La Jornada lunes 10 de abril de 2000

PARABOLA Ť Emilio Lomas M.
Y Oscar Espinosa, como si nada

Oscar Espinosa Villarreal no sólo debe dar respuesta a su gestión como regente capitalino, pues sus tejes y manejes han ido mucho más lejos. A lo largo de su servicio público ha desatado fuertes polémicas sobre la forma en que ha llevado a cabo la administración de diferentes instancias, pues por lo general su ejercicio ha estado caracterizado por filtraciones sobre corrupción. No hay que olvidar que... cuando el río suena es porque agua lleva.

El ejemplo más ilustrativo es su gestión al frente de Nacional Financiera cuando esta entidad, representativa de la banca de desarrollo, otorgó alrededor de 235 mil financiamientos, el 50 por ciento del total de créditos autorizados durante su administración a proyectos empresariales carentes de viabilidad y sin garantías de ley.

Culminada la gestión de Espinosa Villarreal como director de Nafin, Gilberto Borja Navarrete, su sucesor, reconoció que el desfalco de la institución era de 20 mil millones de pesos, y que las expectativas de recuperación tan sólo llegaban a 8 mil millones, equivalentes a 40 por ciento de la pérdida total.

La quiebra técnica de Nacional Financiera bajo el cobijo del mandato salinista y la dirección de Oscar Espinosa es una estafa a voces, pues más allá de las cuantiosas irregularidades detectadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores en otorgamiento de préstamos a uniones de créditos, como la que encabezaba el ex marido de Adriana Salinas de Gortari, Luis Yáñez --a la que se puede atribuir más del 10 por ciento de la malversación total de Nafin--, era bien sabido que los financiamientos otorgados sin garantías finalmente serían cubiertos con recursos públicos, es decir, con dinero aportado por la sociedad.

El rezago en Nacional Financiera no le ha permitido satisfacer, desde la administración de Borja Navarrete y hasta la fecha, la demanda de crédito que una sociedad apaleada por crisis recurrentes requiere.

Tal parece que para los funcionarios los requerimientos crediticios de las micro, pequeñas y medianas empresas pueden seguir esperando mientras se saldan deudas derivadas de malas administraciones.

Y es que a los desequilibrios económicos causados por devaluaciones y volatilidad en los mercados de capital se han sumado a los fraudes y la corrupción de funcionarios, quienes sin ningún criterio moral o por lo menos un ápice de conciencia buscan la satisfacción de intereses ajenos a la sociedad que dicen gobernar o representar.

La sorpresa es mayor cuando a este tipo de servidores públicos no se les castiga, sino que se les premia con nombramientos que les otorgan inmunidad y les garantizan remuneraciones considerables, y por si eso fuera poco se les otorgan becas como si su condición económica fuera tan paupérrima que así lo demandara.

Melée

Este fin de semana se llevó a cabo en Poza Rica un foro sobre energía, desarrollo y medio ambiente al que asistieron importantes especialistas, investigadores y políticos. La consigna fue unánime: la defensa de los recursos energéticos nacionales, a través de la investigación, la eficiencia y el combate a la corrupción. Frente a la privatización, tema ya agotado al menos en lo que resta de la presente administración, el llamado a la conservación de áreas estratégicas por parte del Estado para la defensa de la autonomía de abasto y operación fue otra de las demandas fundamentales. No menos importante fue el llamado a buscar mecanismos que permitan el procesamiento de productos derivados del crudo dentro del país a fin de diversificar las exportaciones petroleras, que actualmente sólo se concentran en el petróleo crudo y que convierten a México en un exportador del principal energético a expensas de las importaciones de productos ya elaborados. Respecto a la reciente actuación de México para reducir los precios internacionales del petróleo, no se dejó esperar la condena hacia las autoridades que desempeñaron un papel de ''esquiroleros'' en el mercado internacional. La discusión del sector energético no podría estar completa sin la propuesta de una reforma fiscal que despetrolice la economía y permita el desarrollo y modernización de las plantas petroleras. De acuerdo con los especialistas, de 1995 a este año la renta de hidrocarburos que Petróleos Mexicanos paga a Hacienda suma 72 mil millones de dólares. De ahí la necesidad de que la carga fiscal se distribuya en el resto de las áreas productivas a fin de lograr el desarrollo y evitar la privatización de un área estratégica para la independencia de los mexicanos. La Singular Historia del Rescate Bancario Mexicano, 1994-1999, cuenta de manera pormenorizada los dramáticos momentos que siguieron al colapso del sistema bancario de México luego de la devaluación de diciembre de 1994, que culminaron en un rescate financiero que requirió de la ayuda de la comunidad financiera internacional y cuyo costo para los contribuyentes mexicanos es de magnitud estratosférica: 20 por ciento del PIB en escenarios modestos y 30 si se consideran los costes ocultos de dicho rescate.

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