Lunes en la Ciencia, 24 de julio del 2000
Jaime Litvak King
Arqueología y tiempo
"Todo el pasado de la humanidad ha estado relacionado entre sí de alguna forma. Los acontecimientos de los distintos lugares y épocas han influenciado en la historia de otros lugares, por lo que la búsqueda de vestigios que nos ayuden a entender este pasado y ahora nuestro presente resulta de gran valor" , apunta Jaime Litvak King (México DF, 1933), miembro emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.
De acuerdo con el investigador, la idea central que
define el estudio de la arqueología es el concepto de tiempo,
que a su vez se acompaña de una ubicación espacial. "El
tiempo es importante porque apunta sobre todo a lo que más
interesa en el estudio de una cultura, que es el cambio. Este se
manifiesta generalmente de forma lenta, por lo que es el trabajo de
distintos especialistas el que va conformando un panorama más
global".
Jaime Litvak, arqueólogo de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), maestro y doctor en antropología en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, cuenta que uno de los orígenes de la arqueología se da a partir del enfrentamiento entre la ciencia y la religión, cuando ninguna aceptaba como válida la existencia de la otra, en busca del origen de la humanidad. Por lo que se buscó probar la verdad materialmente y se emprendió la exploración de la tierra. Por supuesto señala que "el desarrollo de la arqueología también se ha visto supeditado a los intereses económicos de las naciones".
El periodo que con mayor detalle ha estudiado Jaime Litvak es aquel en el que se sucedió la caída de Teotihuacan, el final del periodo clásico y los siguientes dos siglos en los que se restructuró Mesoamérica, es decir, el epiclásico, particularmente aspectos de las culturas tolteca y azteca. Sin embargo, los inicios de su investigación fueron marcados por una nueva tendencia de la arqueología, que consiste en interactuar con otras disciplinas y tomar formas más metodológicas para, al igual que la historia, definirse como una forma de estudiar el pasado, pero apoyados en la cultura material.
"En mi generación había una gran preocupación por lo que se llamaría la ciencia aplicada a la arqueología, como la clínica, la física, la biología. El problema era relacionar una cosa con otra. Empecé a trabajar en el área de matemáticas, estadística y desde luego, eventualmente computación, lo que nos ayudó a encontrar patrones y tendencias que se podían cuantificar, por ejemplo, ya no en piezas completas, como anteriormente se hacía, sino incluso en el material fragmentario que se convirtió en objetos de suma importancia para ser examinados".
El investigador, quien recibió el Premio Nacional de Sahagún del INAH y el Premio Universidad Nacional en investigación en Humanidades, entre otros reconocimientos, generó uno de los primeros catálogos en arqueología hechos con la computación como herramienta fundamental. Este trabajo se hizo en 1963 en el Museo Nacional. "Estos antecedentes fueron muy importantes para entender y relacionar tiempo con objetos, lugares y épocas".
Litvak cuenta que ha recorrido muchos lugares para su estudio, pero ha tenido un especial interés por Xochicalco, donde uno de los planteamientos más importantes fue estudiar la geografía del valle y ver cómo se confrontaba la medición de los elementos arqueológicos entre las distintas áreas que lo componían para hacer la historia de todas las referencias del lugar.
"Una forma de evaluar las piezas y su arte es por su contenido social, ya que cada una representa los cambios políticos y sociales de esa época. El amor por lo antiguo se representa por aquellos objetos que son testigos de las constantes de la conducta humana".
Al visualizar su trabajo, el doctor Litvak refiere que la
suya fue una generación que participó en el rescate
arqueológico de un país como México, donde al
urbanizarse se encontraban nuevos vestigios
arqueológicos. Explica que la arqueología vive una
tendencia a mejorar su métodos, la objetividad de sus datos, el
uso de técnicas de laboratorio y el manejo estadístico
de los testimonios, por lo que "este país tiene la fuerza y la
riqueza arqueológica para que más personas volteen su
mirada a su investigación a través de la
arqueología. Ser arqueólogo es una forma muy bonita de
estar loco." (Mirna Servín) (Fotos: Carlos
Cisneros)