Lunes en la Ciencia, 24 de abril del 2000



amor-1

La compleja forma del amor

Juan Soto Ramírez

Amor es todo lo que cabe en cuatro letras, un laberinto imaginario hecho de modernidad, con pocos sentimientos y mucha explicación. Como es un sentimiento vivo, hace que las personas se sientan vivas. Es lo que escasea en el mundo contemporáneo lleno de banalidad, incertidumbre e indiferencia. Amor es lo que empieza con "a", la primera letra del alfabeto en su versión española, que aparte de todo es la primera vocal, es decir, la sociedad en su fundación, el lenguaje. Y como es un sonido central abierto y sonoro, cuando la gente lo experimenta, puede llegar al centro de la sociedad aunque sea por un momento, porque el amor no dura para toda la vida. Como la "a" también expresa fundamentalmente la idea de movimiento material y figurado, el amor provoca la inclinación hacia una persona, lugar, cosa o lo que sea. Es un desequilibrio en el mundo cotidiano, algo que borra el tiempo y el espacio; por ello, los enamorados pueden besarse horas y horas hasta darse cuenta que el día se les acabó. Como no tiene límites precisos, el amor nunca comienza y nunca termina, pero la gente insiste en ponerlo en calendarios. El amor es atemporal porque, mientras dura, mientras está ahí con su burlona sonrisa, dura para siempre. Por algo la gente se puede jurar amor eterno, aunque después de cinco minutos el juramento termine por borrarse.

Y claro que no existen diferentes tipos de amor, pero la gente, que se cree especialista en todo, insiste mucho en ello. Quien ama, ha despertado toda la afectividad que se le encontraba dormida porque no se ama con la cabeza, las manos o la cara, sino con todo el cuerpo, pero esa sensación, tan voluptuosa y singular, sólo es posible atraparla con metáforas. Cuando la gente se enamora siente maripositas en el estómago, le sudan las manos, le palpita el corazón y le tiembla la boca, todo al mismo tiempo porque el amor es unidad, jamás fragmentación, una manera simple de pegar lo que estaba roto, pero se presenta tan complejo que es como encontrar la pieza del rompecabezas que va en la esquina. Y es claro que la ciencia no se ha ocupado del amor porque es un proceso de conversión semiótica y poética del espacio, es decir, literatura. En un mundo tan racional en el que todos escriben con la cabeza, nadie escribe ya con el corazón en las manos. Se ha pensado que la ciencia se hace con la racionalidad del pensamiento vertical y no con el pensamiento horizontal. El amor al arte aniquila el arte como el amor a la ciencia aniquila la ciencia y eso es parte de los esencialismos universales que nos convocan porque para ser humanos hay que sentir amor. Y parafraseando a un colega, psicología que no se ocupa de la afectividad, no es psicología. Yo agregaría que ciencia que no se ocupa de lo complejo del amor, es demasiado simple porque se le olvida el mundo. Porque excluye con su estúpida racionalidad el aspecto central de toda fundación del pensamiento y la sociedad que se llama emoción.

Por supuesto que el amor no es complejo, compleja es nuestra forma de mirarlo y situarnos de forma figurativa en un mundo lleno de abandono en donde el triunfalismo científico ha olvidado que para pensar, primero es necesario sentir. La vida es compleja por lo complejo del amor. No más.

[email protected]


Inicio