LUNES 1o. DE MAYO DE 2000
Ť Del básquet hay que enamorarse a diario: Rochín
La dedicación, el único secreto para triunfar, asegura Nájera
Jorge Sepúlveda Marín Ť Desde las 10 horas los basquetbolistas mexicanos radicados en Estados Unidos comenzaron a mover el balón sobre la duela del gimnasio principal del Colegio Americano. Pese a los anuncios que obligaban a pensar en una amplia asistencia, prácticamente fue una sesión privada, acaso familiar la de ayer domingo.
Con sus humanidades de más de dos metros de estatura y arriba de los 100 kilogramos de peso, Eduardo Nájera y Jorge Rochín Rocha jugueteaban con los niños, jóvenes y hasta con los padres, quienes con temor se les acercaban, con sus hijos al lado, para solicitar uno, dos y hasta tres autógrafos sobre la foto, la playera y el cartel promocional.
Para hacer una canasta efectiva, se explicaba por el sonido local, el brazo debe estar estirado y luego curveado en forma de C. Nájera practicaba el consejo. Se le veía contento y para todo el mundo tenía una sonrisa. Pese a que desde el sábado las entrevistas y los autógrafos fueron muchos, platicaba.
Como un niño más, Rochín daba consejos a los niños que se les acercaban. Tomaba el balón con una sola mano, lo rebotaba entre ambas, trotaba un poco, y špum!, lo retacaba en la canasta, que quedaba temblando en su sitio, seguramente porque era la primera vez que la trataban así. Ovación inmediata.
Entre ellos jugaron. Se lanzaban el balón. Desde cinco puntos fuera de la media luna tiraban a la canasta. Por supuesto, todas las miradas seguían la dirección del esférico, que si no entraba, no había reclamo, sino un šuuuuuy! de justificación. Cansados, pero se mostraban alegres. Hubo competencias y se les entregaba a todos una botella y una cangurera de los patrocinadores.
"El basquetbol debe ser como una novia, a la que vez todos los días, a la que necesitas, de la que no te puedes separar y sí enamorar cada día", platicaba Rochín. Nájera, hablaba de que el único secreto que conoce para triunfar en Estados Unidos en su deporte y los estudios, se llama dedicación.