* VENTANAS
* Eduardo Galeano *
El torero
Rafael Gallo, señor de los ruedos, había cumplido gran faena en la plaza de toros de Albacete, y había recibido, en trofeo, las orejas y el rabo.
Mientras se desnudaba de su traje de luces, el diestro decidió:
ųAhora mismo nos volvemos a Sevilla.
El ayudante le explicó que no se podía, que ya era muy tarde:
ųY lo lejos que está Sevilla...
Rafael se irguió. Como si estuviera en plena lidia, y su ayudante fuera toro, mandó:
ųšQuietoooo!
Hecho un relámpago de furia, puso las cosas en su sitio:
ųƑQué has dicho tú, qué has dicho? Sevilla está donde debe estar. Lo que está lejos es esto.