LUNES Ť 19 Ť FEBRERO Ť 2001
 
Ť Tras la huelga, los universitarios formaron colectivos, muchos de signo ajeno al CGH

Posible, nuevo movimiento estudiantil en la UNAM por el viaje del EZLN

Ť Ahora "hay un potencial organizativo superior al de antes de la huelga de 99": Higinio Muñoz

Ť "Esta es la coyuntura" para la organización rumbo a la reforma, dice el consejero Eugenio Montalvo
 

KARINA AVILES

Después del levantamiento de la huelga, el movimiento estudiantil de la UNAM explotó en mil pedazos. Con el tiempo, esos restos se reagruparon en colectivos, cada uno con su propia orientación. Hoy, en una convergencia en torno a la visita de los zapatistas al DF, muchos de los estudiantes ven la posibilidad de construir un puente para iniciar un nuevo acuerdo que concilie los intereses de los alumnos y dar paso a una organización fuerte, pero totalmente divorciada de los métodos del CGH.

Fue tanta la decepción de los jóvenes respecto del CGH que, en algunos casos, integrantes de los colectivos creados se abocaron a tareas totalmente diferentes al activismo estudiantil. Por ejemplo, en la Facultad de Filosofía y Letras (FFL) se cuenta que la lucha de algún grupo se redujo a exigir a las autoridades uniformes de futbol.

La historia de los colectivos y grupos estudiantiles en la UNAM no es nueva; sin embargo, hoy cuenta con características diferentes. Muchos de sus miembros están hartos de las tácticas de exclusión y agresión de sectores del CGH. Ahora buscan un ambiente renovador, sin intransigencias, en el que predominen respeto y tolerancia.

Para Juan Miguel Reyes, estudiante de la FFL y miembro del colectivo Manantial, "no es necesario tener una organización estructurada porque en el momento en que se haga ¡ya se jodió todo!". Pero ello no obsta para que "cuando surja algo, nos podamos convocar".

Juan Miguel acudió la semana pasada a la convocatoria de estudiantes y colectivos en la Facultad de Arquitectura (FA) para acordar las acciones de apoyo al EZLN, que ha sido un factor de unidad y ha logrado conjuntar en un mismo espacio a estudiantes que en el pasado no hubieran podido hacerlo y a otros de nuevas generaciones. "Con el viaje de los zapatistas comenzó a su unam-2 rgir la unión, pero con una lógica diferente a la del CGH, cada quien va con su colectivo de manera autónoma... Yo apoyo a los zapatistas, pero no me junto para cerrar escuelas", destaca.

Tras la huelga, añade su compañero de escuela, Balam Muñoz, "no puede haber un solo grupo en el que se compartan todas las posiciones. Cada quien está por su cuenta, con sus objetivos locales y el desarrollo propio de sus colectivos". Al igual que Juan Miguel, expresa su desacuerdo con "una organización estandarizada".

César, estudiante de teatro, ve positivamente la atomización de los grupos porque "está creando las condiciones para una organización amplia, pero basada en las diferencias".

En un pasillo de la Facultad de Ciencias, donde son vecinos tres grupos ?el Comité Estudiantil Metropolitano, (CEM), el Grupo Estudiantil Universitario (GEU) y el Cubículo 21?, Higinio Muñoz, del CEM, considera que la llegada de la comandancia zapatista a la capital del país no sólo "sirve de puente para la reconstrucción del movimiento estudiantil, sino también como puente para el diálogo y el consenso en una escala más amplia de la comunidad universitaria". Sin titubeos afirma: "La visita del EZLN a la UNAM más que los zapatistas la necesitamos nosotros".

Muñoz, uno de los protagonistas de la huelga del 99, expresa que la convergencia en torno a la movilización zapatista "efectivamente puede ser un espacio que al término del viaje del EZLN pudiera plantearse la construcción de una nueva organización estudiantil.

"No es un hecho que así vaya a ocurrir, pero no deja de ser una posibilidad y en ese sentido, todos tendríamos que hacer a un lado el sectarismo y la soberbia que ha prevalecido sobre todo en el último año, en particular en ambas posiciones (grupos) del CGH.

En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS), Iván Mendoza, del Colectivo Paz-Baile y Resistencia, expresa que el espacio organizativo puede ser posible "siempre y cuando se respete la autonomía de cada grupo", porque, de lo contrario, se caería "en el sectarismo y el maximalismo".

El auge de la diversidad

Aparte de los existentes, los colectivos y grupos estudiantiles que nacieron en la UNAM a raíz del conflicto de 99 encuentran su origen ?en algunos casos? en los comités de huelga locales, de donde salieron varios estudiantes a consecuencia de las diferencias con quienes no se han dado cuenta que la huelga ya terminó. Otros grupos nacieron durante el paro.

Los estudiantes coinciden en que hay decenas de colectivos más en relación con los que había antes de la huelga. No es casual, por ejemplo, que en la FCPS, de cuatro aumentaron a 12. Algunos de ellos se nombran: La Taberna, Salvador Allende, Radio Polacas, Sebastián Guillén, Ernesto Guevara, El Cubo, Cubículo de Consejeros. En la FFL muchos se formaron al final y poco después de levantado el paro: Manantial, Dialéctica, Cubículo Carlos Marx, y Radio Sabotaje. Las tareas y los objetivos de los colectivos y grupos son de los más variado: desde la organización de conciertos de rock, círculos de estudio, cineclubes, actividades artísticas y culturales, defensa de la diversidad sexual, del feminismo y la lucha política de algunas causas.

Dicha diversidad dificulta la posibilidad real de llegar a acuerdos, reconoce Higinio Muñoz. "El que existan grupos organizados genera una posibilidad, pero al mismo tiempo hay dificultades, porque es difícil conducir esa diversidad en un espacio único". De cualquier forma, asegura que actualmente "hay un potencial organizativo superior al que se tenía antes de la huelga de 99".

Ernesto Armada, del Colectivo Estudiantil Autónomo de la Facultad de Veterinaria, difiere de Muñoz. Para él, "no es tan difícil" lograr acuerdos entre los grupos estudiantiles, porque "ahora será una cuestión de libertad y quien quiera puede unirse a tal o cual acción".

Congreso y transformación

Para varios de los estudiantes no hay duda. "La llegada de los zapatistas sería una forma de juntar ?más allá de la coyuntura? a los sectores más dispersos para posibilitar una reorganización del movimiento estudiantil rumbo al congreso", afirma el alumno de la FCPS, Edgar Tafoya.

Juan Carlos Cárdenas, alumno de sociología, coincide con lo anterior y expresa la necesidad de fijar objetivos hacia una transformación democrática y representativa de la universidad, con amplio sentido social y de reivindicación de la institución.

La comunidad, añade el consejero universitario Eugenio Montalvo, está urgida de espacios y los está buscando, "lo cual me permite afirmar que esta es la coyuntura indicada" para la organización rumbo a la reforma. Manifiesta que el CGH al imponerse a la comunidad como grupo hegemónico fue rebasado y ahora, sus miembros, tendrán que integrarse.

Higinio Muñoz advierte que si la autoridad universitaria hace una convocatoria unilateral del congreso desde el Consejo Universitario habrá "una necesidad de trascender la dispersión (de grupos y colectivos). Las autoridades no deberían asumir que el movimiento estudiantil está derrotado y que puede haber congreso sin la participación desde la organización estudiantil... Es cierto, no hay un interlocutor claro de los estudiantes porque no hay un espacio común de todos, pero eso no significa que no lo habrá".

Así, escépticos de la organización pese a que en los hechos forman parte de grupos y colectivos, no descartan la posibilidad de crear una fuerza común.