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Los indios del presidente

Discretamente está circulando la invitación para asistir a la instauración del Consejo Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. El tono de la invitación contrasta con el optimismo con el que sus promotores lo anunciaron: se dijo que sería la institución con la que el Estado dejaría esa forma de paternalismo que se llama indigenismo, que sería el espacio desde el cual convocar, ahora sí, a un diálogo verdadero entre pueblos indígenas.

Sin embargo, la escasa información que se ha hecho pública, los rumores de cómo viene el decreto que lo crea y las noticias del resultado de las consultas para integrarlo indican que su papel será a lo mucho modesto. Primero, será simplemente consultivo, no manejará presupuesto, ni tendrá bajo su cargo el desarrollo de programas. Todavía más, ni siquiera soportará una gran nómina: sus integrantes tendrán cargos honorarios. Tal como suena será una oficina con su secretario técnico y alguna persona que lo asista, lo demás apenas serán viáticos, para que el presidente y su equipo puedan consultar a algunos indígenas.
 

Este consejo no tendrá un carácter representativo, será el presidente de la República el que nombre a los miembros. No se trata de un organismo integrado por dirigentes que tengan que rendir cuentas a sus pueblos, y en cambio parece buscar que le rindan cuentas a la persona que los nombró: serán entonces los "indios del presidente". Xóchitl Gálvez, encargada de la oficina de asuntos indígenas adjunta a la presidencia, declaró que al consultar a los raramuris (también tarahumaras) sobre quién podría ser su representante ante el consejo, resoja-brillopondieron que ellos tenían gobernadores, no representantes.


Aparte de que Vicente Fox contará con un cuerpo de asesores que incluye indígenas y de que (por fin) se nombran indígenas para encabezar los organismos indigenistas, los cambios institucionales están en espera. Mientras tanto la reforma constitucional ocupa, otra vez, un lugar importante en la agenda pública y, si nos atenemos a las declaraciones de Vicente Fox, también está bien situada en las prioridades del presidente. Parece que las cosas se están acomodando de acuerdo a lo que planteaba la parte del movimiento indígena que no quiso comprometerse con la creación del Consejo: que primero se reconozcan derechos constitucionales y después, si es necesario, instituciones, cargos públicos y manejo presupuestal.

Por supuesto subsiste la necesidad de retomar el diálogo entre pueblos indígenas. La gran confluencia que significó la negociación para alcanzar los Acuerdos de San Andrés tiene que profundizarse y extenderse. Para esto no es indispensable el presupuesto público. Es más, los dineros como intermediarios del diálogo han sido más que un apoyo, un obstáculo. El diálogo entre corrientes del movimiento indígena está hoy en la misma situación que antes de que apareciera la discusión sobre el Consejo Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas: el punto donde el motor del diálogo son los argumentos en juego. Adelante.

(Eugenio Bermejillo)

 
 

Yalalag:oja-enredooja-pelo
una elección gangsteril

En esta importante comunidad zapoteca de la Sierra Norte de Oaxaca se dio el pasado 26 de diciembre un paso hacia atrás en la resolución del conflicto político electoral que lleva ya varios años de deteriorar su tejido comunitario. Ese día, con apenas 150 personas, de los 1 200 ciudadanos del padrón electoral, se llevó a cabo una asamblea para elegir autoridades municipales. Apenas unas horas después de concluida la asamblea, con una celeridad poco usual, fue calificada y validada por los consejeros del Instituto Estatal Electoral y ratificada por la legislatura local.

El proceso ha dejado insatisfecha a una parte muy importante de la comunidad que ha presentado desde entonces cinco denuncias, con el fin de invalidar la asamblea que califican de "gangsteril". (EB)
 

Ejército “paracaidista”
San Pedro Atlapulco, 3 de enero. Como a las ocho de la mañana se tocó la campana de la Iglesia y los miembros del Comisariado de Bienes Comunales, Consejo de Vigilancia, Delegados Municipales y Consejo de Participación Ciudadana, informaron a más de cuatrocientos comuneros originarios de Atlapulco, que la "Cabaña del Chinaco", ubicada sobre los terrenos comunales de San Pedro Atlapulco y sobre un bosque poblado de oyamel dentro de la poligonal declarada como Parque Nacional Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla, había sido ilegalmente ocupada desde hace cinco años por Guardias Presidenciales del ex Presidente de la República, Ernesto Zedillo, quien acostumbraba realizar ejercicio en dicho lugar custodiado de los guardias en mención.

Dichos guardias permanecieron en el mencionado paraje comunal hasta el último día del mandato presidencial del doctor Zedillo, y sin embargo en el lapso que estuvieron ocupando las tierras comunales nunca notificaron a nuestra comunidad de tal acto, pero si cometieron diversos atropellos, algunos de ellos denunciados por nuestros comuneros ante las instancias de la Secretaría de la Defensa Nacional. No está de más señalar que cuando nuestros comuneros transitaban por dichas tierras eran tratados como extraños en sus propias tierras, sobre todo porque desde el año de 1998 iniciamos obras para captar agua de nuestros manantiales, mismos que tienen por objeto conducir agua hasta el centro ecoturístico y recreativo del Valle del Conejo para la subsistencia de los criaderos de truchas de nuestra comunidad. Tampoco podemos pasar por alto que en diversos momentos los guardias presidenciales robaron truchas de comuneros en el paraje conocido como "El Zarco", existiendo constancia de lo anterior.

Pero eso no es lo peor, en el predio en comento removieron suelo forestal construyendo cabañas pequeñas, ocho trincheras, cepas para el desemboque de aguas negras y para tirar la basura, olvidando que este bosque es una de las principales cuencas para la recarga de acuíferos, siendo que gracias al mismo el Distrito Federal, Huixquilucan y Lerma gozan de agua potable.

También reforestaron aproximadamente unas 200 hectáreas con especie distinta al oyamel e introdujeron cedro blanco, arbolado que con el paso del tiempo reseca el suelo donde es plantado.

Una vez narrados estos atropellos la comunidad decidió ejercer el derecho que desde tiempo inmemorial tiene sobre dichas tierras, sobre todo considerando que las autoridades en materia ambiental no han querido actuar de acuerdo a sus obligaciones legales y han permitido la existencia diversos asentamientos irregulares enclavados dentro de las tierras comunales de Atlapulco y que colindan con bienes comunales de San Lorenzo Acopilco. Por lo tanto la gente de San Pedro Atlapulco ocupó de nuevo sus propias tierras, pacíficamente.

Mario Flores Juárez, Antonio Saldaña Peña, Ambrosio José Galán Díaz

 

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