LUNES 29 DE MAYO DE 2000

* Coctel explosivo de la agrupación ante legos y melómanos, en el Hard


Aunque apiñados, Los Van Van la hicieron

Alejandra Dupuy * šEmpezó la fiesta! Con el maestro Juan Formell a la cabeza aparecen Los Van Van, que hace más de tres décadas hacen bailar a Cuba y la noche del sábado fueron recibidos como locales en el Hard Rock Live. Desde el primer minuto la máquina estalla, y los pocos despistados que llegan sin saber nada de la orquesta ya quiebran las caderas ante un coctel explosivo de ritmos caribeños con jazz, balada rock y música brasileña, pero siempre con la base negra y sonera.

La charanga de Formell irrumpe en 1969 con un son transformado mediante nuevos instrumentos y armonías, el songo, que más tarde se aventura con los sintetizadores, para convertirse luego en la precursora de la timba o hipersalsa cubana, un sonido más agresivo y fuerte, que en Cuba algunos llaman también el despelote.

Quienes llenan a pleno el fresísima antro polanquero ųfans de la primera hora y muchos de la últimaų obedecen a Pedrito, el negro que lo tiene todo, alzando las manos y coreando los estribillos. ƑPero qué tienen los Van Van? No sólo el sonido que una nueva generación de bailadores quería, sino también letras que retratan, en clave de humor, los problemas cotidianos de los cubanos, como en los clásicos La Habana no aguanta más y No es fácil.

šAmpárame! Marito canta ahora a Dios y a todos los orichas, y aunque no crean en santos y el respetable no sea del tipo del que pasa penurias, al menos económicas, todos alzan las manos al cielo. Luego se llora a la mulata chocolate que se fue, Ƒcon un turista quizá?, y en algún momento habrá lugar incluso para que un sector del público lance gritos de "šFox, Fox"!, aprovechando cuando uno de los cantantes, ajeno a la campaña electoral, hace una ''V'' de la victoria.

La sandunga viene de la mano ųy de todo el cuerpoų de una mulata que se sube al escenario para sacudirse hasta ponerse por encima del nivel y llevándose el baile entero.

Y tras dos horas de mucho sudor y baile en un espacio demasiado reducido para tremenda orquesta, los Van Van se retiran, pero regresan obligados por el grito de šazúcar!, un éxito de los noventa, entre los cosechados en una larga discografía en la que no faltan composiciones que fueron interpretadas por grandes de la salsa, como Rubén Blades, con Múevete.

Un poco apabullados por tanto estribillo, que apela a un doble sentido (en realidad no lo es tanto) y que machaca en las hazañas eróticas del cubano, algunos extrañamos las historias de viejos temas. Pero a la timba, caballero, no se le pide sutileza porque es energía pura, y eso es lo que trae en su último disco, Permiso que llegó Van Van, una orquesta que, de la mano de Formell y con la presencia infalible del piano de César Pedroso y los drums de Changuito, siempre se renueva pero continúa siendo una institución.