Lunes en la Ciencia, 9 de octubre del 2000



ƑRegresará la viruela a México?

Manuel Servín Massieu

Creo que fue Arnoldo Toynbee, historiador británico, quien sentenció: "los países que olvidan su historia están condenados a repetirla"... y a temblar México, o mejor dicho, a temblar jóvenes mexicanos, toda vez que ya no fueron vacunados contra la viruela (negra), después de la década de 1950. ƑQué sucedería en caso de que la viruela regresara a nuestras tierras después de cuatro décadas sin vacunar a nadie?

portada-1 Muy sencillo, sólo los mayores de cuarenta años (que sí fuimos vacunados) seríamos inmunes y México pasaría, de golpe y porrazo, a ser un país de viejos. Los jóvenes no sobrevivirían.

Deberíamos tener muy presente que al arribo del invasor español en 1520, Mesoamérica (desde el actual Querétaro hasta lo que hoy es Panamá, más o menos) estaba habitada por unos 22 millones de personas. Desconocida de este lado del Atlántico y llamada cocoliztli o matlazahuatl, la enfermedad viral inició su devastación rápido, como un incendio en pastizal seco. Treinta años después de haber llegado el invasor (1550), sólo quedaban 3 millones de habitantes y para 1590 la cantidad de indígenas apenas llegaba al millón.

Ya en el siglo XX, el último caso de viruela en México se presentó en el pueblo de Tierra Nueva, San Luis Potosí, en junio de 1951; fue una paciente del género femenino de 17 años de edad llamada Victoria. Después de 431 años de haber llegado con los españoles, finalmente la enfermedad fue erradicada gracias a la vacuna producida en el hoy centenario Instituto Nacional de Higiene de la Ssa, cuando estaba orientado socialmente. Al no presentarse más casos en el mundo (el último fue en Somalia, en 1977), la Organización Mundial de la Salud certificó la eliminación global de la enfermedad y ordenó la destrucción del virus utilizado para hacer la vacuna por parte de cada país excepto, claro, a Estados Unidos y la entonces URSS.

Fieles a su trayectoria belicista durante la guerra fría, los ejércitos de los dos bloques de países entonces en pugna, adoptaron el virus como arma biológica. Se sabe que el primero de los dos ha continuado vacunando regularmente a sus tropas y a los miembros del FBI, y con énfasis se vacunó a soldados para la guerra contra Hussein y más recientemente a militares y población de Puerto Rico.

ƑSe utiliza aún el virus clásico de la viruela? ƑSe ha modificado ya genéticamente? ƑCon qué finalidad? No lo sabemos, pero sí puede señalarse que siendo este virus uno de los más grandes, visible con microscopio óptico, es ideal para usarse en investigación transgénica, como la que se ha producido para el engendro viral de recombinante entre viruela y rabia. EU tiene en reserva 15 millones de dosis en el CDC (Centro para el Control de Enfermedades) de Atlanta "y pequeñas cantidades en algunos otros países" ƑPor qué?

Toda vez que la administración de Clinton en estos últimos años ha expresado repetidamente ante la opinión pública y por diversos medios, la idea de una supuesta vulnerabilidad nacional estadunidense ante un posible ataque bioterrorista con el virus precisamente de la viruela y por la frontera de México, deberíamos poner las barbas a remojar. También somos vulnerables. Nuestra vulnerabilidad se debe, entre otras cosas, a la distracción en la producción de vacunas nacionales, debida a la reorganización privatizadora a que se ha visto sujeta la existencia de los dos grandes institutos productores de vacunas de la Ssa (uno ya se mencionó), ambos transformados, a la chita callando, en la empresa privada Birmex, SA ƑDe quién será?

Seguramente lo último que le interesaría a dicha empresa privada es preparar un lote socialmente precautorio de vacuna de la viruela para niños y jóvenes mexicanos. Además, Ƒde dónde sacaríamos el virus vacunal? ƑViven aún los que saben hacer esta vacuna? ƑDevastaría la viruela otra vez a nuestra sociedad? ƑTendrá la razón Toynbee?

"Que viene el lobo" han dicho en una obra de teatro, y cuando eso dice alguien en el teatro, ese alguien generalmente la hace de lobo.

El autor es director del Centro Interdisciplinario de Investigación y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD), del Instituto Politécnico Nacional

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