Jornada Semanal, 24 de diciembre del 2000 

Novísimos de Tlaxcala
 
 

Nuestras páginas se enriquecen con estas tres poetas y estos tres poetas de la vecina República de Tlaxcala. Reconocemos que nuestra sorpresa fue grande y muy agradable al recibir estos textos de escritores ya con dominio de su oficio y en plena búsqueda de su voz propia e intransferible. Entregamos a nuestros lectores estas nuevas actitudes frente al fenómeno poético y a las cosas pequeñas y fundamentales de la vida. Nos lo dice Karla Emilia: “mi poesía es mi cuerpo, los dientes blanquísimos de mi anhelo, mi fuerza y mi vientre...” Ella y sus compañeros tienen “ganas del fuego” y son “mitades buscando mitades, antílopes huyendo del miedo”.



Marisol Nava
1975




Como crepúsculo
La soledad está cayendo en la casa,
Va ennegreciendo sus paredes,
Va inundándola. 
Las voces se enflaquecen,
Los respiros se agobian.
Y mi débil flama se consume,
Pues el crepúsculo se nos viene encima
Se nos echa nos traga.
Y no sé si convertirme en silla o mesa
O huir antes de que el crepúsculo
Engulla esta casa.
 

Alan Cervantes
1974

Despacio siempre

Para Magali
Te deslizas, despacio, entre mis sueños,
Como una sombra al principio inadvertida,
Presencia prudente, fiel amante
Que fuiste bebiendo esta distancia
A veces tan amarga.
Despacio siempre,
Te instalaste con tu dulce impertinencia
A mi lado.
Primero fuiste un malestar indispensable,
Ahora sólo eres indispensable
Como el amanecer de cada día
Conocido y fresco.
 

 

Magali Abrizkv Covarrubias
1978

Sólo podría morir



Sólo podría morir, y guardar la mirada rasgada, 
Anegarme en el dolor,
Ser del agua la promesa.

Callada contemplo la noche,
Descubro el silencio azul,
Vuelo sediento de las palabras.

Una boca alegre aparece
Con labios revestidos –dulces años–.
Se enternece y entre rejas
Renace el pasado que pone en duda
La melancolía de este silencio.

Lo recuerdo entonces
Antes de irme
Ahogada con el día.
 

Karla Emilia Cohue
1979

Día treinta



Esta noche es un día, un mediodía, 
un día treinta de un sexto mes,
una laguna en el reino de los muertos.
Estas son mis frases, 
no mi poesía,
mi poesía es mi cuerpo, 
los dientes blanquísimos de mi anhelo,
mi fuerza y mi vientre,
estas no son palabras, son las ganas del fuego,
mitades buscando mitades,
antílopes huyendo del miedo.
 
 
 
 
 
 
 

 

Yassir Zárate Méndez
1975

En defensa de la lujuria

Para Tzara
Yo insisto
En que antes del amor
(ese ruiseñor de mal aliento)
venga la carne.
Dejar que sean los jadeos del deseo
Quienes abran fuego.
Imitar el cañoneo de mil perros tras una hembra en celo.
Antes, mucho antes del "te amo",
                                Que sea el roce,
                                                        El contacto,

Los dedos ciegos,
Apresurados y torpes;
                            Las orejas al rojo vivo.

Antes, mucho antes del paso fatal,
Hacer venir una noche de viernes del penúltimo día de julio
Y enredarse a una mujer
Como mala yerba
                        En el oscuro túnel del tiempo.
Antes, mucho antes del hielo,
            Revolotear como moscas,
Habitar decenas de cuerpos
Entrar y salir;
Subir y bajar a pulmón herido
El electrocardiograma del éxtasis.
Antes, mucho antes del olvido,
Mejor olvidar y recobrar y volver a olvidar nombres,
Noches,
Citas,
Lugares,
Camas,
Noches sucias,
Nombres otra vez.

Antes, mucho antes del ruiseñor con mal aliento.



Jair Cortés Montes
1977

Dios


Quien quiera que seas,
en el lugar en que estés,
trata de ser ausencia,
para evitar estas preguntas,
para que este monólogo no nazca,
para curar mis heridas sin respuestas.

Como te llames,
llámate nada,
por mucho poco.

Del color que sean tus labios,
del cielo que hayas visto,
olvídalo todo;
que tus ojos ya no lloren por el espejo,
levanta las manos y húndete en ti,
        hasta el fondo,
para ser eso que ya no eres.

Quien quiera que seas,
cierra para mí tu puerta,
por venganza o por miedo.

Vacía tu memoria.

Como se llame tu patria,
levanta la bandera del destierro,

calla,

quien quiera que seas
si posees voluntad,

ya no me duelas.