La Jornada lunes 3 de abril de 2000

José Cueli
Toros de Huichapan, serios pero débiles

Esperar es el verbo sonriente y terrible gracias al cual toda vida llega a su final, sin suprimirse desde el primer desengaño, la primera frustración. ƑQué sería de nosotros si no existiera la esperanza?, la existencia sería imposible. Es ella la que permite soportar la vida, con el ansia puesta en el futuro. šTarea torera y fatigosa, la de esperar! Las arterias aceleran su ritmo, los sentidos-antenas de los sucesos, y el ser en espera de lo aún no a contecido -Ƒni pensado?- en demanda del hecho, para cuyo logro acaso llega y nos decepciona realizándose tantos esfuerzos y horas de sufrimiento.

Es la espera parte de la vida del torero, en especial de los que no llegan a figuras, los rezagados -la mayoría-, a los que en esta temporada de primavera se les da una oportunidad largamente esperada... Mas tienen que aprender a esperar, una función del hombre, y en especial del torero. Ni siquiera importa demasiado lo que se aguarda. Es en sí mismo el hecho de esperar, parte de la vida del torero; triunfal o trágica; lo que se espera, atrae. La corrida, las orejas, el paseíllo, la cornada, la muerte, el toro y el ridículo. Hasta los más "maletillas" esperan algo sin nombre y sin forma. Esperan siempre, aun cuando sueñan.

Es el esperar una de las disciplinas más importantes a aprender por el torero. Esperanzas casi siempre incompatibles con las aptitudes para el toreo que se delata en la desesperación que observamos en estas corridas para olvidados. El temor, más que a los toros al ridículo, es esperanza también. A pesar de que las ilusiones casi se han abolido, esperan que en esta oportunidad no haya desaire. Los agita ese inconfundible temor que se siente cuando el miedo y la esperanza los estrechan.

Así esperan muchos toreros, la tarde de ayer Sánchez, Flores y Herce, vieron pasar las horas con la marcha lentísima, monótona del tiempo, a ritmo con los toritos de Huichapan -bien presentados, salvo el primero, cornalones- serios aunque débiles, sin poder llegar a los "cabales", que nos aburrimos una vez más. El dolor de no hacerla se les refugiaba en los huesos, en su figura rígida, esclerosada, como de hierro. ƑDónde quedó El arte del toreo? ƑDónde?