Los nuevos errores de febrero
Armando Bartra
1. "Por el bien de la universidad. Por el bien de México", según dijo el secretario de Gobernación, la madrugada del 6 de febrero del ominoso 2000, soldados disfrazados de policías preventivos federales ocuparon Ciudad Universitaria y detuvieron al CGH en pleno, cuando en el auditorio Che Guevara discutía la continuación del diálogo con las autoridades.
"Actuamos para disuadir sin reprimir", dijo Carrasco, pero el hecho es que cerca de 800 estudiantes están siendo "disuadidos" en la cárcel, algunos acusados de terrorismo, entre otros delitos.
2. Paradójicamente, hoy casi todos reconocen que las demandas juveniles eran justas y, por tanto, que la huelga fue necesaria. Pero cientos de estudiantes están detenidos y la fuerza pública ocupa CU. ƑTan torpe fue el CGH que perdió ganando? ƑNo será que el gobierno federal le preparó una trampa, de la que muchos universitarios de buena fe, pero ofendidos por los malos modos de la ultra, fueron comparsas?
3. Si hace diez meses alguien hubiera planteado como solución al incipiente conflicto en la UNAM la reciente "propuesta del rector" De la Fuente, se le hubiera acusado de ultra y maximalista. Hoy, en cambio, desde rectoría hasta el Consejo Universitario, pasando por la comunidad que se expresó en la consulta y el plebiscito, reconocen que los estudiantes que se fueron al paro tenían la razón en todo lo fundamental y hasta en lo accesorio. Admiten que es necesario mantener la gratuidad de la educación superior que proporciona el Estado y que la universidad debe ser reformada a través de un congreso democrático y resolutivo.
4. ƑY, si siempre tuvieron razón, por qué carajos los soldados vestidos de policías ocuparon CU y se los llevaron a la cárcel, mientras los defensores del alza de cuotas y enemigos del congreso cantan victoria? Muchos han dicho que el CGH no supo ganar. Yo creo que el poder no sabe perder. Escamotearles sus banderas y proclamarse defensores de la reforma democrática de la UNAM, sí; pero reconocer que tanto el proyecto universitario de Zedillo y Barnés como la forma atrabancada de imponerlo fueron erróneos, eso jamás. Por encima de todo está el principio de autoridad, y quien no acepte que lo conseguido es dádiva, pagará con cárcel su atrevimiento.
5. Porque, además, el destino de la universidad debe definirse en una negociación futura y con participación de toda la comunidad. Y está claro que las autoridades pretenden ganar en el congreso las posiciones que han perdido gracias a la huelga. Si lo que importa son la reglas del foro resolutivo y la correlación de fuerzas en los debates, entonces es indispensable escarmentar a los insumisos, hacerles pagar caro su triunfo.
6. Maquiavélico, sí, pero también torpe, porque ni la comunidad universitaria ni la comunidad nacional aceptarán regresar a la "normalidad académica", y mucho menos debatir el futuro de la educación superior con cientos de estudiantes ųprecisamente los que lucharon por hacer posible este debateų encerrados en la cárcel.
7. El gobierno puede creer que esta jugada transforma en triunfo la derrota temporal de su proyecto universitario, y de pasada le endosa parte de los costos del conflicto al PRD. La realidad es que el error del 6 de febrero profundiza su fracaso; es cierto lo que dijo el secretario de Gobernación: el problema ya no es universitario, sino nacional, y quienes creen resolverlo encarcelando a los jóvenes tendrán que asumir las consecuencias políticas y nacionales de su torpeza.