MARTES Ť 20 Ť FEBRERO Ť 2001

Marcos Roitman Rosenmann

El EZLN y las luchas democráticas en América Latina

La historia de América Latina es rica en experiencias y luchas democráticas. Pero también es mezquina cuando se trata de reconocer el papel desempeñado en ellas por las clases sociales explotadas y dominadas junto con los pueblos y etnias indígenas. Se les esquilma su protagonismo, el papel impulsor y con ello se desvanece el sentido de sus reivindicaciones y sus proyectos democráticos.

Bajo una interpretación lineal y maniquea de la historia, los avances sociales y políticos democráticos se consideran una parte de la historia política del quehacer de las clases dominantes. Apropiándose de reformas y de luchas populares, prohombres, héroes impregnados de carisma, secuestran la sociedad con el fin de someterla a sus deseos. Regímenes oligárquicos y represivos son imbuidos de un ethos democrático y progresista. Así las burguesías y los sectores medios conservadores, sus elites políticas y sus tanques de pensamiento presentan los avances democráticos como obras propias. No cabe duda, son los artífices de la mentira. Para éstos, Zapata era un sanguinario,Villa un bandolero, y Flores Magón un anarquista despreciable. Gente sin educación, sin valores, sin historia. En ellos no se encarna México, menos aun la tradición democrática.

Dictadores supremos, caudillos representantes del orden y el progreso, son los hacedores de la democracia. Alientan el cesarismo democrático como la solución idónea para sociedades formadas por indios incultos, borrachos y flojos. Hay que educarlos y si no se dejan, exterminarlos. Poblar es civilizar.

Expropiar sus tierras y aumentar la frontera latifundista. Es el progreso, la civilización, la lucha contra la barbarie. Así se construyó la historia contemporánea de América Latina. Su siglo xx se inició ahogando las voces de la diferencia. Bartolomé Mitre dijo a Sarmiento en las guerras contra los pueblos indios de la pampa argentina: "No ahorre usted sangre de indio, lo único humano que poseen es el color rojo de su sangre".

No es extraño que la voz de democracia lanzada por el EZLN se haya interpretado como un regreso al pasado. La violencia étnica frente al saber dialogar del hombre blanco. Todo el arsenal racista de conquistadores, de opresores e intolerantes emergió y se puso en movimiento. Indios manipulados no pueden tener ideas. Son utilizados por izquierdistas, parte de un delirio dirá Aguilar Camín en la revista Proceso el lunes 10 enero de 1994. Un regreso al pasado, a las catacumbas, sentencia Aguilar Villanueva el mismo 10 de enero en Excélsior. šQue se quiten el pasamontañas! Que den la cara, sean demócratas como nosotros, exclamarán al unísono.

El arma más poderosa usada por la sociedad blanco-mestiza para deslegitimar las reivindicaciones democráticas de los pueblos, etnias y clases sociales explotadas y oprimidas ha sido el carácter violento de sus demandas. Sin embargo, la violencia cotidiana de ladinos y las clases dominantes se ignora o simplemente no existe. Lo visible se torna invisible. La explotación, las violaciones, la usura, la tortura, la muerte por hambre o a manos de paramilitares es propaganda comunista. Para la etnia hegemónica, blanca-mestiza, en América Latina la única violencia realmente existente es el grito de šbasta ya! de los excluidos, de los explotados, de los pobres, de aquellos cuya dignidad nunca ha podido ser comprada ni menos aún silenciada. No resulta extraño que para una parte de la sociedad ladina no se entendiese el significado de dignidad presente en los comunicados realizados por el EZLN.

Sin embargo, la historia hay que cepillarla a contrapelo. Unica manera de observar los recovecos, atisbar el sentido, los nudos y descubrir cómo las manos artesanas urdieron sus hilos. Las historias no contadas, desapercibidas cuando el cepillo no se usa en dirección contraria quedan sin conocer y sin explicar. Desaparecen, se olvidan hasta que sucesos inexplicables las hacen emerger sin ninguna lógica aparente.

José Martí señaló con acierto la necesidad de romper el colonialismo cultural si queríamos construir una sociedad libre y democrática. Llamó a conocer la historia de incas, mapuches, chichimecas, mexicas, aymaras, quechuas, zapotecas o mayas. Para Martí, pueblos vivos con historia cuya fuerza obliga a estudiar y a comprender sus propuestas políticas y su organización. La historia de Roma o Grecia, sus mitos y leyendas, hay que conocerlas, pero nunca en detrimento de nuestra historia. Conociendo sus raíces se puede configurar un futuro democrático.

Apropiarse de las reivindicaciones democráticas para justificar un proyecto neoligárquico es la línea argumental más recurrente utilizada por las elites políticas liberales y conservadoras en América Latina. Nunca han sido portadoras de proyectos democráticos, aunque experimentan una relación parasitaria viviendo de sabia ajena.

En México, el inicio del siglo xxi puede ser un ejemplo para América Latina, ya lo fue en el siglo xx. De lucha contra el colonialismo y la explotación global. Por ello es necesario impedir que la historia dominante nuevamente minimice el papel destacado de pueblos indios, etnias, clases sociales dominadas y explotadas, sectores sociales oprimidos en la lucha democrática. No pueden apropiarse de la historia.

La traición, los asesinatos de Emiliano Zapata y Francisco Villa tuvieron como fin minimizar el papel jugado por las fuerzas insurgentes en el proceso democrático, reinterpretando dichos actos como necesarios para lograr una posterior estabilidad política. Así, la Revolución Mexicana cambió de sínodo, su parte democrática fue relegada al olvido cuando no recuperada en símbolos subliminalmente arrinconados. Hoy, el futuro democrático de América Latina se juega en gran medida en México. Bajo otros parámetros, las demandas del EZLN son fruto y causa de las políticas de liberalismo social aplicadas durante tres décadas en todo el continente.

No se trata de un viaje. Tampoco de un diálogo entre un portavoz insurgente y un poder constituido. Quizás los pasamontañas expresan algo más que miedo al secuestro de seres queridos como botín de guerra para ser usados como rehenes para lograr la claudicación. El anonimato sugiere una democracia cuyo rostro debe ser el de todos y no el de unos pocos elegidos. La nación latinoamericana, nuestra América martiana, emerge en contra de la ignominia de los siglos xix y xx.

El siglo xxi debe abrir un proyecto democrático cuya forma de Estado sea multiétnica. Las reivindicaciones son demandas realizadas por sujetos sociales. En ellos hay condición humana, no "indios". ƑAcaso lo indio no es humano? Tal vez se esconda algo más cuando se trata de aislar el problema. De presentarlo como algo exótico propio del folclor indígena. Negar ciudadanía real, desconociendo una larga tradición de práctica democrática como el tequio, la más antigua del continente. Así se crea pensamiento latinoamericano. No se puede matar al mensajero.

Quienes deben mostrar el talante democrático son los intransigentes, el poder constituido, aquel cuya práctica, en estos años de conflicto, ha sido no respetar los acuerdos, mentir, encarcelar y militarizar. Pudiendo cambiar, decide seguir el ejemplo de sus antecesores de los siglos xix y xx. Esperemos que el 11 de marzo no defraude a quienes han visto en el EZLN el resultado de todas las luchas democráticas desarrolladas durante siglos por las etnias, los pueblos y las clases oprimidas, dominadas y explotadas de América Latina. Para que la democracia termine siendo una forma de poder político plural, donde la máxima de mandar obedeciendo se cumpla el proyecto del EZLN. Debe realizarse. šViva México!