Turistas convertidos en activistas
Antonio Suárez
*Grupo Balam
Correo electrónico: [email protected]
Si bien el auge del llamado ecoturismo obedece en gran medida a
cuestiones de mercadeo, cada día son menos los viajeros que se conforman con la mentira de la industria convencional del turismo. Migración, devastación ambiental y atropellos laborales han sido algunas de las características de esa gran industria. Pero los turistas se encuentran hoy en una etapa de transición: de turistas a activistas.
ƑQuiénes son los nuevos turistas? Grupos más informados y concientizados que quieren ser parte de la solución y por ello reclaman responsabilidad de los prestadores de servicios y de la industria en general.
La relación entre conservación y recreación en la naturaleza es cada vez más estrecha e interdependiente. Por ejemplo, a nivel mundial se calcula que las montañas y las costas, además de las grandes ciudades, son los principales destinos turísticos. Sólo en los Alpes europeos se genera entre el siete y diez por ciento de todos los ingresos mundiales por turismo. El ingreso económico de regiones montañosas como los Alpes, las Rocallosas en Estados Unidos, el Himalaya, en Nepal, y los Andes, en Sudamérica, dependen hasta en 90 por ciento del turismo de montaña. Buenas o malas, éstas son las tendencias mundiales. Países como México, con gran diversidad cultural, folklore, ecosistemas únicos, playas y sitios sagrados, obtendrá, tarde o temprano, un nicho dentro del mercado turístico. Además, el turismo responsable es representativo de un nuevo sistema de relaciones humanas que va más allá de un mero intercambio comercial. Proyectos comunitarios asociados con pequeños empresarios y otros de manejo local empiezan a perfilarse como una forma muy atractiva de turismo responsable con la naturaleza. Por ejemplo:
* En Uruapan, Michoacán, la Comunidad Forestal de Nuevo San Juan, lugar donde nació el volcán Paricutín, alterna en forma muy interesante los distintos recorridos con la producción, la transformación de la madera y el cuidado del bosque.
* En la Sierra Juárez, Oaxaca, varios pueblos han iniciado empresas locales que ofrecen recorridos por los bosques de nubes, estancias en casas locales, campamentos y visitas especializadas de interés biológico.
* En la zona rural del DF, el ejido de San Nicolás Totolapan cuenta con dos mil 300 hectáreas para caminantes, ciclistas de montaña y paseantes, al mismo tiempo que detiene el crecimiento urbano sobre áreas boscosas.
Como se observa, ya no son extraños los proyectos que a través del turismo promueven la organización interna, la promoción del bienestar comunitario y la apropiación de los recursos naturales para un uso más diversificado. El turismo responsable dentro y fuera de áreas naturales tiende a convertirse en herramienta de comunicación y entendimiento global. Inclusive, ciertos sectores del turismo, catalogados como activistas, han servido como instrumento para la denuncia de atrocidades ambientales y humanas en Chiapas, el Tíbet y la India.
En el caso del turismo en las áreas naturales de México, la opción es desplegar estrategias de información y capacitación a largo plazo, asegurar que en ese 60 por ciento del país ųque pertenece a comunidades y ejidosų se promueva (en conjunto con el sector gubernamental, las organizaciones conservacionistas, la iniciativa privada y los grupos locales) un turismo de baja escala que no transporte a la industria hotelera hacia las áreas naturales, protegidas o no.
Estamos hablando de un turismo emanado de estrategias regionales en donde se prioricen, diseñen e implanten programas de capacitación y no solamente de cuantiosa infraestructura. Es común encontrar fallidos proyectos "ecoturísticos" con gran inversión en hotelería, o las llamadas cabañas con tecnología verde, producto de la nula capacitación y el oportunismo.
Así, en México, las estrategias para repensar un turismo responsable en la naturaleza habrán de tener como base:
* La capacitación local para la operación y toma de decisiones en la materia.
* La investigación sobre los patrones del uso y cambio de uso del suelo: agrícola, forestal, acuícola, etcétera.
* La promoción de una educación local con pensamiento crítico acerca del turismo.
* El desarrollo de estrategias defensivas y propositivas, tomando en cuenta factores ambientales, políticos, sociales y económicos.
* La incorporación de estudios sobre el crecimiento urbano, la migración y la disponibilidad de los recursos naturales al largo plazo.
* Promover un turismo local, nacional (doméstico), pues genera más ingresos y, además, educa.
Un buen número de compañías pequeñas y medianas ofrecen hoy viajes y recorridos en distintas partes del país. Sin embargo, pocas promueven una distribución equilibrada de los ingresos o productos educativos para habitantes regionales. Más escasos aun son los operadores que alientan la reinversión en conservación real. En pocos años un par de ríos en Veracruz se han saturado de compañías operadoras de descensos en balsa, cambiando las actividades económicas de manera brusca. En este caso, brillan por su ausencia los planes racionales para su manejo.
Dentro del Sistema de Áreas Naturales Protegidas son escasas las reservas que promueven la actividad y la capacitación del mismo personal que las maneja a pesar de que muchas son constantemente visitadas. La política oficial no promueve los beneficios ambientales de un turismo responsable y sus repercusiones concretas para lograr la conservación dentro de las áreas naturales protegidas.
En el corto y mediano plazos, el turismo responsable en esas áreas podría ser capaz de costear los gastos de vigilancia y custodia, y ser la punta de flecha para activar y reactivar proyectos agrícolas, forestales y acuícolas. Estos promueven, entre otros beneficios, un arraigo local, además de la reapropiación del territorio por parte de grupos locales, entre otros beneficios. Tal vez, lo más significativo de este tipo de empresas rurales es que son capaces de reiniciar y motivar el trabajo colectivo antes desgastado en otros proyectos.
En resumen, el turismo responsable en la naturaleza, de índole comunitario, propone más beneficios derivados de una organización e intercambio social que los provenientes de cuantiosos ingresos económicos.
El impacto negativo de la industria turística hace necesario apoyar soluciones menos depredadoras, más constructivas y educativas en donde haya un intercambio e identificación global entre las diferentes culturas y los entornos naturales.
En México, la industria turística recibe enormes subsidios gubernamentales que sólo fomentan la creación de megaproyectos hoteleros para satisfacer los gustos de unos cuantos. Este año, el Fondo Nacional de Apoyo al Turismo (Fonatur) invertirá varios cientos de millones de dólares en este tipo de industria, mientras no apoya los proyectos de turismo responsable gestionados por comunidades, ejidos y pequeñas empresas. ƑNo sería mejor reorientar parte de tan elevada inversión a pequeños proyectos que brindan mayores beneficios sociales y ambientales? ƑReconvertir la industria turística que ha deteriorado tantos ecosistemas? ƑNo sería justo devolver el espacio público otorgado a unos cuantos sobre las más bellas playas del país, y prohibir la construcción de más hoteles sobre la playa? ƑNo es mejor construir malecones en los destinos donde el espacio privado desplazó al público?
Además, si el llamado ecoturismo no es reglamentado, pronto veremos los problemas del turismo tradicional dentro de los ecosistemas de montaña. El Grupo Balam busca la formación de una red comunitaria de turismo responsable en la que intervienen organizaciones sociales y de otros tipos: ejidos, comunidades, sector privado y organizaciones no gubernamentales.