Lunes en la Ciencia, 17 de abril del 2000



Rosalind Franklin, la necesidad de rectificar una historia oscura

Patricia Vega

A finales de la primavera de 1952, la cristalógrafa británica Rosalind Franklin (1920-1958) obtuvo una fotografía de difracción de rayos X que reveló, de manera inconfundible, la estructura helicoidal de la molécula del ADN.

imagen de Rayos x Rosalind Esa imagen, conocida hoy como la famosa fotografía 51, fue un respaldo experimental crucial para que el investigador estadunidense James Watson y el británico Francis Crick establecieran, en 1953, la célebre hipótesis de la "doble hélice" que es característica de la estructura molecular del ADN (ácido desoxirribonucleico), por la que en 1962, junto con Maurice Wilkins, se les concediera el Premio Nobel en Fisiología y Medicina.

Rosalind Franklin falleció en 1958, a los 37 años, víctima de un cáncer en los ovarios. Su invaluable aportación a este descubrimiento no fue reconocida ni en vida de la cristalógrafa ni de manera póstuma, aunque poco a poco se empieza a conocer una historia.

Considerado como el logro médico más importante del siglo XX, el modelo de la doble hélice del ADN abrió el camino para la comprensión de la biología molecular y las funciones genéticas; antecedentes que han permitido llegar al establecimiento, en estos días, de la secuencia "completa" del genoma humano. Sin embargo, en ninguna de las notas periodísticas publicadas hasta el momento se ha recordado la contribución de Rosalind Franklin, a pesar de que ésta es comparable a la que hicieron los científicos que recibieron el Premio Nobel.

Se afirma que, en el terreno de la ciencia, quien llega antes se apunta todos los triunfos intelectuales. Y Rosalind Franklin llegó antes, pero tanto sus hallazgos como sus fotografías de rayos X fueron difundidos en 1953 en un seminario de rutina, sin el conocimiento de la cristalógrafa y sin que fueran publicados previamente. Paradójicamente, esos resultados fueron conocidos por sus competidores, Watson y Crick, el resto de la historia ya lo conocemos.

De acuerdo con el relato de Thomas F. Lee (El Proyecto Genoma Humano. Rompiendo el código genético de la vida, Editorial Gedisa), en el bestseller La doble hélice, James Watson se refiere a Franklin como "Rosy" y se pregunta "cómo sería si se quitase las gafas e hiciese algo distinto con su cabello". En el epílogo de su libro admite que sus impresiones iniciales de ella "frecuentemente eran erróneas" y advirtió "algunos años demasiado tarde las luchas que debe enfrentar una mujer inteligente..."

Más adelante, Lee continúa reseñando que Francis Crick, en su retrospectiva de aquellos años, What Mad Pursuit, enfocó el tema de forma algo diferente. Notó que había "restricciones irritantes -no se permitía tomar café en una de las salas reservadas sólo para hombres-, pero éstas eran relativamente triviales o así lo parecían en la época". No se puede imaginar que sean triviales para la parte excluida.

En su libro Los diez mayores descubrimientos de la Medicina (Editorial Paidós), Meyer Friedman y Gerald W. Friedland también relatan la historia de Rosalind Franklin y establecen que Maurice Wilkins ha decidido escribir una autobiografía que "será tan honesta y precisa como su memoria de ochenta y un años lo permita". Por lo pronto, se puede acudir al libro de Anne Sayre Rosalind Franklin y el ADN (W. W. Norton & Co., New York, 1975). Se afirma que quien haya leído La doble hélice de Watson, tiene la obligación de leer la otra versión de la historia.


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