LETRA S
Abril 5 de 2001
¿Cómo cuidar la próstata y detectar sus posibles disfunciones?
 
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Modo personal de valorar la superficie prostática.
 
 
 
 
CARLOS BONFIL

 

Pocos hombres conocen la fisiología y funciones de su próstata, una glándula sexual en continuo crecimiento --desde su minúsculo tamaño en la niñez hasta su dimensión de avellana en la edad adulta. Pocos saben también que el crecimiento irregular de la misma, acompañado de anomalías celulares, es a menudo responsable de uno de los cánceres más insidiosos y silenciosos en el hombre adulto, particularmente en el adulto mayor. Como en la mayoría de los cánceres, su prevención oportuna limita considerablemente sus efectos devastadores. A continuación, algunos datos básicos sobre esta glándula y su comportamiento.

ls-piernasLa próstata produce parte del líquido seminal que protege y alimenta a las células espermáticas, y rodea la parte superior de la uretra, el conducto que transporta la orina y el semen fuera del pene. Los nervios ubicados cerca de la próstata participan también en el proceso de la respuesta sexual masculina. Las razones por las que la mayoría de los hombres desconocen la naturaleza y comportamiento de su próstata, son de orden cultural. Al encontrarse dicha glándula situada a lado de la vejiga urinaria, es decir, encima de la base del pene y a la altura de la pelvis baja, su inspección rutinaria sólo puede realizarla correctamente un médico, de preferencia urólogo, mediante el tacto rectal o a través de la introducción de una sonda en la uretra. La resistencia de muchos pacientes a dejarse inspeccionar en dichas áreas es mayor de lo que comúnmente se supone. Prejuicios, atavismos culturales, y una buena dosis de machismo, vuelven dichas zonas intocables, casi inviolables, por lo que muchos pacientes (hasta 80 por ciento, según informa Antonio Sánchez Vega, urólogo del IMSS en Oaxaca) acuden al médico sólo cuando los síntomas de un desarreglo prostático son muy evidentes, es decir, de manera muy tardía. A esto habrá que añadir que la evolución de una enfermedad maligna en la próstata es muy lenta y que los síntomas se confunden fácilmente con los de un crecimiento prostático benigno. Por lo general, estos síntomas se presentan después de los cuarenta años, e incluyen: la dificultad para comenzar o terminar de orinar, la potencia reducida del chorro de orina, el goteo al final de la micción, dolor o ardor al orinar, y la elevada frecuencia con la que se orina durante la noche en pequeñas cantidades. Existen otros síntomas que indican una agravación del padecimiento: eyaculación dolorosa, sangre en la orina, incapacidad de orinar y un dolor continuo en la parte baja de la espalda, en la pelvis, o en la zona superior de los muslos.

Los síntomas mencionados pueden presentarse en padecimientos muy ajenos al cáncer de próstata, desde el mencionado crecimiento benigno de la próstata hasta la presencia de microorganismos infecciosos en el conducto de la uretra. Algunos trastornos renales ocasionan de igual modo dificultad y dolor en la micción. De esta manera, sólo la inspección directa, vía tacto rectal, puede permitirle al médico valorar el tipo de padecimiento que presenta el paciente y su posible gravedad. Para entender mejor estos síntomas, es importante saber que el crecimiento normal de la próstata ocasiona que esta glándula llegue a oprimir y bloquear parcialmente el flujo de la uretra, la cual se adelgaza por dicha presión, ocasionándose así algunos de los síntomas mencionados.

Es preciso señalar también que el cáncer de próstata ocurre rara vez en personas menores de 55 años, y que más de 75 por ciento de los hombres diagnosticados son personas mayores de 65 años. Se desconocen las causas de este tipo de cáncer, pero se sabe que una dieta alta en grasa animal puede aumentar el riesgo de desarrollarlo y que los factores genéticos juegan también un papel importante en su aparición. Como en el caso del cáncer de mama, el riesgo de desarrollar un cáncer de próstata aumenta en relación al número de familiares cercanos que han presentado la enfermedad.

El crecimiento de la próstata se ve continuamente estimulado por la producción de la hormona llamada testosterona, y aunque al alcanzar los cincuenta años los testículos pierden buena parte de su vitalidad y de su capacidad para producir dicha hormona, la próstata, por su lado, sigue creciendo. Debido a este crecimiento continuo, con la edad se incrementan también todo tipo de alteraciones en el flujo normal de la orina. Por ello se recomienda cada vez más que los hombres mayores de cuarenta años adopten la costumbre de consultar por lo menos una vez al año a un urólogo, y que éste proceda a un tacto rectal a fin de valorar la superficie y volumen de la próstata, y detectar oportunamente cualquier cambio significativo. El paciente debe describir con detalle cada síntoma, por penoso o delicado que pueda parecerle. El doctor Wedford Waters del departamento de urología, del centro médico universitario de Maywood, Illinois, señala: "Es asombroso el número de personas que se niega a hablar de sus penes, incluido el tema de la orina.". Y en seguida advierte: "Si usted no logra orinar bien, evite por favor tener que llegar a una sala de emergencias, ya que una micción difícil, pero fácilmente remediable, puede producir, si se le ignora, fuertes daños renales y otras complicaciones muy serias."

 

Fuentes consultadas

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Boletín de la Secretaría de Salud, mayo del 2000.

Daniel Wolfe, Men like us, complete guide to gaymen's sexual, physical and emotional web being.

Ballantine Books, New York, 2000