SABADO Ť 20 Ť ENERO Ť 2001
Ť Poeta emblemático de esa generación, padecía de cáncer en la próstata

Murió Gregory Corso, alarife del beat

Ť Bomba, entre sus trabajos más célebres; lo esctructuró en forma de hongo atómico

Ť Es un alma que respeto, decía de él Ginsberg; ''tiene un don excepcional'': Burroughs
 

MONICA MATEOS-VEGA

Gregory Corso, poeta emblemático de la generación beat, murió el miércoles por la noche, a los 70 años, en un hospital de Robbinsdale --en el centro de Minnesota--, debido a un cáncer de próstata, informaron apenas ayer sus allegados, según la agencia Afp.

El autor de una decena de libros de poesía había grabado recientemente un disco compacto con la cantante Marianne Faithfull. Entre sus poemas más celebres figura un soneto satírico titulado Bomba, escrito en forma de nube atómica.

Corso nació el 26 de marzo de 1930 en Nueva York. Uno de sus compañeros de la generación beat, el escritor Jack Kerouac, lo describió un día como "un Caruso italiano que canta sobre los techos neoyorquinos".

corsoUn libro póstumo, Selected letters, se publicará este año o el próximo, señaló su antiguo amigo Roger Richards, un vendedor de libros raros de Manhattan que acogió al poeta durante doce años antes de que se mudara en septiembre pasado a casa de su hija Sheri Langerman, en Minneapolis. Richards conoció a Corso cuando éste pasaba la noche en la Grand Central Station, "le di la llave de mi casa y se quedó 12 años", recordó el librero.

Experiencias en el infierno

Confinado a un orfanato desde su nacimiento, fue recibido a los 11 años por su padre, después Corso pasó su adolescencia en un reformatorio y lo condenaron a tres años de prisión, a los 17, acusado de robo. En la cárcel descubrió la literatura y desde entonces se consagró a la poesía. Su poeta favorito fue Shelley, un autor romántico que gustaba mucho a varios beats.

En una entrevista, Corso dijo respecto de su experiencia en el encierro: "Cuando salí de ahí, les dejé a un muchacho que conocía lo peor y lo mejor del ser humano. Algunas veces el infierno es un buen lugar porque si existe es probable que su opuesto, el cielo, también."

Su voz poética fue simple, coloquial, divertida y nada pretensiosa. Su primer poemario fue publicado por City Ligthts, la editorial que fundó Lawrence Ferlinghetti, en 1955. Un año más tarde se traslada a California donde participa de las actividades culturales de la zona de la bahía de San Francisco, transformándose en una de las figuras de la emergente generación beat.

Corso conoció a Allen Ginsberg en un bar. El autor de Aullido siempre dijo de Corso: "es un alma que respeto", mientras William Burroughs expresó entonces que su nuevo amigo tenía "un don excepcional: posee una voz que remite sus ecos a través de la precariedad de un incierto futuro".

Cuando Jack Kerouac terminó de escribir Tristessa y comenzaba la primera parte de su novela Los ángeles de la desolación, vivía en México, en un cuarto de azotea ubicado en la calle de Orizaba, en la colonia Roma; ahí "recibió la visita de los hermanos Marx, como Jack bautizó a Gregory Corso, Allen Ginsberg, Peter Orlovsky y el hermano de éste, Lafcadio. Juntos visitaron Teotihuacán, Xochimilco, Ciudad Universitaria, el club Bombay y Garibaldi, donde Jack y Peter se acostaron con un par de prostitutas mientras Ginsberg los aguardaba en la calle. Días después, Peter contrajo gonorrea. Finalmente, en diciembre, Jack se regresó a Nueva York con sus amigos (salvo Gregory Corso, que se regresó antes por no haberse sentido bien en México), en el auto de un puertorriqueño", escribió Jorge García-Robles en La Jornada Semanal del 30 de marzo de 1997.

Los poemas en estilo hablado de Corso lo hicieron célebre, entre ellos se encuentran: The vestal lady on brattle (1955), Gasoline (1958), The happy birthday of death (1960). Su novela The American Express se publicó en París en 1961. También escribió piezas de teatro y escritos sobre el arte contemporáneo.

En 1997, cuando se realizó un homenaje al entonces recién fallecido Allen Ginsberg, un pesado y gordo Gregory Corso subió al estrado de la iglesia donde se efectuaba la ceremonia luctuosa y dijo un poema de una sola palabra para su amigo: "Toodle-oo", un canto coloquial de adiós.

Durante la última década podía encontrarse a Corso en actos o encuentros literarios, en el lobby, deambulando entre grupos de personas conversando, ignorando totalmente lo que ocurría a su alrededor.

Gregory, Toodle-oo.


Yo obsequié

Gregory Corso

Obsequié el firmamento
junto a las estrellas los planetas las lunas
y también las nubes y los vientos del clima,
las formaciones de aviones, la migración de las aves...
"¡De ninguna manera!" aullaron los árboles,
"¡Los pájaros cuando no vuelan son nuestros, no los podés obsequiar!"
Así que obsequié los árboles
y el terreno que ellos habitan
y todas aquellas cosas que crecen y se arrastran sobre él
"¡Un momento!" marearon los mares,
"¡Las costas, las playas son nuestras, los árboles para los barcos,
para los astilleros, nuestros! ¡no los podés obsequiar!"
Por lo tanto obsequié los mares todas las cosas que los nadan,
los navegan...
"¡De ninguna manera! tronaron los dioses,
¡Todo lo que has obsequiado nos pertenece! ¡Nosotros lo creamos!
¡Incluso creamos a aquéllos como vos!"
Entonces fue cuando obsequié a los dioses.