* Milagrosa, la recuperación del ex dictador: PSOE-IU
Niega Madrid acuerdo con GB y Chile para liberar a Pinochet
* Se burlan diarios británicos de su gobierno por su ingenuidad
Dpa, Afp y Reuters, Madrid, 3 de marzo * España negó este viernes que haya existido un acuerdo entre los ejecutivos español, británico y chileno para permitir la liberación de Augusto Pinochet, al rechazar una versión de la prensa londinense que afirma que la decisión se tomó por motivos puramente políticos.
En ningún momento el caso del ex dictador chileno estuvo sujeto a un pacto político secreto entre los tres gobiernos, ya que "cada uno ha hecho lo que tenía que hacer", afirmó Josep Piqué, el portavoz del derechista presidente José María Aznar, quien citó a una conferencia de prensa para emitir el desmentido.
Poco antes también el vocero de la Oficina de Información Diplomática, Joaquín Pérez Villanueva, había salido al paso a las denuncias al sostener que el canciller español, Abel Matutes, nunca tuvo "conversaciones formales" con el gobierno británico y nunca dialogó con el secretario del Interior británico, Jack Straw.
Pero diputados del opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE) insistieron en que el "pacto secreto" pone de manifiesto "la actitud hipócrita" del gobierno de Aznar, pues por un lado afirmó que colaboraría con la justicia "y en realidad estaba haciendo todo lo posible para que (Pinochet) no fuera juzgado".
Voceros del PSOE y de Izquierda Unida destacaron con ironía la "milagrosa recuperación" que mostró el ex militar a su llegada al aeropuerto de Santiago la mañana de este viernes.
No obstante, los dirigentes políticos opinaron que ese hecho debe posibilitar que el ex dictador sea juzgado en su país por violaciones contra los derechos humanos.
En Londres, los principales diarios ingleses destacaron los entretelones políticos que facilitaron la liberación del senador vitalicio, mientras que diarios en Francia y Bélgica condenaron "la hipocresía" y "ambigüedad" con que actuaron de los dirigentes políticos de los respectivos países.
The Daily Telegraph, The Guardian y The Independent, que citan fuentes diplomáticas, resaltaron que los primeros acuerdos para liberar a Pinochet tuvieron lugar en junio de 1999 en una reunión en Río de Janeiro, donde se encontraron los cancilleres Robin Cook y Abel Matutes, de Gran Bretaña y España, respectivamente.
"No lo dejaré morir en Gran Bretaña", le señaló Cook a Matutes, quien le reviró: "No lo dejaré venir a España".
Añaden los diarios que luego siguieron intensas negociaciones diplomáticas entre Londres, Madrid y Santiago, ya que Chile a su vez temía que la muerte de Pinochet en Inglaterra lo convirtiera en mártir en beneficio de la derecha chilena.
Hacen énfasis en que España, país heredero de un pasado cargado en materia de derechos humanos del régimen franquista, quería proteger sus relaciones económicas y políticas con Chile.
A su vez, Gran Bretaña no quería ver morir en su territorio a un antiguo aliado de la guerra de las Malvinas que le enfrentó a Argentina en 1982, cuando el dictador puso a disposición de Londres su territorio para espiar el movimiento de tropas de su país vecino.
Asimismo, la prensa británica fustigó el hecho de la "asombrosa recuperación" de Pinochet al tocar suelo chileno. "Pinocheat", tituló The Mirror, en un juego de palabras ya que cheat significa "estafa".
"Es el retorno más grandioso desde Lázaro, en el que el malvado dictador camina y juega una mala pasada a Gran Bretaña", añade el periódico.
La prensa presenta un montaje fotográfico en el que Pinochet abandona su silla de ruedas para caminar, ante lo cual The Independent comentó irónicamente: "No se puede mantener a un viejo dictador sentado; un hombre demasiado enfermo para enfrentar un juicio se levanta y se pone a la altura de la ocasión".
Críticas y operación fallida
Si bien la prensa europea en general destacó que hubo un histórico avance en materia de derechos humanos y de cara a una justicia internacional con el affaire Pinochet, también hubo críticas porque los gobernantes primero aludían a la enfermedad para liberarlo y cuando partió hablaban de que debería juzgársele en Chile.
En tanto que en Gran Bretaña se seguía sopesando el gran costo económico en millones de libras esterlinas y las penosas repercusiones políticas, diplomáticas y legales del caso, Francia dijo que transmitirá a Chile de inmediato las demandas del juez Le Loir para que sean incluidas en el expediente que enfrenta.
En Río de Janeiro, por su parte, se reportó que el izquierdista Partido de los Trabajadores brasileño había preparado la víspera en secreto un operativo judicial destina- do a arrestar a Augusto Pinochet, en caso de que el avión en que viajó de regreso desde Londres hubiera realizado una escala técnica en Recife.
Dirigentes de la organización política habían elevado una petición ante el procurador del estado de Pernambuco, Antonio Carlos Barreto Campelo, para que solicitara a la justicia local la detención del ex militar, pero el plan se frustró porque el gobierno chileno sólo pidió a las autoridades de Brasilia autorización para sobrevolar el espacio aéreo brasileño.
Entre tanto, la prensa en América Latina reflejó ampliamente el arribo de Pinochet a Santiago, y la mayoría de los diarios se interrogaba acerca de las posibilidades reales que habrá en Chile para que se someta a juicio al ex dictador.
Aunque también había coincidencia en que éste es el ocaso de los dictadores, por el precedente sentado con su detención.