Tres fechas
en la poesía de Mandelstam: mayo de 1931, noviembre de 1933 y marzo
de 1937, que fueron, además, fundamentales para su proceso vital
y para el lento desarrollo de su tragedia personal y de las desgracias
de su pueblo destrozado por la suspicacia y el autoritarismo. La imaginería
de Mandelstam: hachas en el bosque, agua negra y dulce, estrellas de siete
alas, charlatanes a medias, montañeses del Kremlin, los jefes catrines,
la mediocridad entronizada, un georgiano de gran corazón asesinando
con horrenda dulzura, la tristeza florentina y la vida que mata y acaricia...
encontró en Jorge Bustamante un traductor fiel y talentoso. Aquí
tienen nuestros lectores al Amigo en vida de todos los vivos.

| Me extravié en el cielo. ¿Qué
puedo
hacer? Quien esté cerca ¡conteste! Sería mejor para ustedes hablar De las vigorosas visiones dantescas. No puedo separarme de la vida: Aunque ella mate y acaricie, En los oídos y en las cuencas de los ojos Se posa la tristeza florentina. No coloques, por favor, no coloques Laurel amoroso en el whisky, Mejor despedaza mi corazón En trozos de sonidos azules. Y cuando muera, este servidor, Amigo en vida de todos los vivos, Resonará en lo alto y profundo Un eco celeste en el pecho.
9-19
de marzo de 1937
Versiones
del ruso de Jorge Bustamante García |
Vivimos inmersos sin sentir
el país,
Nuestras palabras se esfuman a diez
pasos,
Donde sólo basta un charlatán
a medias
Recordarán al montañés
del Kremlin.
Sus gruesos dedos son grasos, cual
gusanos,
Y sus palabras, pesadas, son ciertas,
Las cucarachas se mofan de sus ojos
Con sus tentáculos resplandecientes.
Lo rodea una chusma de jefes catrines,
Juega y se sirve de gente mediocre.
Quién silba, quién maúlla,
quién
gimotea,
Sólo él puede golpear
y empujar,
Como un capataz da una orden tras otra
Ya sea en la ingle, en la frente, en
las
cejas, en los ojos.
Él puede matar y a la vez ser
dulce,
Es un georgiano de gran corazón.
Noviembre de 1933
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Como el agua que en los pozos de Novgorod debe ser negra y dulce, Para que en la Navidad se refleje en ella la estrella de siete alas. Y por ello, padre mío, mi amigo y burdo ayudante, Soy un hermano bastardo, un renegado del pueblo, Que promete edificar grandes y frondosas construcciones Para que en ellas se mueran los príncipes. Ojalá me amaran sólo a mí estos parajes helados Como los bolos que, apuntando a la muerte, golpean el jardín. Aunque pase toda la vida en una camisa de hierro Encontraré para la ejecución un hacha en el bosque. 3
de mayo de 1931
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