La Jornada Semanal, 2 de abril del 2000
Sssh ... ya nada; nada blanco o liso ya nada
Qué alma se va y huele
Sssh... en la oscuridad nadie sabe; sólo
Me voy lleno de errores, besos que en mí permanecieron
Qué bello empiezan a adquirir de nuevo otra sustancia
Tiempos que mucho antes que mis padres
Sssh... pero nadie, nadie sabe. Ni el viento siquiera
Embriagante,
melodioso, nada; ninguna nube encendida desde atrás
O humana
compañía al menos
Algo fúnebre, letárgico, después que el día de la
Pasión
Empezó despacio de costado a declinar y hundirse
Tan fuerte el viento que más ya no
resisto
En los guijarros, oye, el
sonido sordo extraño como de pescadores
O de cuerpos que penetran
uno en otro mientras tiembla todo alma
El cielo
y una estrella
de pronto encuentra el valor de tocarse
con tu frente
Y en la
colina qué bellos los cipreses
Los hechos
celestiales. El jacinto de los astros, las tristezas, los aromas
Y
los otros sentidos de antaño que perdiste en la materia del
cielo
He ahí que ahora se distinguen: la piedra y la tumba y el
soldado
Los blancos velos de las mujeres y larga la
Compañía de
los caídos a destiempo
Me dejásteis huérfano y
apoyo no encontré en otra parte
Si es él que
cuando piensas te enloquece. Creíble te vuelves por ti
mismo
Porque
tus manos estaban habituadas a los huertos
donde
El mar penetra y se retira inundando de pequeñas
flores
Sopla el viento, sopla y disminuye el mundo. Sopla el
viento
Sopla y crece el otro; la muerte, el ponto, el azul e
interminable
La muerte el sol el sin ocasos.
Tomado de Las elegías de oxópetra, en el cuarto aniversario de
la muerte de Elytis