Lunes en la Ciencia, 26 de junio del 2000


La punta del iceberg


Errores en medicina

Saúl López Silva

El riesgo de error es una constante que acompaña a la participación humana en cualquier actividad. Errar es humano; construyendo un sistema de salud más seguro (To err is human; building a safer health system), es el título del reporte que el Institute of Medicine (IOM) de la National Academy of Sciences de Estados Unidos publicó en noviembre de 1999 sobre un problema que es cada día de mayor interés en ese país: el de los errores en medicina. El interés del público por este problema empezó a crecer explosivamente cuando Betsy Lehman, una periodista especializada en temas de salud del periódico Boston Globe murió inesperadamente por una sobredosis de quimioterapia. Según el reporte del IOM, los registros que documentan errores en medicina (uso de fármacos equivocados, cirugías sobre partes del cuerpo equivocadas o sobre pacientes equivocados, errores en t feggo ransfusiones sanguíneas, errores en exámenes de laboratorio o de gabinete, inapropiada inserción de catéteres o intubaciones, etcétera) en los EU, son sólo la punta de un iceberg que ninguno puede cuantificar con certeza.

De acuerdo con estimaciones derivadas de dos estudios realizados recientemente, cada año mueren de 44 mil a 98 mil estadunidenses por errores médicos. El cálculo más conservador colocaría a estas equivocaciones como la octava causa de muerte en EU, superando el número de fallecimientos por accidentes en vehículos automotores, por cáncer mamario y hasta por sida. Sólo por lo que respecta a los errores en la administración de medicamentos, se calcula que este tipo de fallas son responsables de más de 7 mil muertes cada año, superando el número de decesos por lesiones en el lugar de trabajo, que es de 6 mil muertes anuales.

Romper el ciclo de innacción

A pesar de que los errores no siempre son tan graves como para producir la muerte de los pacientes, impactan severamente los costos de la atención sanitaria y la calidad de estos servicios. Prolongan la estancia hospitalaria y generan gastos adicionales de tratamiento. Existen además costos que no pueden ser cuantificados directamente, como aquellos derivados de la pérdida de confianza en el sistema sanitario, la insatisfacción y la frustración tanto de pacientes, como de médicos, así como las secuelas físicas y sicológicas de los afectados.

Los autores del reporte señalan que el propósito del documento es romper con el ciclo de la inacción que ha prevalecido en este terreno. La clave está en reconocer la responsabilidad del sistema sanitario en su conjunto y no sólo la responsabilidad de los profesionales de la salud. Ellos son categóricos cuando dicen que el status quo es inaceptable y no puede ser tolerado por más tiempo. Prevenir los errores implica diseñar un sistema de salud más seguro que el actual. Se calcula que de 3 a 4 por ciento de los pacientes hospitalizados sufren lesiones previsibles. Construir un proceso de atención sanitaria seguro es más efectivo para reducir errores que perseguir a los individuos que los cometen. El enfoque debe cambiar, de perseguir individuos por los errores pasados, hacia la construcción de un sistema para la prevención de los errores futuros.

La respuesta de la administración Clinton no se hizo esperar. El reporte causó tanto furor en la sociedad estadunidense que el propio presidente emitió una declaración y un memorándum ejecutivo en el que daba un plazo de 60 días para que se elaborara un plan gubernamental para atender el problema. Actualmente, más de 6 mil hospitales deben introducir programas para reducir los errores médicos si desean seguir participando en Medicare, el programa federal de salud. También se ha solicitado a los 50 estados de la unión americana que establezcan sistemas de registro de los errores médicos que den lugar a lesiones graves en los pacientes o su muerte. En este sistema se deberá garantizar la confidencialidad del nombre de los involucrados. Finalmente se ha solicitado un presupuesto de 20 millones de dólares para crear un centro para la mejoría de la calidad y la seguridad del paciente.

Reconociendo que existen diferencias abismales entre el sistema sanitario de EU yel mexicano, Ƒcuáles son las lecciones que en México podemos aprender de esta experiencia? La primera es la conciencia del problema. No existen, o al menos no conozco, estudios que cuantifiquen el problema en México; sin embargo, podemos asumir que los errores y sus costos económicos y sociales también existen aquí. Si bien la complejidad de la atención médica y el número de actos médicos que se realizan en México por paciente es menor, las tecnologías que usamos son menos seguras, y por lo tanto, el riesgo es mayor. Un ejemplo clásico de proceso con alto riesgo de error son los sistemas de identificación de los pacientes en el momento en que son sometidos a un acto médico o a la identificación de sus muestras clínicas cuando son analizadas con propósitos diagnósticos. Otro ejemplo de proceso inseguro es la administración de medicamentos; un elevado número de medicamentos se venden y administran libremente sin necesidad de receta médica y, por lo tanto, sin vigilancia profesional. El proceso de atención médica hospitalaria es altamente riesgoso. Los doctores tienen condiciones de trabajo inadecuadas y salarios raquíticos en relación con la responsabilidad que deben enfrentar. En los servicios de urgencias existe sobrecarga de trabajo, déficit de medios de diagnóstico y de personal.

La segunda lección es el enfoque resolutivo. Es necesario construir un sistema de atención médica más seguro en lugar de quedarnos sólo en la persecución de los responsables del error. No se pretende ser tolerante y permisivo, permitiendo que los profesionales de la salud dejen de ser atentos y cuidadosos en su ejercicio profesional, sino trabajar en la formación de un sistema sanitario en el que la seguridad del paciente sea un objetivo clave.

Comisión Nacional de Arbitraje Médico

En 1996 se formó la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, con la cual se brinda al público la posibilidad de ventilar inconformidades por supuestos casos de negligencia médica. El número de asuntos atendidos por esta comisión pasó de 2 mil 980 en 1996 a 4 mil 769 en 1998 (datos del quinto Informe de Gobierno de la Presidencia de la República), con más del 50 por ciento de ellos resueltos por asesoría a los querellantes. Actualmente en los estados del país se están formando comisiones locales similares; sin embargo, instituciones como ésta tienen el riesgo de alimentar la conflictualidad del público y la práctica defensiva de la medicina, en lugar de contribuir a la reducción efectiva de los errores médicos. La persecución de los individuos resulta emotivamente más satisfactoria que enfocar nuestra atención en el origen de las fallas. Necesitamos alimentar una cultura de la prevención del error, del accidente. Debemos aprender de nuestras fallas estudiándolas, ya que sólo de esta forma podremos modificar los procesos para eliminar sus causas. En México, el Estado, las instituciones, las sociedades profesionales y científicas, y el público deben reconocer el carácter estratégico de invertir en la innovación y el desarrollo tecnológico para mejorar los procesos y así mejorar la calidad de la atención sanitaria; se trata de una inversión inteligente para ahorrar en el futuro. Es hora de que también nosotros rompamos el ciclo de la inacción. cl

El autor es profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Guerrero

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