SOBRE GÉNERO, PROPIEDAD Y EMPODERAMIENTO: TIERRA, ESTADO Y MERCADO EN AMÉRICA LATINA , DE CARMEN DIANA DEERE Y MAGDALENA LEÓN


Carlota Botey

Pocos libros son tan importantes como el que aquí comento, ello por varias razones. En primer lugar por ser la síntesis y testimonio, a la vez, de lo que las mujeres de América Latina han logrado a lo largo de años de lucha en lo tocante a la igualdad con respecto a la tierra; en segundo lugar, por abordar uno de los temas más complejos y difíciles con relación a la tierra, el de la herencia y, en tercer lugar, por tratarse de un libro en el que se expone la problemática de la mujer rural de 13 países de América Latina: México, Bolivia, Cuba, Costa Rica, Guatemala, Ecuador, Colombia, Brasil, Perú, Chile, Honduras, Nicaragua y El Salvador, esto según el orden en que van apareciendo en el análisis de las autoras.

Todo desde la perspectiva del género y empoderamiento de las mujeres rurales de América Latina.

El libro está estructurado por 10 capítulos. Se parte de La importancia del género y la propiedad, capítulo 1, y del Género, derechos de propiedad y ciudadanía, capítulo 2; para posteriormente hacer el balance de las Reformas agrarias con exclusión de género, capítulo 3, y llevarnos por todas las peripecias de La construcción de la igualdad de género, capítulo 4 y, en los dos siguientes capítulos, 5 y 6, hacer el Análisis de género en las contrarreformas neoliberales y el balance de La lucha por los derechos de la mujer a la tierra y sus resultados. A partir de aquí, capítulo 7, En defensa de la comunidad: luchas étnicas y de género en torno a los derechos individuales y colectivos a la tierra, se puede decir que encontramos el aspecto más innovador del libro; deteniéndose a analizar, capítulo 8, La herencia de la tierra en la práctica y la cuestión de las Mujeres propietarias: titulación de tierras, herencia y mercado, capítulo 9, para terminar con el análisis de un tema pendiente en los estudios de género, capítulo 10, Conclusión: tierra y propiedad en la agenda feminista.

Se trata, con el libro, de impedir que las experiencias de lucha por el empoderamiento de las mujeres rurales de América Latina queden en el olvido y permitan replantear, en el contexto actual, a partir de las temáticas que están hoy en el centro de la discusión, por ejemplo la contradicción entre propiedad individual y propiedad comunal, lo que se tenga que replantear de la agenda feminista, como muy bien lo hacen las autoras en su conclusión.

En este sentido, el libro es una clara exposición de los mecanismos de exclusión que han negado a las mujeres, en particular a las mujeres rurales, el derecho a la tierra: mecanismos legales, culturales y, también, institucionales. Esto es de suma importancia, sobre todo cuando prácticamente existe muy poca investigación sistemática que vincule la propiedad de bienes económicos por parte de las mujeres, la tierra en particular, con su poder de negociación en el hogar y en la comunidad.

Convienen decir que en la década de los 70, cuando luchábamos por la tierra y su colectivización, muy lejos estaba de nuestra perspectiva la problemática del género y el empoderamiento de las mujeres rurales; sin embargo, la lucha por la Unidades Agropecuarias e Industriales de la Mujer (UAIM) fue un paso muy importante en el camino del empoderamiento de las mujeres rurales de México, aún con todos sus límites.

Y es que en toda esa historia fuimos actoras de ese proceso. Desde esta perspectiva el libro tiene un valor inestimable, al hacer una excelente síntesis de todo ese momento histórico, no sólo en México sino en toda América Latina. En este análisis se ve la pertinencia de la tesis central del libro: la de distinguir entre la igualdad formal y la igualdad real, pues es esta tesis la que permite a las autoras desmontar, críticamente, toda la evolución de la propiedad rural en los 13 países de América Latina ya mencionados.

Sinceramente considero que estamos ante el libro de la década, que resume 25 años de lucha de las mujeres de América Latina por lograr la igualdad de género, y ese esfuerzo, que se ha concretado en este excelente libro, se lo debemos a Carmen Diana Deere y Magdalena León, dos autoras con una amplia trayectoria en los estudios de género y que han escrito obras tan importantes como La mujer y política agraria en América Latina, que es ya un clásico en los estudios de género.

No quiero dejar de señalar una contradicción que no me parece suficientemente resuelta en el libro, no obstante que nunca se deja de ver el carácter complejo del problema y de que, en todo momento, se ponen en claro las distintas posiciones que existen al respecto: la feminista y la del relativismo cultural. Me refiero a la contradicción entre propiedad individual y propiedad comunal, que en el contexto de la hegemonía de las políticas neoliberales y de las reivindicaciones étnicas, pasa a ser fundamental en la discusión de la viabilidad de un desarrollo con justicia y equidad de género.

Todas estas razones harán del libro Género, propiedad y empoderamiento: tierra, Estado y mercado en América Latina, una lectura obligada para los estudiosos y estudiosas, académicos y académicas, así como para los y las que diseñan las políticas públicas con relación a las mujeres rurales.