MIERCOLES Ť 10 Ť ENERO Ť 2001

ASTILLERO

Julio Hernandez Lopez

EL PRESIDENTE FOX está luchando contra el reloj. Debe acreditar, en el menor tiempo posible, una voluntad positiva de solución del conflicto chiapaneco que le permita reanudar el diálogo con los zapatistas para que sea innecesaria la marcha programada para arrancar del sureste el próximo 25 de febrero. A ese propósito de construcción acelerada de condiciones de diálogo está dedicado el guanajuatense, pues sabe que, a partir del 24 de febrero, día de la Bandera nacional, y hasta finales de marzo (mes de efemérides petroleras y juaristas), el calendario político le será expropiado parcialmente por el zapatismo. El foxismo sabe también del riesgo político que corren las posiciones de derecha hoy dominantes si Marcos llega a convertir su marcha al Distrito Federal en el hecho fundador de un movimiento político y social abierto, que logre sacar de su lamentable postración a la izquierda en general, y en particular al segmento partidista largamente corrompido por las ambiciones y la mediocridad.

la hora de las autocomplacencias 


POR ELLO, FOX recita una y otra vez la lista de los avances que su gobierno ha propiciado para la pacificación chiapaneca. Efectivamente, la nueva administración federal ha dado pasos que no deben ser menospreciados ni regateados. Hay menos tensión en Chiapas gracias a la reubicación de elementos militares, a la liberación de algunos de los presos zapatistas y a la presentación ante el Congreso de la iniciativa que contiene los acuerdos de San Andrés Larráinzar. El ánimo del presidente Fox es, además, explícita, a veces vehementemente deseoso de que se firme la paz y que el asunto Chiapas sea sólo uno más de los muchos que debe atender durante seis años.

incorporar a indigenas al progreso 


PERO ESA ACUMULACION de evidencias procesalmente positivas para la pacificación, y esa ansiedad discursiva siempre bien reflejada en los medios de comunicación, simplemente son parte del gran problema sin solución: Fox, a su manera, como los anteriores presidentes priístas, no entiende que el problema de los indígenas en general, y en especial los de Chiapas, no se pueden dar alegremente por satisfechos sólo a partir de actos fotográficos o declaraciones entusiastas. Fox quiere firmar con urgencia la paz para dar por cumplida una de sus promesas de campaña pero, además, para "de inmediato" incorporar a los indígenas de aquella zona al proceso global de modernización económica neoliberal que ha compartido con los tres anteriores presidentes del país.

nada se ha cumplido a plenitud 


EN ESA CARRERA contra el tiempo, Fox se está tropezando y es posible que en sus afanes consiga justamente lo contrario de lo que busca, es decir, que alargue y complique más el conflicto. Entre otras cosas, porque cree que así como pudo ganar el voto popular mayoritario en el 2000, con base en incontinencia verbal y desmesura de promesas, ahora podrá avasallar al movimiento zapatista con la repetición diaria de los hechos que ha propiciado su gobierno y que, a su parecer, son más que suficientes para que los sureños se declaren convencidos de la buena voluntad del guanajuatense y depongan armas e ideas. Sin embargo, los recuentos foxistas de éxitos pacificadores ocultan hasta hoy una realidad: el gobierno federal únicamente ha cumplido una parte de los tres signos pedidos por el zapatismo para reanudar el diálogo. Hasta ayer sólo había removido al Ejército de tres de las siete posiciones señaladas por el EZLN (aunque hoy, con embajadores latinoamericanos de testigos, se realizará un tercer retiro, y se insiste extraoficialmente en que pronto se formalizará la salida militar de otros tres lugares), sólo había liberado a 17 de más de 100 presos zapatistas, y sólo había presentado en San Lázaro la iniciativa genéricamente llamada "de la Cocopa".

DE ESOS TRES signos pedidos, dos serían irreversibles: el de la liberación de presos y el de la iniciativa si se convirtiera en ley. Pero las expectativas son negativas: los gobiernos de Fox y de Pablo Salazar están entrampados en la valoración específica de cada uno de los encarcelados, preguntándose cuáles están allí por activismo político y cuáles por delitos comunes que no merecerían perdón; en el caso de la iniciativa de ley los vaticinios son peores, pues el PAN ya ha anunciado que está contra tal proyecto, de tal manera que la presentación hecha por Fox ante el Congreso es sólo un acto formal, de apariencia, sin un trabajo firme de construcción de las condiciones políticas para que sea aprobada. El tercer signo, el del retiro militar, es absolutamente reversible: en el momento que se quiera se podrá reinstalar a las fuerzas armadas en sus posiciones anteriores.

retenes zapatistas y activistas foraneos 


A ESTAS CONSIDERACIONES deben sumarse los nuevos señalamientos que ha hecho Fox para explicar el incumplimiento pleno de los signos pedidos: razones de seguridad nacional, de lucha contra el narcotráfico y de control del flujo inmigrante centroamericano. E inclusive, excesos y peligros que ha deslizado en conferencias de prensa como la realizada ayer, en la que dijo que el Ejército ha retirado más de 50 retenes de Chiapas pero, en cambio, "quienes ahora están ocupando retenes son los propios zapatistas; hay información de que están cobrando alguna tarifa por el tránsito de la gente que va a pasar por ahí...", o el hecho de que el gobierno esté permitiendo visitar la entidad a quien lo desee, aunque "esta pequeña promoción ha hecho que llegue a Chiapas buena cantidad de extranjeros, que están de alguna manera participando con el Ejército Zapatista, como quienes estaban en huelga". La apertura foxista ha llegado al extremo de reconocer interlocución política a los extranjeros en los asuntos mexicanos, como dijo ayer: "estamos abiertos para que cualquier visitante extranjero que está simpatizando con el EZLN, si tiene algún reclamo que hacer, si tiene alguna petición que hacer a nombre de los grupos indígenas, que la haga, y le vamos a apoyar y a responder".

¿que mas me pueden pedir? 


A FIN DE CUENTAS, Fox se declara exhausto: no puede cumplir más cosas. Ya ha dado algunos pasos que considera importantísimos, y ofrece desarrollo, progreso y paz a los chiapanecos, por tanto, confesó ayer, "yo no sé qué más se le puede pedir a este gobierno por hacer en Chiapas".

MIENTRAS TANTO, LA caravana zapatista de comandantes y un subcomandante se prepara para su viaje histórico. Si Fox no logra quitarle sentido a esa marcha habrá permitido que en la capital del país se instale el movimiento político más peligroso para su proyecto de derecha. Sólo puede frenar ese curso si antes logra sentar a los zapatistas a dialogar e inicia un proceso serio de pacificación. Mientras tanto, sólo le queda, como lo está haciendo, hablar y hablar, afanosa y vehementemente, con la esperanza de que su recuento de éxitos parciales le sea tomado no como abonos secundarios, sino como pago total.

ASTILLERO

Porfirio Muñoz Ledo convertirá la Mesa para la Reforma del Estado, que él consideraba una especie de nuevo congreso constituyente mexicano, en una organización no gubernamental (ONG). Todo porque ya no tendrá tiempo para ese entretenimiento inocuo que Vicente Fox le inventó, pues al parecer volverá a ser embajador... Santiago Creel no pudo conseguir acuerdo alguno con los dirigentes partidistas convocados ayer a tratar de encontrar salida al problema de Tabasco.

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