LUNES 29 DE MAYO DE 2000

* Astillero *

* Julio Hernández López *

Vicente Fox navegó durante el debate del pasado viernes con dos banderas, una ajena y otra falsa, con tal de reponerse del espectáculo de intolerancia pueril que había ofrecido el martes de su noche triste.

El camarada Fox (miembro de la fracción ultra)

La primera bandera, la ajena, fue la de la lucha social por la democracia y la justicia. Con una capacidad camaleónica que luego le hizo ganar acusaciones de cinismo e hipocresía, quiso emparentar el berrinche infantil de su martes negro con las mejores páginas de la historia política nacional, como el movimiento del 68, la batalla de Rosario Ibarra de Piedra, los lances de Heberto Castillo, el Frente Democrático Nacional y otros pasajes que no sólo son incomprensibles e inalcanzables para el candidato presidencial de la derecha, sino que además se ofende la memoria de quienes en ellos participaron al pretender darles uso como artificio de merolico en campaña.

Muñoz Ledo, el ideólogo; Morales Lechuga, el procurador

Este aprovechamiento utilitarista de las luchas de la izquierda puede ser entendido como el primer resultado de la acelerada muñozledización a la que ha entrado el panista. El carácter influyente de los consejos de Porfirio a Fox fue subrayado por el hecho de que, antes de asistir a dos momentos clave de su campaña, el panista se reunió con Muñoz Ledo: el martes, a comer (según algunas versiones, con el riego suficiente para hacer florecer luego, en la calle Aristóteles, las de otra manera incomprensibles escenas del hoy, hoy, hoy) y el viernes a desayunar.

Ese viernes, por cierto, Fox no sólo tuvo una paradójica reunión con ese candidato, Porfirio, que no hace campaña para sí, sino para otro, y que además se mueve a nombre de un partido que lo repudia, sino también con un personaje de complicado itinerario político como es Ignacio Morales Lechuga, el hombre al que Carlos Salinas hizo procurador de Justicia dos veces: una, del Distrito Federal, y otra, federal. El notario público que quiso ser candidato por el PRD a gobernador de Veracruz, y a quien la cúpula cardenista no dejó pasar por considerarlo personero del salinismo, y por estimar que su carrera ha sido manchada por el narcotráfico, ahora se ha declarado una especie de promotor ciudadano de la candidatura de Fox, quien tuvo la especialísima deferencia de recibirlo para que, juntos, anunciaran su amistad política el mismo día del segundo debate entre candidatos.

(Las presencias de personajes como Muñoz Ledo y Morales Lechuga generan especulaciones varias. Se dice que Porfirio quiere ser el canciller del próximo gabinete foxista. Se habla de que Morales Lechuga podría ser nuevamente procurador federal. Aparte de ellos, otras incorporaciones que provocan agruras a viejos panistas son las de Alfonso Durazo Montaño y de Layda Sansores)

Amigo, enemigo... amigo, enemigo...

La otra bandera fue la de la aparente tolerancia hacia Cárdenas y su intención de mantener abiertas las posibilidades de un acuerdo hacia una candidatura opositora única.

A lo largo de su intervención en el debate que condujo con soltura y precisión Ricardo Rocha, Fox sostuvo una actitud cuidadosa hacia Cárdenas. Le criticó, desde luego, como adversario que es, pero no se cebó en las acusaciones previas que había hecho respecto a la presunta alianza entre PRI y PRD para perjudicarlo a él, que se considera el único opositor con viabilidad para ganar.

El talante de amabilidad fue tal que le llevó incluso a reconocer que el michoacano le había "ganado" el inicio del discurso que llevaba escrito respecto a seguridad pública, delincuencia e impunidad, al equiparar al PRI con la corrupción. En más de una ocasión, Fox llamó a Cárdenas a continuar con una actitud de "auténtico" opositor.

De la "mancuerna" a la nueva e inmediata invitación

Sin embargo, en ese juego de contradicciones que cada vez aparece como más consustancial a su figura, el Fox de las palabras improvisadas, del diálogo directo, cambió a la hora del cierre, al cargar la tinta respecto a la "mancuerna" PRI-PRD que decía -en el remate escrito que con teatralidad redituable declamó- haber visto a lo largo del debate feneciente en el que Cuauhtémoc, por cierto, había enderezado todas sus baterías contra el PRI y Labastida, en un evidente esfuerzo de desmarcarse de la estrategia panista de agarrarse de tal presunta alianza para explicar las pifias de su candidato cometidas el martes.

Pero apenas habían pasado unos cuantos minutos de que Fox había vuelto a abrir fuego contra Cárdenas por su presunta alianza con el labastidismo, y ya estaba el guanajuatense invitando a Cuauhtémoc a "caminar juntos" (exactamente al final del debate, cuando se encaminaban hacia la salida del recinto en el que habían estado casi una hora y media). El michoacano le contestó, palabras más, palabras menos, que desde luego que podían caminar juntos, que él, Fox, se uniera a la verdadera lucha por el cambio que es la del PRD.

Hasta las mamás participaron

Un día después del debate, el sábado, en Veracruz, Fox anunció muy formalmente que seguiría buscando la alianza con Cárdenas, y que muy pronto habría de invitarlo a dialogar para ver si en junio, a la luz de los resultados de las encuestas, pudiera uno de los dos declinar a favor del otro. El mismo sábado, en el estado de México, Cárdenas estaba acusando al guanajuatense de ser "cínico, hipócrita y mentiroso".

Ayer, en Coatzacoalcos, la postura del amigo de sí mismo ya había cambiado nuevamente. Ahora acusaba a Cárdenas de ser un traidor completo, de traicionar a los perredistas, a los cardenistas y a sí mismo. Él, que ya había metido al jaleo la figura materna propia, cuando en el debate reconoció que hasta su madre le había reconvenido por su testarudez, ahora se atrevió a meterse con la ajena, la de Cárdenas, al considerar que "seguramente será su mamita la que está recordándole que nació en Los Pinos y que toda su carrera política la ha hecho en el PRI''.

La respuesta de Cuauhtémoc fue menos violenta de lo que podría haber sido. Simplemente le llamó "cobarde", pues dijo que no tenía pantalones para decirle de frente, cara a cara, lo que luego andaba diciendo por tierras veracruzanas. Pero no quiso ir más allá. Dijo que no caerá en una guerra de insultos ni se meterá en el lodazal en el que ya está su adversario blanquiazul. Eso sí, dejó establecido que las palabras del guanajuatense cancelan cualquier posibilidad de posterior acercamiento o alianza.

No todo es debate

Mientras los ojos de la élite política sólo atinan a ver los asuntos electorales, el México del dolor profundo, de la miseria extrema, sigue siendo asunto sin importancia.

Ayer se conoció el caso de Inés Ramírez Pérez, la indígena zapoteca de 40 años, madre de siete hijos que, el pasado 5 de marzo, en la comunidad de Río Talea, en Texmelucan, Puebla, sufrió durante 24 horas dolores de parto sin poder dar a luz, por lo cual decidió hacerse una cesárea por sí misma, con un cuchillo de cocina y dos vasos de alcohol de 96 grados. Luego que el niño salió del vientre, la madre estuvo durante unas seis horas sin atención médica, hasta que llegó un indígena que había tomado los cursos de auxiliar de salud del programa IMSS-Solidaridad, quien encontró a la mujer tirada en el suelo, con los intestinos fuera de su lugar, entre la tierra. Luego de reacomodar los intestinos y coserla con hilo casero, la mujer y el auxiliar de salud viajaron seis horas, en un microbús de servicio público, hasta una clínica de gobierno. Actualmente, la madre y el hijo gozan de plena salud, según el reporte médico oficial.

Astillas: Una consideración final sobre el resultado del debate. La fragilidad de Labastida habrá de incrementar proporcionalmente la rudeza de sus puntales, los expertos en la marrullería electoral. Justamente por el riesgo de ser derrotados es por lo cual los cárteles del PRI de siempre habrán de reforzarse... Por lo pronto, el candidato priísta ya anda prometiendo reducir el costo de los peajes en las carreteras federales, y del gas doméstico para consumo popular.

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