LETRA S
Marzo 1 de 2001
El condón femenino: del autocuidado al placer
 

ls-condonELIZABETH FERRERAS BLANCO

 

--Si me quisieras no me dirías que no.
--Sí te quiero. Tú sabes que te quiero, pero es que... no me atrevo... ¿Y si me embarazo? ¿Por qué no usamos condón?
--¡No se siente igual! ¿Qué no confías en mi...?

 

Con mucha frecuencia las mujeres se sienten presionadas por sus parejas para tener relaciones sexuales como una "prueba de amor" y "de confianza" sin considerar la posibilidad de un embarazo y el riesgo de transmitir o contraer alguna infección de transmisión sexual. Culturalmente hemos relacionado como un continuo infalible la confianza, la sexualidad y el amor. En nombre del amor se nos pide a las mujeres que confiemos ciegamente en el otro y renunciemos a nuestra capacidad de tomar iniciativas y decisiones.

Tradicionalmente, son los hombres quienes deciden cómo, cuándo y dónde tener relaciones sexuales, mientras las mujeres, educadas socialmente en la dependencia y la sumisión, lo aceptamos sin mayores condiciones por temor a ser rechazadas o por falta de seguridad en nosotras mismas y, como consecuencia, renunciamos a ejercer el control de nuestro cuerpo y nuestra sexualidad.

Nos ha sido negada la decisión sobre cómo vivir la sexualidad, el placer y el erotismo, y muchas veces nuestros deseos se reducen a la aspiración a que sea el otro quien nos ame y en consecuencia esperamos que también nos proteja, poniendo así nuestra vida, nuestro cuerpo y nuestras aspiraciones en manos de nuestra pareja. Esto nos impide comunicarnos asertivamente con ella sobre las consecuencias que conlleva la falta de prevención en el ejercicio de la sexualidad, aunque tengamos la percepción de estar en riesgo de contraer una infección de transmisión sexual.

Esta falta de comunicación desencadena, en ocasiones, dudas, miedos y temores que limitan los deseos, las sensaciones y la expresión de nuestros sentimientos, lo que a su vez tiende a disminuir la vivencia del placer y el disfrute que proporciona una práctica sexual, segura, responsable e informada.

Las relaciones sexuales seguras, libres de miedos y de riesgos sólo se consiguen con independencia y autonomía. Esto significa que quien puede embarazarse, correr el riesgo de infectarse, o sufrir las consecuencias de una relación no protegida, tenga la suficiente capacidad de tomar decisiones y fijar las condiciones para asegurarse una vida sexual plena, saludable y placentera.

 

Una barrera que une

La vivencia de la sexualidad como el derecho de todas las personas al placer, nos da a las mujeres la posibilidad de transformar nuestra vida hacia la construcción de relaciones mas equitativas con nuestras parejas.

Ejercer el derecho a la sexualidad de manera positiva y responsable significa construir y recrear la comunicación con nuestra pareja, para que a través de la creatividad, la ternura y los vínculos afectivos se garantice el respeto y la autonomía de ambos.

En ese sentido, el condón femenino representa una valiosa herramienta para aquellas mujeres que necesitan protegerse de los riesgos de infecciones y embarazos, y que han asumido el cuidado efectivo de su cuerpo y su salud sexual.

Con la aparición del sida y la proliferación de otras infecciones transmitidas por vía sexual, han tenido que variar nuestras prácticas y comportamientos sexuales. Cada día son más las mujeres afectadas e infectadas por esas epidemias, ante las cuales el arma más efectiva es la prevención.

Ideado por un médico danés, el condón femenino fue dado a conocer por primera vez en Suiza a mediados de los años noventa. Es un método de prevención y protección dual para las mujeres, ya que protege tanto de las infecciones de transmisión sexual (ITS), y del VIH/sida, como de los embarazos no planeados. La posibilidad de prevenir esas consecuencias indeseadas nos permite obtener mejores niveles de desarrollo y autonomía, lo que favorece un mayor control y conocimiento de nuestro cuerpo.

El condón femenino está hecho a base de poliuretano (plástico blando y más resistente que el látex), es un método de barrera cuyo diseño combina las características del condón masculino y del diafragma (capuchón cervical). A diferencia de otros anticonceptivos, su colocación no requiere de la ayuda del personal de salud y su uso no produce efectos secundarios.

Este preservativo consiste es una bolsa suave, transparente y pre-lubricada, con dos anillos flexibles de diferente tamaño en cada uno de sus extremos que facilitan su colocación. Uno de los anillos, el más pequeño y firme, se inserta en la vagina y queda fijo en el cuello del útero. El otro, más ancho y delgado, queda fuera de la vagina cubriendo los genitales, impidiendo así cualquier contacto con el líquido pre-eyaculatorio y el semen.

Su eficacia, con un uso sistemático y adecuado, es de 98 por ciento, y al igual que el condón masculino debe usarse uno nuevo en cada relación sexual. Las ventajas sobre el condón masculino son que puede insertarse en la vagina hasta ocho horas antes de la actividad sexual, no es necesario sacarlo inmediatamente después de finalizado el coito y para retirarlo no se necesita que el pene esté erecto.

En México, este preservativo está a la venta en pocos lugares, y su costo es elevado, es por ello que la Iniciativa Mexicana para la Distribución del Condón Femenino (Imefem) integrada por organizaciones de mujeres que trabajan en sexualidad y en prevención del VIH se han abocado a la realización de diversas actividades para lograr que este preservativo sea una posibilidad real y esté al alcance de la población en general.

De estas actividades, destaca una investigación que actualmente estamos culminando, realizada en seis estados de la república (DF, Querétaro, Oaxaca, Chiapas, Chihuhua y Nuevo León), en los que se recabaron las opiniones de mujeres sexualmente activas, mayores de 16 años, y de algunos varones, sobre su percepción del condón femenino a 45 días de uso. Esperamos que estos resultados contribuyan a generar políticas eficaces que posibiliten a las mujeres mexicanas cuenten con este novedoso método para su autocuidado.

 

Psicóloga y Coordinadora Ejecutiva de la Investigación sobre Condón Femenino promovida por la Iniciativa Mexicana para la Distribución del Condón Femenino.

De venta al público en SIMAS: 5688-9609, y en la Condonería, Tuxpan Nº2-1005, piso 10, col. Roma. Tel.: 5574-2891.