Lunes en la Ciencia, 19 de junio del 2000
šEUREKA!
Calcetines: trampas para mosquitos
La piel humana produce más de 340 diferentes
sustancias químicas y algunas de ellas sirven para atraer, pero
no sólo a lo que nos gustaría, sino también a
grandes molestias de pequeñas dimensiones: los
mosquitos.
Durante años, los científicos han sabido que el ácido láctico presente en la piel humana atrae a los mosquitos, pero esto se aplica sólo a algunas especies como el que trasmite la fiebre amarilla, por lo que la búsqueda de otras sustancias que los atraiga, para en consecuencia, encontrar formas de control, aún continúa.
Como parte de un estudio sobre pestes artrópodas que afectan a animales y humanos, del Programa Nacional del Servicio de Investigación de Agricultura de Estados Unidos, el químico Ulrich R. Bernier estudia diversas combinaciones de sustancias de la piel, que funcionan para atraer a estos insectos, y el entomólogo Daniel L. Kline se enfocó a conocer qué tan atractivos resultaban diversos objetos para estos animales.
Encontró que los mosquitos eran atraídos por calcetines usados. Para ello, el investigador usó estas prendas por 12 horas durante 3 días consecutivos. En este mismo estudio se encontró que a los mosquitos les encanta el queso limburguer, lo que resulta particularmente interesante, ya que uno de los principales ingredientes de este queso es una bacteria que también puede ser encontrada en el pie humano.
En los estudios de campo se demostró que los calcetines por sí solos atraían poco a los mosquitos; sin embargo, ocurría un significativo aumento con trampas que contenían además dióxido de carbono (CO2), incluso para especies características por ser trasmisoras de enfermedades.
Los investigadores plantean que si se encuentra que atrae a los mosquitos, estas sustancias pueden ser usadas como trampas no tóxicas sobre todo, apuntan, se pueden usar particularmente en países subdesarrollados que necesitan mejorar la detección y el monitoreo de la población para control en áreas donde los mosquitos representan un alto riesgo en la trasmisión de enfermedades.
De las 2 mil 700 especies que existen en el mundo, de 4 a 6 docenas de mosquitos trasmiten enfermedades.
Otro uso potencial se encuentra en el uso de trampas para la reducción del número de mosquitos con una dependencia mínima del uso de insecticidas químicos, además de repelentes más efectivos para uso humano. (Mirna Servín)