MARTES Ť 20 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Los 910 kurdos cuyo barco encalló en Francia piden asilo en algún país europeo

Rescatan a unos 200 migrantes en costas de España

Ť Continúan las manifestaciones contra la aplicación de la Ley de Extranjería, en Huelva

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 19 de febrero. Unos 200 migrantes fueron rescatados hoy en el estrecho de Gibraltar, cerca de las costas españolas de Tarifa, cuando intentaban llegar a la península de forma clandestina en cuatro embarcaciones de madera.

En otra de las tragedias de inmigrantes, medios de prensa indicaron que los 910 kurdos del barco que encalló el sábado en las costas del sureste de Francia pidieron ser acogidos por algún país de Europa occidental y que se les conceda asilo político, reportaron las agencias de prensa.

El primer ministro francés, Lionel Jospin, resaltó la obligación humanitaria del gobierno de París de recibir a la gente y liberarlos de su emergencia personal, pero advirtió que la respuesta de Francia debe también desalentar el tráfico ilegal de inmigrantes.
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Por lo pronto, conscientes de que su estadía en el campamento del ejército, cercano a la ciudad de Frejus, podría prolongarse, los refugiados bloquearon la entrada del albergue para demandar mejores condiciones de alojamiento, comida más variada y asistencia médica.

Por su parte, la Comisión Europea urgió a una negociación conjunta de los 15 países de la Unión, a fin de que la comunidad haga todo lo posible pata evitar situaciones como estas en el futuro.

La Guardia Civil española tuvo que trasladar a los magrebíes, subsaharianos y latinoamericanos rescatados este lunes a tierra firme, ante la amenaza de otro naufragio mortal, luego de que el pasado 5 de febrero murieron 12 jóvenes magrebíes migrantes, cuatro de ellos menores de edad.

En esta ocasión la tragedia del Estrecho no se consumó dado que el servicio de vigilancia aduanera y las patrullas de la Guardia Civil española detectaron por la madrugada las embarcaciones.

Se evita tragedia

Los guardias españoles procedieron de inmediato al rescate de los 198 migrantes magrebíes, subsaharianos, entre los que también había ecuatorianos y peruanos, quienes por lo regular ingresan a España por vuelos desde sus países de origen.

Los migrantes pisaron tierra española completamente desfallecidos, con hipotermia aguda, alto grado de desnutrición y con los pies hinchados por el largo éxodo desde sus países de origen, pues para algunos la travesía hacia Europa puede llevar días, sobre todo para los que vienen del corazón de Africa.

El estrecho de Gibraltar, a pesar de sus escasos 13 kilómetros de distancia del norte de Africa, es una zona fronteriza de alta mortalidad. Tan sólo el año pasado se estima que alrededor de mil personas perdieron la vida.

Los 198 migrantes rescatados fueron internados en un centro de acogida de Algeciras, donde el gobierno español encierra a los extranjeros hasta que se formaliza su expulsión.

Esta llegada masiva de migrantes coincidió con el regreso de 50 ecuatorianos a su país que decidieron acogerse a las condiciones que fijó el presidente del gobierno español, el conservador José María Aznar, para regularizar la situación de las decenas de miles de extranjeros que no tienen su situación burocrática en regla.

Los ecuatorianos contaron con un boleto de avión de ida y vuelta pagado por el Ministerio del Interior, que les prometió que regresarían a España en dos semanas con los papeles en regla y con trabajo. Pero a pesar de la tentadora oferta, sólo mil 300, es decir, uno por ciento de los alrededor de 130 mil ecuatorianos que no tienen papeles, han solicitado acogerse a estas medidas.

Entre tanto, los encierros y las protestas por la entrada en vigor de la nueva ley de Extranjería aprobada por el gobierno, continuaron hoy en las ciudades de Melilla y Huelva al manifestar su más rotundo rechazo a tener que regresar a sus respectivos países pasa regularizar su situación en España.

Amhil Rouma, vocero de la organiz  ación no gubernamental Vivir sin Racismo y la convocante de la protesta en la Universidad de Melilla, explicó a La Jornada que los inmigrantes tienen miedo de que el gobierno no cumpla su palabra, "ademas no entendemos para qué tenemos que regresar a nuestro país para después regresar en dos o tres semanas con todo regularizado. No nos lo creemos", dijo.

El vocero de la asociación hispano-ecuatoriana Raminnahui, Raúl Jiménez, señaló que el Estado español no ha establecido con claridad las condiciones de la oferta que es, por otro lado, un absurdo, pues la regularización se puede y se debe hacer en España.