Ojarasca 45  enero 2001


Congreso Nacional Indígena
Ahí viene la creciente




Cinco años exactos después del surgimiento del Foro Nacional Indígena en enero de 1996 (foro que concretó la presencia de representantes indígenas y expertos en la materia provenientes de todo el espectro de posiciones y de múltiples regiones del territorio nacional, tan sólo un mes antes de la firma de los Acuerdos de San Andrés), el proceso ahí iniciado tiene una evolución muy particular que no corresponde con las previsiones ni con las teorías de los antropólogos ni de los politólogos. Éstos, al verlo transformarse en menos de un año de un foro de discusión a un Congreso Nacional Indígena y acaparar la atención de la opinión pública nacional e internacional en su inauguración en octubre de 1996, dictaminaron que para que fuera cierto su proceso tenía que mantener un nivel de movilizaciones públicas nacionales al mejor estilo setentero y que pujara por ser una organización visible en todo momento.

Sin embargo, el Congreso Nacional Indígena ha bregado por desmarcarse de estas expectativas e insistió e insiste en ser un espacio de reunión y reflexión plural, abierto, sin estructura vertical alguna y reivindicar su ser de asamblea al estilo comunitario, pero a nivel nacional, lo que le ha restado visibilidad por periodos --incluso largos-- pero le ha permitido profundizar un trabajo de largo plazo por "la reconstitución de los pueblos indios como sujeto". Llanamente, tal postura ha significado reforzar --desde la base misma de la comunidad--, su identidad como pueblos y su resistencia consciente y puesta en perspectiva ante los embates de los proyectos que tienen decretada su desaparición. Una actitud así no le ha impedido mantener un consenso básico en torno a los Acuerdos de San Andrés y a la iniciativa de reformas de la Cocopa, ni mostrar su presencia nacional desde todas partes cuando hay que hacerlo, como en la salida de la comandante Ramona, en la marcha indígena con los 1 111 bases de apoyo zapatistas a la ciudad de México y en la Consulta por el Reconocimiento de los Derechos de los Pueblos Indígenas y por el Fin de la Guerra de Exterminio. En cambio, le ha posibilitado que en sus tiempos y con sus modos, su búsqueda se centre en darle peso a las dinámicas regionales a las que por fuerza se enfrenta, y potenciar su historia, sus saberes, su preparación colectiva e individual, y emprender una serie de proyectos comunitarios autogestivos que no se notan pero van haciendo surco.

Hoy, cuando la discusión de la iniciativa de reformas Constitucionales de la Cocopa está por discutirse en las cámaras legislativas y ante una movilización nacional que parece rebasar toda previsión, el CNI está obligado a mostrarse una vez más, desde todos los rincones regionales donde habita, para reivindicar la legitimidad de una iniciativa que sienten suya porque fue tejida desde la base misma de la sociedad.

Por lo pronto, los preparativos de un tercer Congreso y de foros regionales de carácter resolutivo nacional al paso de los representantes zapatistas, se van tejiendo y anuncian la acumulación de un consenso que cargará a los representantes del EZLN con la fuerza de comunidades, organizaciones y representaciones de los pueblos. La moneda está en el aire y el cni comienza a aflorar para ser visto. 


(RVH)
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