JUEVES Ť 22 Ť MARZO Ť 2001
Ť Los zapatistas nos negamos a ser números y no nos vendemos, advierte
Terminen sus estudios y sigan luchando fuera de las aulas, pide Marcos a alumnos de la UNAM
Ť Ninguna institución privada puede ocupar el lugar que ocupa la Universidad Nacional
Ť Se equivocan quienes piensan que terminará por desgastarse en pugnas internas, afirma
KARINA AVILES Y ENRIQUE MENDEZ
En voz del subcomandante Marcos, la comandancia zapatista pidió a los estudiantes de la UNAM que sin dejar de luchar terminen sus estudios y se vayan de la universidad, porque ésta con todo y ser universal es limitada y afuera hay otro universo para que luchen ahí, ''y afuera estamos nosotros''. Realizó un reconocimiento a la Universidad Nacional, porque ''por mucha publicidad que paguen las universidades privadas ninguna de ellas puede ocupar el lugar que tiene'' la institución.
''Queremos pedirles que estudien y luchen, que sin dejar de luchar terminen sus estudios, que se vayan de la universidad, que no se queden en ella, que la universidad con todo y ser universal es limitada, que allá afuera hay también otro universo y son necesarios y necesarias ahí para que luchen ahí, que allá afuera estamos nosotros y muchos otros como nosotros, que con nosotros tienen un lugar y no un número, que no hagan de la juventud que tienen el pretexto para intentar hegemonizar y homogenizar al otro alumno, al otro profesor, al otro trabajador, al otro que es diferente''.
Los 23 comandantes y un sub están en la explanada de la Universidad Nacional. La institución que para los zapatistas es un honor visitar, porque ''por mucha publicidad que paguen las universidades privadas -afirma Marcos- ninguna de ellas puede ocupar el lugar que la Universidad Nacional Autónoma de México tiene y que le han sabido ganar quienes la trabajan, la estudian, la viven''.
Los aplausos estallan y el goya universitario hace un recorrido que se va repartiendo en ecos por todo el campus. La universidad, dice el rebelde, es un ''universo de pensamientos que aprenden a convivir que no a sucumbir unos frente a otros''. Entonces, los unamitas se miran las caras como recordando el pasado reciente.
No venimos a ahondar heridas
''Sabemos también que hay heridas profundas en uno y otro lado. No hemos venido a ahondar las unas o las otras, tampoco a erigirnos en juez que dicta sentencia'', según el voluble manejo de los medios que ''un día absuelve y el otro condena. Ojalá y quienes no escatimaron críticas y calificativos despectivos por el movimiento de huelga pasado, hoy reconozcan que se están sentando ya las bases para un gran proyecto tolerante e incluyente de defensa de la universidad pública y gratuita'', manifiesta. Estas últimas palabras que tanto han dolido y luchado en la universidad provocan que los universitarios levanten la mano izquierda, unos con el puño firme, otros con la V de la victoria.
Marcos continúa. Allá arriba -vuelve el rostro hacia la torre de rectoría que está a sus espaldas y dice que está en donde la vio la última vez- ''desean una universidad atrapada en el falso dilema del inmovilismo o la acción irreflexiva, cualquiera de estas dos opciones beneficia a quienes han puesto en la mira privatizadora la educación superior, la energía eléctrica, el petróleo, el patrimonio cultural, los pueblos indios y la nación entera''.
Quienes piensan -añade- que la UNAM terminará por desgastarse en pugnas internas, pronto verán su error. Y señala que frente a los zapatistas están algunos de los mejores hombres y mujeres de México, y ''sus acciones habrán de despertar la admiración y el respeto no sólo de quienes ya los queremos y admiramos, también de otros que, como nosotros, luchan por la dignidad''.
El subcomandante Marcos habla a los jóvenes y a los adultos, a los ancianos, que también están allí, y los lleva a una ventana para asomarse al futuro en donde no hay más que números.
Existencia cifrada
Desde la adolescencia, ''somos el número de cuenta en la escuela, en la juventud sumamos a los 18 años el número de la credencial de elector y el número del Registro Federal de Causantes. A partir de ahí, la madurez se alcanza sumando más números'': el de la tarjeta de crédito, de la cuenta de banco, de la licencia de manejo... Luego, dice, ''seremos un número en la encuesta, en el índice de la pobreza'', del analfabetismo, en el porcentaje de satisfechos consumidores del detergente marca La Migaja, ''que todo limpia menos la conciencia''. Si nos asomamos al futuro que allá arriba nos prometen, no somos lo que somos. ''Un número somos, no una historia''. Por cada hombre o mujer exitoso hay millones sobre cuyo fracaso se construyó el éxito de uno solo, añade.
Expresa que una forma de asomarse al mañana es mirando hacia abajo y cuenta sobre Pedro, un niño, ''no un chiquillo'', aclara. El es mexicano, indígena y pobre. Nació en la montaña y tiene una casa, pero no creció ni jugó en ella porque en su casa ''hay unos soldados que dicen que están ahí para defender la soberanía nacional''. El gobierno de México, explica mientras todos escuchan atentos, usa a los soldados mexicanos para defenderse de los niños indígenas mexicanos. ''Y es que, dicen allá arriba, resulta que Pedro es un niño mexicano, indígena y pobre, sí, pero además es zapatista''. Tiene cuatro años. ''Pero allá arriba dicen que ya hay cambio democrático, que el 2 de julio y la madre del muerto, así que han decidido ser generosos y han dado su sentencia: Pedro puede volver a su casa si se humilla, si sigue siendo niño y pobre e indígena, pero deja de ser zapatista. Porque si deja de ser zapatista entonces aprenderá a ser un número que acumula números''.
El jefe rebelde pide disculpas a los universitarios, ''por si los aburro''. šNoooooo!, gritan todos juntos, unidos. Y es que él habla de un niño indígena, en lugar de ''hablarles de la revolución mundial, la insurrección, la táctica, la estrategia... del agandalla para que no te agandallen, del uca-uca, el que se lo encuentra se lo emboruca, del prexta paƀla orquesta, del que cumple la ley de Herodes y como quiera te chingas y te jodes, del rencor estéril, del cinismo hecho carrera con doctorado incluido, del changarro, del vocho, de la tele, del pueblo unido invariablemente será vencido, del si Zapata viviera con nosotros se aburriera''. Las risas y la alegría brotan por el campus.
Las peticiones
Bien, dice Marcos, eso somos los zapatistas: ''Los rebeldes que nos negamos a ser números, los que preferimos ser dignos, los que no nos vendemos, los que no nos rendimos, los que cuando queremos ver al futuro no miramos hacia arriba buscando un signo monetario''. Eso, afirma, es algo que no pueden ''entender ni los congresistas ni el foxiequipo'', pero los universitarios sí lo pueden entender.
Finalmente, los zapatistas -en voz del subcomandante- hacen una petición a cada uno de los sectores. A los académicos y académicas les piden que ''enseñen a aprender, que vean y enseñen a ver todo, incluyéndonos a nosotros, con espíritu crítico y científico, que enseñen y se enseñen a ver al otro, porque verlo es respetarlo. Y respetar al otro es respetarse a uno mismo, que no permitan que su trabajo de docencia e investigación sea tasado según la lógica mercantil donde importa el volumen de cuartillas y no los conocimientos que se producen, donde sólo vale la firma al pie del desplegado en apoyo al señor rector, donde el criterio para que un proyecto tenga presupuesto es el número de horas invertidas en audiencias y cortejos a funcionarios grises y analfabetas, que no hagan del saber un poder que pretenda hegemonizar y homogenizar al otro profesor, al otro investigador, al otro alumno, al otro trabajador''.
A los trabajadores y trabajadoras les piden recordar que ellos ''escribieron antes páginas gloriosas en la lucha por mejores soluciones laborales, que no olviden que fueron ejemplo de solidaridad con las causas justas en México y en el mundo'', que hagan memoria y vean que el libro de su historia no ha llegado a la página final todavía.
A todos los universitarios les piden que nunca dejen de mirar hacia abajo.
La larga noche en el Aguascalientes
En su mensaje, el subcomandante Marcos lo mencionó: ''Sabemos que no son pocas las dificultades que han tenido que superar para que nuestra visita sea una realidad. Sabemos que todos y todas pusieron su mejor esfuerzo y supieron componer las diferencias que son naturales y además deseables en una universidad''.
Gracias a ello, los universitarios salen adelante. De hecho, en unas cuantas horas -aunque la noche fue larga en el Aguascalientes Espejo de Agua- logran ponerse de acuerdo en puntos que antes no hubiera sido posible. Eso sí, ni quien les quitara la angustia porque 24 horas antes no tenían lo necesario para la concentración. Primero, no había ni sonido ni templete, luego, no había dinero para pagarlo. Cuentan que se formó una comisión ''para exprimir los bolsillos'' de las organizaciones que se dejaran. De los 15 mil que había aportado, el STUNAM soltó otros 13 mil y se arregló lo del templete y sonido.
Pero faltaban los 18 mil para las rejas que cercaran el cuadro principal. Un batallón de alumnos trabajó durante toda la noche, a excepción de algunos ''connotados'' líderes del CGH, que sólo merodearon por el lugar. Pero eso no importó, porque en el Aguascalientes dicen que hasta ''sobraban manos''.
Unos ''boteaban'', otros inflaban globos, otros, arrojados sobre el pasto, delineaban las letras de apoyo al Ejército Zapatista de Liberación Nacional en grandes cartelones, unos más trabajaban en el simulacro en donde participó un pumita que la hizo del camión en donde se transporta la comandancia, para verificar que sí podía entrar sin problemas el vehículo.
Amaneció. Faltaban sólo detalles. Los estudiantes, académicos y trabajadores levantaron todo un escenario sin tener casi nada, tan sólo la solidaridad. Poco más tarde comenzaron a llegar los universitarios de las nuevas y anteriores generaciones, por ejemplo, Rosario Robles y Armando Quintero. Radio Sabotaje no se hace esperar y comienza a transmitir en coproducción con la WEZLN. ''No podemos dejar que pase la historia sin participar en ella'', dice uno de los locutores.