El elefante marino del Norte ha sobrevivido a los cazadores
Juan Pablo Gallo Reynoso* y Ana Luisa Figueroa Carranza**
*CIAD, Unidad Guaymas
**Dirección Regional en Sonora de la Zona de Reserva y Refugio de Aves Migratorias y Fauna Silvestre, Islas del Golfo de California
Los machos adultos del elefante marino del Norte pueden medir hasta cuatro metros de longitud y pesar hasta dos toneladas. Presentan una proboscis larga (hocico alargado) como distintivo de la especie; las hembras pueden medir hasta tres metros y pesar 600 kilogramos. Los recién nacidos son negros y cambian a gris-plateado con el destete. Los machos son café obscuro con presencia de heridas y callosidades en el cuello, vestigio de las batallas contra otros machos dominantes. Las hembras son de color café claro o café oscuro.
Distribución
Se les encuentra sobre las islas y costas de la península de Baja California, en México, y California, en Estados Unidos. Se cree que, afortunadamente, la población seguirá creciendo y habitando otras regiones, pues ya se han visto algunos ejemplares en la isla Vancouver en la Columbia Británica, Canadá; también se les ha visto en islas del golfo de California por más de 15 años, pero no se ha establecido ninguna colonia nueva. Se calcula que la población actual de elefantes marinos suma unos 130 mil individuos. El 25 por ciento de la población se encuentra en México y el 74 por ciento en California.
Estatus
Los cazadores de elefantes marinos, focas, lobos finos y nutria marina operaron en las costas de California y Baja California desde 1780 hasta 1860 pero dejaron pocos registros de las capturas. Para 1850 los elefantes marinos ya eran escasos. Fue hasta 1866 que el elefante marino del Norte fue taxonómicamente diferenciado del del sur. Su abundancia y distribución antes de 1840 era poco conocida.
Entre 1865 y 1880 se reportaron muy pocos elefantes marinos en la isla Guadalupe y en las islas San Benito. Como todos los animales eran sacrificados al ser descubiertos, la especie se consideró extinta hacia fines de la década de 1870. En 1880, un grupo pequeño fue descubierto en la bahía de San Cristóbal; en los siguientes cuatro años, los 335 elefantes marinos observados ahí fueron sacrificados por la tripulación de seis barcos que visitaban la localidad. En 1883, 80 elefantes fueron muertos en la isla
Guadalupe y cuatro más lo fueron ahí mismo en 1884.
La especie fue considerada extinta nuevamente y no se vieron elefantes marinos sino hasta 1892, cuando Townsend y Anthony descubrieron nueve individuos en la isla de Guadalupe; mataron siete para colecta científica del museo Smithsonian. Por tercera vez se le consideró extinta, aunque se podían observar algunos elefantes en dicha isla.
Los colectores de museos continuaron matándolos: cuatro en 1904 y 14 de 40 en 1907, lo cual fue considerado un golpe brutal a una especie que luchaba por sobrevivir. En marzo de 1911 mataron 10 y quedaron 125 vivos en la playa. En julio de 1922 se contaron 264 elefantes vivos. Meses después el gobierno del general Álvaro Obregón decretó la isla Guadalupe como Parque Nacional; con ello se protegió a la especie de las cacerías ilegales. A partir de este momento, los elefantes marinos del Norte comenzaron a diseminar su población por diversas islas.
La especie se encuentra clasificada como amenazada en la nom 059-ECOL-1994 del gobierno mexicano, como vulnerable en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y como especie del Apéndice I, por la Convención Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (Cites).
Reproducción y biología
La temporada de reproducción comienza en los primeros días de diciembre, cuando las primeras hembras, machos adultos y machos subadultos comienzan a llegar a las colonias reproductoras. Los machos adultos establecen áreas de exclusión para otros machos adultos a través de batallas sangrientas en las que desplazan al macho desafiante y establecen de esta manera el dominio del área, en la cual se va a atender un harén de hasta 350 hembras; es en este lugar donde las hembras dan a luz y amamantan a sus crías.
El macho pasa todo este tiempo ayunando; se sabe que pierde hasta cuatro kilos diarios de peso. Las hembras mantienen una jerarquía interna en la cual las más experimentadas se encuentran más cerca del macho dominante y las más jóvenes en la periferia, donde constantemente son acosadas por machos adultos de más bajo rango y por machos subadultos.
Los elefantes marinos se alimentan de una gran variedad de organismos acuáticos; sus presas principales son calamares y peces. Los viajes de alimentación tanto de hembras como de machos muestran consistentemente el desplazamiento hacia el golfo de Alaska y la trinchera de las Aleutianas. Han demostrado ser una especie que realiza un sinnúmero de buceos mientras viaja para alimentarse: pasa más tiempo sumergido que en la superficie. Las hembras pueden bucear un promedio de 28 minutos a una profundidad promedio de 480 metros; los machos bucean 20 minutos en promedio a una profundidad de 400 metros.
A pesar de su recuperación exitosa, la población se encuentra depauperada genéticamente por lo que no tiene una gran variabilidad para afrontar cambios ambientales de corto y largo plazo. Esto se debe a las excesivas matanzas que ocasionaron que la población pasara por varios cuellos de botella genéticos. Los principales depredadores del elefante marino son el tiburón blanco y la orca, algunas otras especies de tiburones atacan a las crías y a ejemplares jóvenes.