Unidad habitacional Maravilla, East Los Angeles
La guerra química
en la Selva Lacandona
Antonio Castillo
En la prensa han aparecido denuncias contra el
llamado Programa Moscamed, por las fumigaciones aéreas que realiza
con malatión para combatir la mosca del Mediterráneo, lo
cual afectó ya a 11 mil productores de café de 116 comunidades
cafetaleras, pertenecientes a cinco municipios de la Selva Lacandona. El
gobierno de Chiapas se comprometió a pagar 928 pesos por productor
de café, de un número total de 8 435 (La Jornada,
9 de mayo de 2000 y 10 de julio de 2000). La pregunta es: ¿será
malatión? De serlo ¿es inocuo? ¿Cuáles son
los antecedentes del problema?
En 1977 se firmó un programa de cooperación
entre el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) y los
gobiernos de México y Guatemala. La idea era que mediante el Programa
Moscamed se controlara en la frontera sur la mosca del Mediterráneo,
una variedad llegada de África a Centroamérica, que podría
emigrar como larva en la fruta de exportación. Los métodos
empleados fueron la revisión periódica y el trampeo, las
prácticas culturales y la destrucción física de la
fruta, pero fundamentalmente el control biológico de dicha mosca
mediante la producción y liberación de moscas estériles.
En 1982 México declaró erradicada la mosca del Mediterráneo,
manteniendo el control biológico para los brotes esporádicos.
En diciembre de 1985, el gobierno federal declaró de interés
público el combate de otras cuatro moscas de la fruta, y anualmente
la SARH llegó a producir de 300 a 1 200 millones de moscas estériles
y de 30 a 120 millones de avispas.
En abril de 1995, la SAGAR y Moscamed, contando
con el apoyo del Ejército, fumigaron malatión por vía
aérea en la región que va de Guadalupe Tepeyac hacia la frontera
con Guatemala. Estas acciones las justificaron diciendo que:
1. A finales de 1993 habían detectado
tres moscas fértiles en cafetales de Amparo Aguatinta del Municipio
de La Independencia, pero, "debido al conflicto bélico", el personal
de Moscamed "no pudo combatir" la mosca.
2. Al decir de los funcionarios, de 1994-95
la mosca colonizó Las Cañadas y alcanzó niveles alarmantes
en 43 poblados productores de café de los municipios de La Independencia,
Las Margaritas y La Trinitaria.
3. Si México no tomaba medidas enérgicas,
podría perder mil millones de dólares, ante la posibilidad
de que Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda y Chile establecieran
cuarentenas contra cincuenta productos horto frutícolas frescos
de México.
4. A principios de 1995 la SAGAR negoció
con el usda la fumigación de la mezcla de 9 partes de proteína
hidrolizada de gluten de trigo y 1 parte de malatión al 95% UBD
(que según la proporción debía ser "inocuo al ser
humano"). Moscamed anunció que fumigaría primero para reducir
el número de moscas e inmediatamente proceder a la liberación
de moscas estériles.
Lo que llama la atención de su "justificación",
es que únicamente se hubiera presentado la infestación en
la zona de Las Cañadas. Además, resulta falso su argumento
de que no habrían podido recorrer Las Cañadas y combatir
el brote con la liberación de moscas estériles. En todo caso
hay una situación de responsabilidad administrativa y omisión.
Varias dudas surgen de inmediato: ¿se presentó sola y sola
se incrementó la presencia de la plaga? ¿Las moscas fértiles
llegaron de Guatemala? ¿Alguien las sembró?, ¿por
qué sólo su presencia en unas zonas de la Selva Lacandona,
si alcanzó niveles alarmantes?
El gobierno operó la siguiente estrategia:
fumigó malatión con helicópteros y avionetas en las
Cañadas durante 1995, legalizó sus actos al decretar el 24
de julio de ese año una nom en la que establecía una campaña
nacional contra las moscas de la fruta y cuarentena absoluta sobre cuarenta
frutas --que consistía en la revisión de vehículos
particulares, autobuses y autotransportes de carga. El 17 de agosto del
mismo año se expidió la nom emergente contra la mosca del
Mediterráneo, para establecer la cuarentena interior en la Selva
Lacandona sobre cuarenta frutas, que comprendía 9 municipios: Palenque,
Salto de Agua, Tumbalá, Ocosingo, Altamirano, Comitán, Las
Margaritas, La Independencia y La Trinitaria. Es decir, en los municipios
de influencia zapatista.
Si en un mapa se observara la posición
de los municipios, se notará que la cuarentena coincidía
con un cerco militar alrededor de los poblados zapatistas, que coincide
también con la distribución de los puestos de revisión
en puntos clave de confluencia de carreteras y brechas a la zona de Las
Cañadas. Además, al impedir la comercialización de
las frutas y café, se le dio un fuerte golpe a la economía
de las comunidades zapatistas, a las que se les intentó orillar
a recibir "la ayuda" de los programas de Sedesol, para alejarlas de la
influencia del EZLN.
La fumigación con malatión por vía
terrestre y aérea se extendió a Marqués de Comillas,
al resto de la Selva Lacandona y a los Altos de Chiapas. Para dar un ejemplo,
se llevaba un control por semana en cada región sobre la superficie
que se iba fumigando: en la semana 36, que comprendía del 3 al 9
de septiembre de 1995, se fumigaron por vía aérea 520 hectáreas
en la Región de las Lagunas de Montebello. El gobierno federal y
Moscamed no cumplieron con lo anunciado en 1995 de aplicar únicamente
el combate biológico una vez que se fumigara con malatión
al inicio de la campaña .
Han pasado seis años y se sigue fumigando
mediante helicópteros y avionetas en comunidades de influencia zapatista.
En Ojarasca en La Jornada, diciembre de 1999, apareció
la demanda de 29 comunidades reunidas en el Municipio Autónomo de
San Pedro de Michoacán, que exigen se suspenda la fumigación
realizada con helicópteros por Moscamed. Informan que han sido rociados
sus campos agrícolas, resultando destruidos más de 18 cultivos,
entre ellos el maíz, el frijol, la calabaza, el chile, los chayotes
y el trigo; además de 19 especies de árboles frutales, como
platanares, cocos, cacao y corozo. Los cultivos agrícolas y frutales
antes mencionados, no son atacados por la mosca del Mediterráneo.
Con lo antes narrado se deduce lo siguiente: las
fumigaciones a la mosca del Mediterráneo no tienen un soporte técnico
ambiental, científico ni legal; sólo son un pretexto que
busca cumplir con uno de los objetivos de la guerra de baja intensidad:
desmantelar por varios años la infraestructura productiva de las
comunidades zapatistas, ya que una huerta de café y de otros frutales
requiere mínimo de cinco años para tener una producción
comercial, por lo tanto resultan insultantes los 800 pesos que les va a
pagar el gobierno de Chiapas. Segundo, destruyen la autosuficiencia alimentaria
de las propias comunidades, con el pretendido deseo oficial de destruir
el abastecimiento de alimentos al EZLN, y por último, buscan arrasar
la selva para tener claros visibles alrededor de las poblaciones, y con
esto tener un mejor control militar del territorio.
Lo grave y tóxico de los plaguicidas rociados
se manifiesta en el amarillamiento y muerte no sólo de los árboles
frutales y cultivos agrícolas, sino también de los propios
árboles de la selva que le sirven de sombra a los cafetales. Se
manifiesta también en el dolor de cabeza y el vómito que
presentan los campesinos que habitan las zonas que han sido rociadas. Los
síntomas anteriores, presentados en humanos, desdicen completamente
la información oficial de que las fumigaciones son "inocuas" y dejan
otra interrogante: ¿qué puede ocasionar la muerte de los
árboles, y malestar en humanos?
Plaguicidas como el malatión, pertenecen
al grupo de los organofosforados, usados con fines bélicos por varios
países, por sus efectos neurotóxicos agudos y tardíos.
Producen vómitos, calambres, edema pulmonar y muerte. Todos los
plaguicidas de este grupo, incluido el malatión, son carcinogénicos
y teratogénicos. Las fumigaciones implican también herbicidas
de amplio espectro y sistémicos. Sólo así se explica
la afectación y destrucción de cultivos, frutales y árboles
de la selva. Lo anterior significa un acto premeditado de destrucción
ambiental y etnocidio, ya que ninguno de estos herbicidas tiene antídotos
específicos; son igualmente carcinogénicos, teratogénicos
y mutagénicos, y afectan a mamíferos, aves, insectos y peces.
En esta situación tan grave, existe un vacío de las autoridades
ambientales, irresponsabilidad y omisión.