MIERCOLES Ť 14 Ť marzo Ť 2001

Arnoldo Kraus

La cruzada televisiva, la realidad indígena

Al menos en lo que se refiere a la gira del EZLN, los esquemas propagandísticos y publicitarios del gobierno no han sido muy exitosos. A pesar de haber logrado sueños milenarios como unir a Tv Azteca y a Televisa para realizar el evento de los eventos, i, e.: el Concierto por la Paz. A pesar de que en centros comerciales como Sanborns existen urnas para que quienes "estén a favor de la paz" depositen su voto, y a pesar de que buena parte de la mass media en México ha minimizado y distorsionado el impacto del EZLN y la cruda realidad por la que atraviesa la inmensa mayoría de los indígenas en México, la caravana zapatista ha sepultado esos esfuerzos publicitarios.

Desconozco el impacto que logró el Concierto por la Paz, aunque pienso que en el fondo una de las razones cimentales, amén de fortalecer las alianzas con el Estado, era rescatar del sepulcro la vieja filosofía de Televisa que decía, palabras más, palabras menos, que la programación que ofrecían sus canales era muy adecuada para "un país de jodidos". Si el rating no aumentó, al menos ahora las corporaciones televisivas se han unido al servicio del Estado: mientras que el concierto fue trasmitido por seis o siete canales, la llegada del EZLN al Zócalo in vivo pasó casi desapercibida.

En cambio, lo que no desconozco es que quienes no acudieron ni lloraron tras la cruzada televisiva del Concierto por la Paz abarrotaron, motu proprio, las plazas por donde el EZLN pasó. El corolario es gratuito: este pueblo de jodidos ha de-soído la propaganda oficial. Enumero nueve razones.

1. Todos los indígenas en México son pobres. Aunque haya 30 o 40 millones más de mexicanos pobres, la miseria de unos no se cura sabiendo que hay otros pobres.

2. No sólo son pobres todos los indígenas, sino que en Chiapas, que a la postre es el estado más miserable del país, el EZLN opera, no por casualidad, en las zonas más depauperadas de esa región.

3. La salud de los indígenas es peor que la del resto de los mexicanos en mortalidad materno infantil, desnutrición, alcoholismo y las expectativas de vida son menores que la media nacional. Los niveles actuales de mortalidad y fecundidad de los indios del México contemporáneo son similares a lo que sucedió con la población no indígena de hace tres o cuatro décadas.

4. El acceso, el éxito y las posibilidades de educación en esas comunidades son nimias. Un repaso al currículo de las universidades, los nombres de los ministros de gobierno o de los banqueros dan cuenta fehaciente de que la educación en México no es equilibrada.

5. A pesar del triunfo democrático del gobierno actual, es evidente que la larga historia de impunidad y corrupción, más dañina y prevaleciente en esas comunidades, no permiten a los 10 millones de indígenas confiar en las voces actuales. Huelga decir que los acuerdos de San Andrés aún quedan pendientes.

6. La marcha y la repercusión del movimiento zapatista han hermanado a las comunidades indígenas de todo el país, lo que hace evidente que las mermas y olvidos hacia ellas son similares. Esta unión es más real que la generada a partir de las voces de la Coparmex o del gobierno de Querétaro.

7. Matanzas apoyadas, si no es que auspiciadas desde los gobiernos priístas, como la de Acteal y la de Aguas Blancas, y la falta de castigo contra los responsables son motivos suficientes para que proliferen los reclamos indígenas.

8. El racismo como pasado y presente sigue siendo vigente en México. Aunque han desaparecido agrupaciones como la Sociedad Eugénica para el Mejoramiento de la Raza y se dice que ya no existen tiendas de raya, el racismo, en todas sus formas, pervive.

9. La globalización, la tecnología, la medicina y otros bienes englobados dentro del fenómeno civilización no sólo no han mejorado la calidad de vida de los indígenas, sino que los han empobrecido al explotar sus recursos.

Sobran los argumentos racionales para entender que los reclamos indígenas son válidos. Todos giran en torno a cuestiones éticas y de justicia. Por eso los embates propagandísticos del gobierno, los conciertos y las urnas fracasan. Por lo mismo, quienes aplaudimos sus demandas, desde la calle, desde el papel o con el habla, sabemos que tienen razón. Los indígenas han sufrido diferencias y discriminación por ser indígenas. Han sido desplazados, extranjeros, olvidados, marginados, refugiados, excluidos y perseguidos en su propia tierra. Han sido atropellados por la historia y desdeñados por el poder del "no indígena". Suficientes motivos para destrabar el presente.