La Jornada Semanal, 23 de julio del 2000


Bazar de asombros

Manual de Manuela

Hace ya una respetable cantidad de años, participé en una mesa redonda sobre la adolescencia, sus lunas y sombras, sus gozos, dolores y desasosiegos. Estábamos en el solemne salón de actos del viejo Instituto de Cultura Hispánica, ya convertido en Instituto de Cooperación Iberoamericana gracias a la transición democrática que, con tan buen tino y talento, realizó el pueblo español, apoyando inicialmente al centro y un poco después a la izquierda democrática. El salón había sido redecorado, habían quitado los cortinones de colores rojo y gualda, las sillas frailunas y, por supuesto, el retrato del espadón que por treinta y tres años gobernó con puño de hierro y garrote vil a nuestra querida España. Participábamos en el memorioso aquelarre Luis Rosales, Félix Grande, Pepe Hierro, Savater, Gil de Biedma, Juan Benet y un señor argentino, gordito y psicólogo, que apenas nos dejó meter baza en lo que convirtió en su rollo particular. En el centro de la mesa se encontraba una inteligente psicóloga que, en verdad, era la única que conocía el tema, pues se había especializado en sexualidad adolescente. Los participantes hablamos de las soledades, perplejidades y gozosos descubrimientos de nuestra lejanísima ``edad de la choca'' (así se le llama en la provincia mexicana a ese momento de indefinición, de asombros y de inseguridad). Es claro que todos hablamos, además, de las masturbaciones que eran como estallidos prodigiosos (después se iba uno a confesar, pues, como dice Antonio Armonía en su prólogo a este útil y gracioso manual, la manuela es pecado grave y sus cultivadores demasiado entusiastas corren -así lo afirman los confesores y la horrenda voz popular- el riesgo de perder la memoria, de ponerse tontos y distraídos y de ver crecer pelos de hombre lobo en las palmas de las manos, esto en el caso de los ambidiestros). Los siete tratamos el tema y, con un candor inusual en el salón en el que nos encontrábamos, reconocimos nuestra afición a esa actividad que el sexólogo Woody Allen (así lo califica acertadamente nuestro manualista manuelista) reputa de la mejor de todas, pues significa hacer el amor con la persona que más queremos: con nosotros mismos. Antes de que hablara la señora psicóloga me atreví a hacer notar que esa reunión debía titularse: Blancanieves y los siete onanitos. No se cómo pueda llamarse esta presentación, pero sin duda el Padre Onán (aunque se dice que más bien era un magister del coitus interruptus) la preside y nos pone a pensar en cosas deleitosas, mientras ahí afuera el tráfico ruge y las gentes se encuentran en plena pelea callejera.

Este Manual, escrito con humor y sinceridad, nos pone a recordar textos divertidos y útiles para el conocimiento de nuestro cuerpo y su plena posesión, limitada por los autoritarismos de la familia patriarcal (o, en su caso, matriarcal) que es, ya lo decían los antipsiquiatras británicos, fuente de graves enajenaciones; así como por las iglesias, particularmente la católica, la más obsesiva en estos temas. Ambas instancias sociales, tan autohomenajeadas, señalan a los educandos que su cuerpo no les pertenece y lo amenazan con castigos mucho más siniestros y menos imaginativos que los salidos de la lírica y dramática gorra de nuestro padre Dante, quien, por cierto, es piadoso y compasivo con los lujuriosos girando en el aire eterno de su círculo. Recordemos el afecto que lo invade cuando nos habla de Paolo y Francesca, y es que en estos terrenos sólo los hipócritas o los enfermos de displacer tiran la primera piedra. Los demás preferimos ``no maneallo'' o ``meneallo'' tanto y con tanto vigor que los tabúes caigan por tierra y los hombres y las mujeres hablen sin restricciones y gocen plenamente su sexualidad, pues para eso y no para otra cosa nos la dio la madre naturaleza.

Rabelais, Swift, Aretino, Quevedo, Apollinaire, Huysmans, Henry Miller, Anais Nin, Novo, Leduc... son algunas de las bien asumidas influencias patentes en las páginas del Manual.

El autor analiza con rigor científico los nombres dados por los pueblos a la salutífera y placentera actividad que los puritanos bautizaron con el poco atinado nombre de vicio solitario. La Iglesia católica, obsesionada con el tema debido, en buena parte, al obligado celibato de sus ministros, dio nombres curiosos a los santos placeres: ``pecado nefando'', ``tocamientos impuros'', ``malos pensamientos''. Así intentaba retirar a sus feligreses de las delicatessen de la carne deslumbrada y gozosa. Algunos de esos nombres eran chaqueta, puñeta, manuela, paja, chaira (ésta incluye el nombre del instrumento), meneársela, jalársela, pelársela y más, más y más. Este serio manual contiene definiciones, terminología, recuento y síntesis de las distintas doctrinas sobre el tema, y una serie de instrucciones con recomendaciones especiales para los discapacitados.

El divino Marqués entrega a nuestro autor citas que sirven de base a uno de los capítulos de mayor importancia científica: el de la manuela ayudada. En esta sección, Armonía demuestra su talante cosmopolita y su oposición a cualquier forma de nacionalismo excluyente. Internacionalista de pro nos habla de manuelas a la rusa, a la cubana (influenciadas por la presencia de la extinta cultura soviética en el Caribe. Los refinamientos concebidos en el desasosiego del gulag se unieron al frenesí carnal del egregio caderamen antillano); a la oriental, con sus misterios ahora perturbados por la vulgaridad de la cultura metropolitana y, por supuesto, a la francesa, con toda la sabiduría y satisfacción de un estilo vital inventor de elegancias y, al mismo tiempo, poco amigo del baño frecuente y sus molestias.

Muchos y muy buenos pintores, grabadores y dibujantes ilustran este manual, adhiriéndose así a la idea de romper un tabú y de encontrar nuevas formas de ejercer la libertad del cuerpo. El diseño de Pablo Moya es exacto y nos ayuda a seguir el orden adecuado en la lectura y la contemplación de las ilustraciones. Brian Nissen anuncia con sus dibujos una urgente y próxima aventura de ``Ediciones chaqueteras'': el volumen dedicado a la masturbación femenina. Y digo que esto es urgente porque ya ven cómo andan las cosas: hace un par de meses el Congreso de Yucatán creó el delito de sexo oral, refiriéndose tan sólo a la fellatio y, en alarde machista, ignoró al cunnilingus. Antonio Armonía nos anuncia en el prólogo la inminencia de un proyecto que llevarán a buen término las mujeres.

Hugo Gutiérrez Vega
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Antesala

Condolencias.Primero que nada, el equipo que elabora este suplemento envía su más hondo pésame a nuestra brillante colaboradora y magnífica amiga Angélica Abelleyra por el fallecimiento de su señora madre, doña Lidia Cordero de Abelleyra, acaecido el pasado viernes 14 de julio. Por diversas razones no pudimos, como era nuestra intención, acompañarla en el velatorio; sin embargo, desde aquí nos unimos a tu duelo, Angélica, y esperamos te recuperes pronto del inevitable dolor que provoca la desaparición de la principal de tus ``mujeres insumisas''. Animo y adelante, querida Angélica.

Desapariciones. Por lo visto la Catrina anda más ocupada que de costumbre recorriendo el sector de las letras, sobre todo la poesía. En este número publicamos un poema del dominicano Pedro Mir para decirle adiós y quizá ayudarlo a transitar sin sobresaltos el camino de los muertos. Ahora nos acaba de llegar la noticia, vía Juan Gelman, del deceso del poeta español José Angel Valente. Damos aquí noticia escueta a reserva de publicar una amplia nota, en nuestro próximo número, sobre lo que le sobrevivirá y no descansará en paz entre nosotros: su obra poética.

El Gallito Ingles sigue vivito y cÉoleando. El maestro Armando Jiménez, cuya firma ha penetrado todas las capasÉ sociales, ataca de nuevo con la publicación del libro Lugares de gozo, retozo, ahogo y desahogo en la Ciudad de México, una guía comentada de los antros, cantinas, hoteles de rato y cárceles de esta omnívora capital. Editorial Océano y la Lotería Nacional para la Asistencia Pública (léase: de los funcionarios públicos) lo invitan a usted, lector/a que adorna su vida laboral con la práctica sistemática del albur y el calambur netamente mexicanos, a que adquiera, compre o sustraiga (bajo su propia respons(h)abilidad) el susodicho texto, que fue presentado como Dios manda el pasado miércoles 19 en el Teatro de la Lotería Nacional. Don Armando Jiménez no afloja... el paso y continúa su divertida investigación del perfil de nuestra verdadera identidad mexicana: misóginos, machines, albureros, desmadrosos, abnegados/as, sacrosantos/as, multiusos, ingeniosos y cabrones. Este es el lado amable, claro. El lado oscuro lo veremos ahora que el PRI ejerza como oposición. Ya sentiremos agitarse dentro de cada uno de nosotros (incluidos los panistas) las siniestras fuerzas del priísta que llevamos dentro. Más allá de las especulaciones en torno a la identidad del mexicano, compre usted el libro más reciente de Armando Jiménez. No se arrepentirá.

La critica como gimnasia; la critica como magnesia. O lo que es lo mismo: la crítica como ejercicio (siempre será una actividad profiláctica) y la crítica como analgésico (siempre será un paliativo pero no ataca el origen de la enfermedad). Debo agradecer al emérito lector Efraín Romero R., pasante de la carrera de diseño en la UAM-Azcapotzalco, la oportunidad que su emilio lleno de sinceridad me proporciona para establecer un verdadero diálogo y no sentir que estoy hablando al aire ni predicando en el desierto. Efraín escribe, entre otras cosas, que cuando destrozo (házmela buena) ``tal o cual mensaje publicitario... siempre me quedo con la duda de ¿qué hago entonces?''. Por supuesto que cuando uno ejerce la crítica acerba, tiendeÊa llevar el argumento a su extremo. Y lo hace así en parte para que quien lea dicho argumento se haga precisamente esta pregunta. La crítica positiva (o sea, la que debe aportar soluciones y no sólo plantear los problemas) la inventó el primer escritor de libros de autoayuda, o el que cree que todo lo que se escribe tiene algo que ver con la verdad. Por eso estos últimos textos son mucho más numerosos que los de literatura. El vaso medio vacío o medio lleno es reflejo de una política pragmática donde lo que no tiene solución inmediata no existe. El pragmatismo desecha la imaginación y el ingenio. Ejercer la crítica gimnástica, por llamarla de alguna manera, es poner en acción la musculatura cerebral, no sólo de quien la escribe sino de quien la lee. Tal vez la ``solución'' se encuentra en el planteamiento mismo de la crítica. Siempre he pensado que una buena pregunta lleva implícita su propia solución. El origen del problema se encuentra en la deficiente capacidad social que se ha desarrollado en la sociedad mexicana para leer (es decir, entender a fondo), 1) en nuestro propio idioma, 2) en nuestra propia actividad, 3) en nuestra propia experiencia. Aquí utilizo el concepto de lectura en un sentido mucho más amplio que el del lenguaje escrito. Una fotografía se puede leer, así como una sinfonía, la lógica de un aparatoÉ Bueno, hasta los cronistas deportivos, sobre todo los de futbol americano, emplean el término: leer correctamente el desarrollo de una jugada de tal manera que el resultado sea exitoso, etecé. Pero, actualmente, la gente no sólo no sabe leer, sino que quiere que todo venga previamente digerido. Por eso la gente desea fórmulas, clichés, instrucciones... Así, buen diseñador será aquel que le dé a la gente lo que desea ver, y como quiere verlo. Si la gente desea sexo (o por lo menos, si los ratings y los formadores de imagen y los ``creativos'' dicen que eso desea la gente -lo cual sólo esconde que una sociedad muy reprimida y conservadora tiene pulsiones altamente sexuadas), pues hay que darle sexo hasta en la sopa y aunque no venga a cuento. Claro que, por desgracia, el que paga manda, y el que manda tampoco sabe leer. El problema es que quien crea los mensajes se apresura a autocensurarse y a desarrollar una publicidad, una imagen, un estilo predigerido donde la consigna es no pensar, no leer, no arriesgarse a crear un producto más o menos original. No aprender a leer, pa' pronto. (Continuará.)

Carlos García-Tort
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