Las finanzas y el presupuesto

* Marco Rascón *

Al igual que en la politica, la ciudad aspira a una economía local. Ello constituye una prioridad de subsistencia de la economía citadina frente a las fuerzas de la globalización, por un lado, y la relación desequilibrada que ha impuesto el centralismo federal por el otro, el cual le cobra muy caro a la ciudad a través del presupuesto por tener el papel honorífico de ser la capital del país. ƑCómo conciliar una urbe para los habitantes con los intereses políticos y económicos que aquí operan y la consideran ''su'' ciudad?

La clave y el motor para un programa de democratización de la ciudad y el federalismo es la reivindicación de presupuesto justo, del tamaño de lo que la ciudad genera y no sólo de las necesidades del centralismo.

Un instrumento para hacer del presupuesto un factor activo y de fomento de las fuerzas económicas productivas y creadoras de empleo lo debe constituir el Banco de la ciudad de México, cuya función sería el manejo de la nómina del gobierno local, la captación del ahorro, el fomento a la pequeña y mediana empresa indus- trial, comercial o de servicios, y como aval para el otorgamiento de créditos. El banco sería un factor para incorporar a la economía formal a amplios sectores sociales, creando una base económica de producción y actividades; su capital nacería del presupuesto, las operaciones de las empresas licitantes para servicios o la obra pública con el gobierno, el pago por derechos por servicios y el ahorro público.

Si se toma como referencia lo que aporta la ciudad al producto interno bruto (más de 30 por ciento del PIB nacional), la perspectiva es no sólo demandar el aumento sustancial al presupuesto (actualmente de 4.6 por ciento del presupuesto federal), sino atraer con éste a través del Banco de la Ciudad, una proporción importante de la masa de negocios que giran en torno al presupuesto local.

Si la tendencia es la des- centralización, mediante la asignación de presupuestos a las nuevas demarcaciones pre o seudo municipales, con manejo autónomo, la tarea entonces es el fortalecimiento de la economía en cada territorio de la capital, la cual quedará constituida como un sistema administrativo y económico de 16 ciudades coexistiendo y compartiendo infraestructura, pero definiendo su eficacia administrativa y de gobierno a partir de elementos económicos y presupuestales locales. Frente a esto, la necesidad de mecanismos de compensación para evitar al máximo la polarización entre demarcaciones pobres y ricas, o los procesos de segregación extrema, deberán ser atendidas a través de un manejo correcto del presupuesto y de un fomento eficiente de la actividad y potencialidades de cada zona.

Si el presidencialismo pretende continuar rigiendo la vida de la ciudad, todas las fuerzas políticas nacionales más que contradecirlo le apoyan y en el fondo no desean un gobierno local propio, sino una regencia subordinada a sus intereses nacionales, surgiendo ahí la falta de entendimiento entre las expectativas de los habitantes y la clase política. Esto mismo, en el plano económico y financiero frena el desarrollo y futuro de la ciudad, que sigue siendo un lugar para la masa de negocios del país, pero todos los que los realizan, y particularmente los dedicados a la especulación financiera, inmobiliaria, importación y franquicias, no desean tener compromisos locales y mucho menos tienen intenciones de que la ciudad se fortalezca.

De esta manera se pueden establecer varias alternativas estructurales: seguir con la diferenciación fiscal de los impuestos al predial, agua, pago de servicios para que pague más el que gana más, y crear fondos de compensación para el desarrollo urbano y servicios de las zonas más pobres.

Es ahí donde debe estar aplicado el presupuesto, como instrumento de reactivación económica entre los aspectos deprimidos por las crisis periódicas que el país ha vivido como tributo a la oligarquía inepta y corrupta. Esto implica atender la cesantía, indigencia y la inseguridad, generando actividad económica a partir el presupuesto público, mediante programas dedicados a construir un nuevo orden social y derecho económico, como resultado de la responsabilidad y el compromiso de sus habitantes y su gobierno. *

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