes de carácter ex-traterritorial porque sólo serían un arma pe-ligrosa en manos de los estados más poderosos contra los países pequeños que se re-belen contra sus intereses", y en este marco denunció la guerra económica sufrida por Cuba durante más de 42 años.

Recordó los golpes de Estado apoyados por Washington en América Latina, además del suministro de armas, ayudas económicas y entrenamiento en su territorio a miles de "torturadores en las técnicas más refinadas para obtener información y sembrar el terror", cuando "ni siquiera la Gestapo de Hitler había llegado a semejante crueldad".

Se preguntó por el hecho de que ningún funcionario de Estados Unidos responsable de esa "criminal política" haya sido incluido en el proceso contra Pinochet. Por lo tanto, dijo abogar por la existencia de un orden legal mundial contra el genocidio y los crímenes de guerra con "normas rigurosas y precisas".

Castro indicó que se requeriría de un ór-gano de justicia absolutamente independiente, bajo la supervisión de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y "nunca bajo el Consejo de Seguridad mientras exista el derecho a veto que concede privilegios excepcionales sólo a cinco países, entre ellos Estados Unidos".

Por último, el mandatario calificó de "idiotas" a los que dudan de la existencia de derechos humanos en la isla, tras la condena en Ginebra al país por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, al cuestionar que en una sociedad "capitalista y ex-plotadora" puedan respetarse tales valores.