LUNES 27 DE MARZO DE 2000
Ť Análisis de expertos
La prioridad en AL debe ser el alivio de la pobreza: BID
Afp, Reuters y Notimex, Nueva Orleans, 26 de marzo Ť El alivio de la pobreza debe ser una meta prioritaria de los gobiernos, pero no puede alcanzarse sin asegurar previamente la estabilidad macroeconómica, concluyeron medio centenar de expertos convocados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para realizar una radiografía sobre el tema de la equidad social.
''La inestabilidad, la irresponsabilidad en el terreno macroeconómico y el exceso de volatilidad, perjudican el progreso social y perjudican sobre todo a los pobres'', dijo el subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el chileno Eduardo Aninat, quien presidió el foro.
A su vez, el presidente del BID, Enrique Iglesias, pidió a los países latinoamericanos mayor gobernabilidad y democracia para lograr el desarrollo económico, y auguró que la región crecerá 4 por ciento este año. Aseguró que la corrupción debilita los sistemas políticos, les hace más difícil mantener la calidad de las instituciones y justificar las políticas ante el público.
Un informe del BID destacó que la evidente desigualdad en las sociedades de América Latina es una de las más pronunciadas del mundo y constituye una formidable barrera al progreso económico. ''No puede haber crecimiento económico sostenido sin progreso social'', advirtió el banco.
La jefa de la Unidad de Pobreza y Desigualdad del BID, Nora Lustig, dijo que hasta ahora se ha puesto mucho énfasis en hacer más eficientes las políticas económicas en desmedro de las sociales, pero se reconoce cada vez más que el retraso social es un obstáculo al crecimiento económico. Agregó que con un equilibrio macroeconómico sólido --lo que significa déficit fiscales y de cuenta corriente manejables-- y un sistema bancario sano, los gobiernos estarían en capacidad de bajar las tasas de interés para alentar el consumo y el crecimiento.
Por su parte, el subdirector gerente del FMI expuso que América Latina parece haber dejado atrás el fantasma de la inflación, reconocido como el más perverso de los impuestos porque castiga principalmente a los pobres.