A pesar de que tomará unos 15 años dilucidar las funciones de todos los genes humanos para poder aprovechar al máximo la información que podamos obtener de ellos, el anuncio ?realizado la semana pasada? de los primeros resultados en la elaboración de lo que sería un primer borrador del mapa del genoma humano, ha recibido un gran despliegue informativo mundial que es, a su vez, reflejo de la avidez que existe por conocer las implicaciones, riesgos y posibles beneficios de uno de los avances más significativos en el mundo de la ciencia.
Después de la espectacularidad de la noticia en sí misma, las aguas vuelven a su cauce y viene el tiempo para una reflexión a la que Lunes en la Ciencia se ha propuesto contribuir ofreciendo distintos puntos de vista, materiales e informaciones sobre un tema en el que empezamos a profundizar desde el pasado 17 de abril, cuando en nuestro número 120, publicamos una encuesta con científicos mexicanos con el propósito de contextualizar la información sobre el Genoma Humano. Nos seguiremos ocupando del tema aún cuando el boom informativo haya perdido su impulso inicial.
Los mapas han sido desde los tiempos antiguos una metáfora del "dominio" sobre cierto territorio. Hacia afuera están los mapas de las ciudades, estados, países, continentes... hasta llegar, movidos por ese espíritu de aventura, a los mapas celestes y, analizar hoy día, la probable existencia de agua en Marte, con todas las posibilidades que este hallazgo abre. Pero hacia adentro, las cartografías del cuerpo humano, de sus órgano y elementos que lo integran, se transforman en una especie de destino que estamos empeñados en modificar. Deseamos, con vehemencia, que la información que hoy podemos aportar les resulte de utilidad.