Nulo interés oficial
CENTROS DE DOCUMENTACION DE MUJERES: VENTANA PARA ENTENDER Y CAMBIAR SU REALIDAD CONCRETA

*Betsie Hollans, pionera
*Gran vacío en la memoria gráfica
*Están en ongs y universidades

Aleyda Aguirre

Desde los inicios del Movimiento feminista, la necesidad de las mujeres de recuperar su memoria y su historia ha ido en paralelo y ha sido un alimento vertebral de la recuperación de sus cuerpos y almas. Nadie mejor que las mujeres saben que sin memoria y sin palabras que nombren su devenir no hay posibilidad de proyectar futuro.
Hace 31 años (1969), Betsie Hollans, periodista feminista belga, consciente de que "para impulsar a las mujeres había que partir de la memoria colectiva de éstas" se empeñó en crear un centro de documentación que contenga información sólo de mujeres. Para ello, según cuenta Leopoldina Rendón, le propuso a Ivan Ilich que "dentro del Centro Interamericano de Documentación (CIDOC) -lugar destinado a preparar a los sacerdotes que venía de América Latina- se creara un espacio destinado a recolectar la producción intelectual de las mujeres". Al poco andar de esta idea se funda, como Asociación Civil, el Centro Internacional Desarrollo Humano en América Latina (CIDHAL), unidad de documentación femenina, "primera en su género en nuestro país".
"Betsie se dedica desde entonces a traer información de Europa y Estados Unidos y empieza a traducirla; así, Cidhal surge como un centro de documentación que se dedica a traducir, reflexionar y organizar la información pasando de ser un almacén de libros a ser un centro de documentación bien organizado. Actualmente cuenta con una base de datos de 5 mil 600 registros y ha incluido las nuevas tecnologías en la organización de la información", agrega Leopoldina, actual encargada de este centro cuyas oficinas se encuentran en Cuernavaca, Morelos.
Luego, en (1974) como parte de esa misma lucha, en la Ciudad de México, Alaíde Foppa, poeta feminista guatemalteca, financió y organizó, junto con la pintora Fanny Rabbel y la feminista Carmen Lugo, una pequeña biblioteca o centro de documentación ambulante que llevó el nombre de Simone de Beauvoir; "Alaíde consiguió donaciones de editoriales y trajo libros de Europa de las principales exponentes teóricas del feminismo", que difícilmente llegaban a nuestro país.
Cuenta Lugo que la biblioteca ambulante se instalaba los sábados en la Casa del Lago, que en ese entonces se utilizaba como foro para difundir los problemas políticos y darle voz a diversos grupos. "Sábados y domingos era punto de reunión de exiliados chilenos, argentinos y uruguayos" y se realizaban actividades político-culturales. En torno a estas actividades "se acercaban mujeres que iban a los plantones y que estaban en grandes huelgas como la de -las fábricas- Medalla de Oro y Dura Mil (fábrica de tenis que exportaba a Africa), que sufrían de la explotación en el trabajo y no gozaban de prestaciones", por lo que la biblioteca Simone de Beauvoire, además de la venta de sus libros terminó dando asesoría jurídica y laboral a las mujeres que acudían a Casa de Lago...
Después de este intento, Carmen Lugo fue invitada a coordinar el Centro de Información y Documentación de la Mujer (CIDEM), que derivó del Año Internacional de la Mujer (1975) y cuyo objetivo era "recuperar, sistematizar, clasificar y difundir toda la información de la mujer".
No obstante que, un año después, el centro de documentación de la conferencia contaba ya con cerca de 5 mil volúmenes; archivos históricos, hemerográficos, disposiciones legales, tesis y literatura". A finales de 1976, al entrar López Portillo a la presidencia, el centro se cerro y todo el material se metió en bodegas donde desapareció y se perdió.
Para Lugo, el cierre del CIDEM se debió a la falta de voluntad política, al nulo interés de los gobernantes por la memoria y la información de las mujeres y también a "intereses de grupo, caprichos personales y hasta modas sexenales"... Es así como termina una etapa de los centros de documentación de mujeres que -más de una década después- se vuelve a retomar en las instituciones educativas universitarias y en grupos de la sociedad civil.

Los acervos universitarios

"Las reflexiones académicas acerca de la mujer empezaron abriendo espacio en las universidades. En 1983, con una serie de seminarios y talleres literarios para reflexionar acerca de la situación de la mujer desde la literatura y la sociología, inicia sus actividades el PIEM (Programa Interdisciplinario de Estudios de Género del Colegio de México). En la UNAM, con mujeres que habían pertenecido al Grupo Autónomo de Mujeres Universitarias (GAMU), constituido en 1979 y que ahora ya eran profesionales, inicia el Pueg (Programa Universitario de Estudios de Género).
En 1992 el Pueg abre su propio centro de documentación. Su base inicial fueron tanto las publicaciones, ponencias, textos y recortes de periódicos relacionados con los asuntos de las mujeres que habían recolectado y donado las integrantes de GAMU como el material almacenado en la Facultad de Psicología, que se conformaba de literatura y algunos libros. Hoy día, el acervo de este centro documental está constituido por cerca de 2 mil 500 títulos de libros y más de 3 mil documentos (en inglés y español) y su función principal es tanto satisfacer la demanda informativa de las y los estudiantes de la universidad en general y de los propios seminarios y cursos que el Programa organiza, como la de concentrar las diversas tesis e investigaciones que, en torno a mujer y genero, se realizan en la academia.
Por otra parte, el centro documental del PIEM se crea también como una forma de contribuir a la investigación y reunir los trabajos generados en los talleres y seminarios organizados por el Colegio de México. "Surge primero como una necesidad de tener una memoria de lo que se estaba haciendo en el programa y luego se va ampliando el concepto para recopilar el material que se considere valioso para la historia de las mujeres", explica Camelia Romero, actual encargada del centro. A la fecha cuenta con cerca de 7 mil documentos, entre artículos, ponencias y libros en español, portugués e inglés, primordialmente.
En este mismo rubro, existen otros centros como el de la Universidad Autónoma de Chapingo, cuya temática está relacionada con la mujer rural, y el centro documental de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) que se creó hace cerca de 10 años con donaciones de las mujeres que conformaban los posgrados. Sin embargo, "nació de manera completamente marginal" pues la "estructura de la UAM no permite la creación de centros de documentación pues todo el material se centraliza en la biblioteca", por lo que sólo funciona internamente, informa Eli Bartra, coordinadora de estudios de la Mujer de esta universidad.

Centros de documentación de ONGs

"Casi todos los grupos, constituidos como ongs o no, hemos intentado hacer centros de documentación y muchos tenemos pequeñas bibliotecas y archivos documentales básicos de uso interno; sin embargo el que se constituyan en verdaderos centros de documentación públicos requiere contar con recursos económicos y humanos especializados para mantenerlos e incrementarlos y eso es toda una tarea en si misma. Además no es fácil conseguir recursos para este tipo de tareas que no son consideradas ni prioritarias, ni urgentes por las instituciones que manejan y ´donan´ los recursos materiales", comenta Ximena Bedregal, coordinadora del Centro de Investigación y Capacitación de la Mujer A.C..
Entre las organizaciones civiles que han llegado a desarrollar centros de documentación públicos con acervos importantes, están el Grupo de Información y Reproducción Elegida (GIRE) y Comunicación e Información para la Mujer A.C. (CIMAC).
El primero fue creado en noviembre de 1995, maneja principalmente temas relacionados con derechos sexuales y reproductivos, cuenta con una colección de 2 mil volúmenes de material monográfico, 25 títulos de publicaciones periódicas vigentes y cerca de 1500 documentos como ponencias, mientras que el segundo surgió en 1988 y está constituido con más de 18 mil materiales como libros y ponencias, 75 colecciones de revistas especializadas en cuestiones de género e información periodística de 17 diarios.
"En el Distrito Federal hay buenos centros de documentación de mujeres en lo que se refiere a publicaciones y documentos, el gran vacío está en el material y memoria gráfica, en esa parte de nuestra memoria histórica lo concentrado y ordenado es prácticamente nulo. Sería maravilloso que surjan cientos de centros documentales de mujeres, en cada rincón y apuntando a todos los aspectos de nuestra historia y de los intereses de las mujeres, sin embargo, dada la realidad económica, me parece que lo más efectivo es que los centros ya existentes en el D.F., con toda su experiencia, sigan incrementando sus documentos, amplíen los tipos de materiales, desarrollen más y mejores servicios y den a conocer con mayor amplitud sus acervos. No pasa lo mismo en los estados de la república donde -a excepción de Cuernavaca con Cidhal- hay una gran carencia de lugares donde documentarse y muchas veces las mujeres deben venir hasta Ciudad de México para encontrar los materiales que requieren" agrega Ximena Bedregal.
Efectivamente, en entrevista con Clementina Nava y Lourdes Ruiz Pavón, coordinadoras de comunicación del Centro de Apoyo a la Mujer (CAM) "Griselda Álvarez" del estado de Colima, y el Colectivo de Mujeres de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, respectivamente, manifestaron que llevan años recopilando material y que aunque este satisface momentáneamente las necesidades de información relacionada con las mujeres en sus localidades, el material recopilado no es suficiente ni está catalogado como centro de documentación.
Para el trabajo de mujeres en esta región del país, señala Clementina Nava del colectivo colimense, "es urgente primero organizar y luego incrementar la información con la que contamos -libros, documentos y hasta algunos videos- para crear un verdadero centro de documentación de mujeres que sea testigo fiel de nuestro trabajo y organización". Aunque esto esté entre los objetivos constantes del CAM y "siempre vamos agregando algo, cada año tenemos que postergarlo por problemas de financiamiento".
Esta situación se repite en muchas ciudades del país donde tanto los Organismos no Gubernamentales como los grupos de mujeres sin membrete institucional hacen esfuerzos constantes por formar sus bibliotecas y archivos -repetitivamente productos de las donaciones de las mismas integrantes-. Las limitaciones de recursos y financiamientos impiden que este esfuerzo se consolide en verdaderos centros de documentación que pongan la memoria y la historia de las mujeres del mundo, de cada sector y de cada región al alcance de quien las necesite.
No obstante lo anterior, las unidades de documentación organizadas por las mujeres como importantes centros o como pequeños almacenes de libros, documentos, carteles o videos, guardan, muestran y ofrecen parte importante de la memoria colectiva de las mujeres en sus diversas formas de creación, imaginación, lucha y esperanza y, a pesar de todas las dificultades, año tras año, los acervos crecen. Tal como lo considera Carmen Lugo, son "una verdadera ventana al mundo que ofrece alternativas para entender y cambiar la realidad concreta de las mujeres".

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