Ojarasca 42 octubre 2000
Comunidades y ecología
Una "modernidad alternativa"
Víctor Manuel Toledo
Víctor Manuel Toledo, prestigiado investigador
del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), director de la revista Etnoecológica
y sugerente autor de infinidad de artículos publicados en México
y en el extranjero, nos propone con este texto la lectura de un libro suyo
--La paz en Chiapas: ecología, luchas indígenas y modernidad
alternativa--, que publicará, a mediados de noviembre de este
año, la UNAM y Editorial Quinto Sol. En esta reseña de su
argumentación, muestra la complejidad medular de su libro y abre
una serie de interrogantes que vale la pena revisar.
Es
posible formular una propuesta de paz, viable, duradera y digna para Chiapas
y las otras regiones indígenas y campesinas de México? Este
libro arriesga una respuesta afirmativa basada en la idea de que hoy todo
conflicto social por muy focalizado que sea, no es sino una batalla más
dentro del colosal conflicto de carácter global que ha surgido entre
la civilización industrial y la naturaleza. Por ello, para lograr
la paz en Chiapas (en un conflicto calificado por el gobierno mexicano
como un simple problema microrregional o de frontera), es necesario construir,
teórica y prácticamente, una "modernidad alternativa", es
decir, se requiere elaborar un conjunto de soluciones dentro del contexto
de aquella contradicción fundamental. Lo anterior no surge sino
de la elaboración de una crítica minuciosa y despiadada al
modelo civilizatorio industrial, y de una revisión del papel que
juegan las sociedades rurales y sus actores, especialmente los pueblos
indígenas.
En efecto, aunque parezca descabellado, una
verdadera solución a los conflictos en Chiapas y el resto de las
regiones campesinas e indígenas del país, supone ensayar
nuevas propuestas civilizatorias capaces de desactivar esa contradicción
fundamental entre naturaleza y sociedad, erigir una alianza entre los actores
locales y su naturaleza, y de enfrentar, domesticándolo,
el proceso globalizador. Ello requiere de un nuevo repertorio de categorías
teóricas, que se descubren a través del enfoque interdisciplinario,
para analizar de manera completa la dimensión de los conflictos.
Por "modernidad alternativa" entendemos
la construcción del bienestar social mediante la afirmación
del poder ciudadano, la adquisición de una conciencia planetaria,
y la "toma de control" de los procesos que afectan la vida cotidiana de
los individuos y sus comunidades locales. Para el caso que nos atañe,
lo anterior supone la puesta en práctica de un proceso de "post-modernización"
rural que implica una reformulación de las relaciones que familias,
comunidades y regiones establecen con la Naturaleza (las relaciones ecológicas)
como con los mercados, los consumidores urbanos e industriales, el Estado
y otras instituciones (las relaciones sociales), todo lo cual se encuentra
cada vez más influenciado por el proceso globalizador.
Para el caso del México rural, la
construcción de esta "modernidad alternativa" se ve favorecida por
la existencia de un vigoroso proceso de resistencia campesina e indígena
basado en un uso adecuado de los recursos naturales locales, la autogestión
social y política y una inserción exitosa a los nuevos mercados
que se gestan bajo la globalidad. Este "otro zapatismo" de inspiración
ecológica, pacífica, pragmática y sobre todo realista,
que crece, se reproduce y madura, desde hace casi dos décadas y
de manera silenciosa por todos los rincones del México rural, no
sólo conforma un conjunto de iniciativas exitosas en lo social,
lo económico, lo productivo y lo cultural, también constituye
un foco original de resistencia frente al neoliberalismo y su globalización
perversa, y es hoy por hoy la más importante fuente de experiencias
autonómicas comunitarias y regionales en México de cuyas
enseñanzas se puede nutrir una verdadera "modernidad alternativa",
única manera de lograr la paz en Chiapas y en las otras regiones
indígenas y campesinas del país.
Entre la materia (que es azar) y el artificio
(humano) aparece silenciosa e incólume la naturaleza, eterna
envoltura de lo humano, laboratorio de su actividad y recurso y fuente
última de toda riqueza material: la naturaleza, reconocida como
todo aquello que existe independiente de la actividad humana pero que al
mismo tiempo representa un orden superior al de la materia (Rousset, 1974).
La ecología ha sido la corriente del pensamiento humano que desde
una perspectiva científica ha venido a redescubrirle a la civilización
occidental la existencia de la naturaleza, justo cuando aquélla
comenzaba a festejar, embriagada por la derrota final de sus principales
enemigos ideológicos, el triunfo absoluto del artificio y del mercado,
e incluso, el "fin de la historia".
Derrotadas en apariencia todas las fuerzas
de resistencia, todos los focos de oposición al sueño insaciable
de expansión del mercado acumulador de capital, puntualmente representado
hoy en día por 500 gigantescas corporaciones, una red de bancos
internacionales y los gobiernos de numerosos países industriales,
emerge de nuevo la naturaleza como la única fuerza capaz de detener
este proceso deletéreo. Y es que, para utilizar las palabras del
filósofo Karl Kosik (1967), "...El hombre no vive en dos esferas
distintas: no habita con una parte de su ser en la historia y con la otra
en la Naturaleza. Como ser humano está siempre y a la vez, en la
Naturaleza y en la historia. Como ser histórico, y por tanto como
ser social, humaniza a la Naturaleza, pero también la conoce y reconoce
como totalidad absoluta, como causa sui que se basta a sí
misma, como condición y supuesto de la humanización".
La batalla que desde el primero de enero
de 1994 realizan los pueblos indígenas de Chiapas, no sólo
amalgama reclamos antiquísimos y menos antiguos de los pueblos sojuzgados
de México y del mundo, también es hoy en día expresión
genuina de los millones de seres rurales y urbanos de todo el planeta,
que han sido excluidos por la avasallante maquinaria del mercado y la tecnología,
convertidos ya, en escala global, en el principio casi único de
la vida social.
Y sin embargo, como habrá de mostrarse
en esta obra, su búsqueda es también un reclamo telúrico
y profundo que parte de las entrañas mismas de la Tierra y de la
cultura acumulada milenariamente, pues hoy no es posible ya luchar por
la humanidad, es decir, por la especie, sin restaurar primero el equilibrio
entre los fenómenos sociales y humanos y después entre éstos
y los procesos naturales.
La paz en Chiapas... parte de esta
tesis, desarrollándola en extenso para volverla una estrategia política,
una perspectiva capaz de generar una nueva utopía que logre resolver
el conflicto y traer la paz a Chiapas y a las otras regiones indígenas
de México.
Tras introducir al lector a la dimensión
civilizatoria de la crisis ecológica del mundo industrial contemporáneo
(Braudel, 1991), y a la consecuente necesidad de construir una "modernidad
alternativa" (capítulos primero y segundo), el libro ofrece un recuento
del novedoso proceso ecológico-político de los indígenas
de México que ha pasado inadvertido, pondera de manera rigurosa
sus virtudes y limitaciones.
El capítulo tercero termina por contextualizarlo
dentro de las nuevas corrientes de resistencia que en todo el mundo están
surgiendo como una alianza entre la humanidad y la naturaleza y en contra
del neoliberalismo.
Con base en lo anterior, la segunda parte
del libro ofrece una propuesta de "modernidad alternativa" ahí donde
justamente debe comenzar: el lugar mismo donde los rebeldes indígenas
mantienen y habitan un "territorio liberado": la región de Las Cañadas
en la Selva Lacandona (capítulos cuarto, quinto y sexto).
El libro termina sugiriendo la reanudación
de las negociaciones, haciendo notar las ventajas de enmarcar las demandas
dentro de una propuesta de modernidad incluyente, en la que la conflictiva
social y regional se visualizan como parte del conflicto supremo entre
la sociedad y la naturaleza.
La Habana. Foto: Tania Jovanovic
regresa a portada