DOMINGO 30 DE ENERO DE 2000


ƑVeinte años no es nada?

LA UTILIDAD DE LA

Conamup

Ricardo HERNANDEZ


La Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular sirvió para: 1) Darle terreno y casa a varios miles de familias; 2) Generar un voto anti-priísta en varias ciudades; 3) Darle chamba en el gobierno a sus principales dirigentes. Las uniones de colonos de la Conamup y otras del MUP sirvieron de trampolín para que sus dirigentes sociales se convirtieran en políticos profesionales y en los noventa obtuvieran puestos en el gobierno como congresistas o funcionarios. Suena un poco vulgar, pero parece que ninguno de los líderes se ha ido al PRI y quizá ese hecho deba considerarse un buen legado de la Conamup

Seis meses vivió en Durango. Seis en el DF. Tiempo completo estudiando y escribiendo una tesis sobre el Comité de Defensa Popular de Durango y la Asamblea de Barrios. Cinco años después, por 1992, el gringo Paul Haber recuerda/concluye: "El CDP de Durango es el PRI de los años 40".

La Conamup tuvo en ese CDP uno de sus grandes modelos. Porque vaya si tenía masas. Y vaya que las movilizaba. Y šay, cabrón!, qué combativas hablan en las asambleas. A principios de los ochenta nuestros ojos descubrían en las colonias populares de Durango y Monterrey los "embriones" de lo que se llamaba "construcción del poder popular", incluyendo la cárcel popular donde los dirigentes hacían pernoctar a los borrachos escandalosos.

En el origen hubo siglas. Las de los grupos políticos y sus organizaciones sociales que se habían ųentonces nadie usaba la palabraų posicionado en el MUP. La OIR-LM con su CDP, su papá o padrino el FPTYL, y su UCSMT. La ACNR y su CGCPA; el MRP que hizo fuerte su UCP principalmente en Michoacán y el Valle de México. APML y su UCISV-11 de Noviembre.

Injertados y arrejuntados

La Conamup fue un proyecto de las corrientes políticas, para las corrientes políticas, por las corrientes políticas. Fue su frente de masas. Los más importantes de sus afiliados fueron colonias formadas y dirigidas por militantes partidarios que se injertaron voluntariamente en colonias populares, para hacer gestión de demandas y desatar luchas reivindicativas, mientras cada quien pensaba qué quería ser cuando fuera grande.

Recuerdo que a principios de 1981 me dirigí a la casa de la familia de una güerita, a siete calles de mi casa en la colonia del Valle, a platicar con un grupo de pasantes de medicina que querían salir de Chiapas e integrarse a la OIR para hacer militancia en otras tierras. Uno de ellos era José Narro. Poco después reapareció como campesino zacatecano de la CNPA. Y una leyenda cuenta que Gonzalo Yáñez se brincó del balcón de su casa en la colonia Agrícola Oriental para reencarnar en duranguense (llegó a alcalde de la capital de Durango). Mi caso fue de auto reclutamiento en las filas de un personaje que de ser un Héctor de la epopeya de las masas pasó a protagonizar un melodrama que lo llevó al exilio de su San Miguel Teotongo: el hoy extinto Emilio.

La ideología dominante en la Conamup decía que ninguna organización de colonia podía ser tomada en serio hasta que no mostrara a colonos de a devis. Por eso la falta de sex appeal de las colonias del MRP o del PRT, que con frecuencia eran representadas por cuadros políticos de esas corrientes. Igual podía suceder con militantes de la OIR, pero éstos disimulábamos ųy de paso nos hacíamos la vida más divertidaų haciéndonos acompañar casi siempre de algunas masitas (ver Mini-Larousse adjunto). Otros quisimos darle más sabor a la integración con el pueblo y nos arrejuntamos con chavas surgidasdelasmasas, como el Emilio, yo y varios otros.

Tortibono y revolución

Mi padre: "ƑY siquiera ya te hiciste de un lote en ese cerro donde andas?"

Yo: "No, papá. La Conamup no es para eso, es para hacer la revolución socialista y de paso una cultura anticipativa".

La última palabra académica sobre lo urbano-popular, que venía de la UAM, le echó lumbre al asunto. Era cosa científica que el MUP tenía "características propias que lo convierten en fuerza motriz de la revolución" (sic). A los activistas les encantaba decir que el MUP era una cantera de cuadros para la revolución. Yo más bien recuerdo a las señoras de las colonias pedir y pedir más tortibonos y un chancecín en las listas de solicitantes de vivienda.

Algunos teníamos en mente, en 1982, el modelo del BPR y de las FPL de El Salvador. Todavía en 1986 había células y varias decenas de cuadros que, de haber sabido que se estaba formando en Chiapas el EZLN, hubiéramos tenido una buena referencia para separar de la OIR a un grupo de izquierda revolucionaria que hubiera tenido que considerar la formación de otra secta prima o hermana de los zapatistas. Y si mi abuelita tuviera ruedas... Porque en la vida diaria, aunque había mucho discurso anticapitalista, los de la Conamup nos la vivíamos en los pasillos de las delegaciones políticas, CFE, DIF y Conasupo. Más que vocación de secta ultraizquierdista, lo que algunos teníamos, comienzo a sospechar, era un morboso gusto por el relajo de antesala.

En esos remotos tiempos el concepto sociedad civil nos remitía a Gramsci, y al Banco Mundial. Tampoco existían horribles verbos como ciudadanizar. Los que en los noventa se volvieron asambleístas y diputados estaban dejando de usar términos como democracia proletaria y otros más proletas.

Aplastada por el sismo

Aunque la imagen de la Conamup sepultada bajo los escombros del terremoto de 1985 es facilona y tiene buena parte de verdad, lo cierto es que el acuerdo político que le dio origen se derrumbó desde 1983. Ese año se enfrentaron dos diferentes caracterizaciones de la Conamup: "frente amplio democrático de organizaciones políticas de masas" versus "coordinadora de organizaciones de masas". El triunfo de la segunda originó el desencanto del MRP ųesta sigla se disolvió luego en el PMSų y la acusación de que la OIR estaba hegemonizando la Conamup.

Culiacán, julio de 1984. Centenares de colonos y activistas de las organizaciones de la OIR, por abucheo popular callan, aplacan y sientan a Marcos Rascón durante una plenaria del sexto encuentro de la Conamup. Su Punto Crítico, su azotea de Tlatelolco y sus aliados como Superbarrio cuando éste aún no era enmascarado ni de la colonia Guerrero, sino nayarita, eran ninguneados por los masudos. Pero un año después se sacarían la lotería política del sismo. Ya con su propio capital político, los Rascones, Hidalgos y varios recién colados se dedicaron a la CUD y a la Asamblea de Barrios. El nuevo Conamup7 MUP, ahora con más razón, había dejado de considerar a la Conamup como el referente único y principal del movimiento urbano.

La última pared de la Conamup la demolió la división y desaparición de la OIR-LM a fines de 1987. Los de Monterrey y Durango propusieron formar lo que luego sería el PT. La otra mitad estaba absolutamente decidida a seguir a Cárdenas. Hubo un choque de tranvías después de que juntos bajaran una esquina antes a unos cuantos que viajábamos de mosca insistiendo todavía en la izquierda revolucionaria y la línea de masas y šey!, acuérdense que éramos fuerza motriz y cantera de...

Beto y Clarita

Si en los ochenta hubiera existido la Internet, las diez palabras clave para la Conamup hubieran sido:

1. Gestión inagotable de demandas.

2. Solidaridad inter-intra-extra-oxtra sectorial y hacia todas las causas.

3. Asambleítis.

4. Movilización de masas.

5. Formación de clientelas y caudillos.

6. Intercambios de experiencias.

7. Mujeres al poder.

8. Concientización anti-priísta del pueblo.

9. Utopía abortada.

10. Encuentros nacionales.

En la Conamup convivían conocidos de Raúl Salinas con cecehacheros llenos de misterio; rockeros bandosos con caciquillos cumbiancheros; doñas aguerridas que hacían cuadrar a cualquiera, con muchachitas dulces que tenían el defecto de gustar de patéticas canciones de casas de cartón.

Había una Conamup visible, superficial: Jaime Rello y la solidaridad con la CNPA y la CNTE; los Cananea; el Santos, los aplaca-charros de la colonia Xalpa. Pero el poder real, la verdadera dirección, estaba en dos líderes opuestos políticamente, pero igualmente indirectos y casi invisibles: Alberto Anaya y Clara Brugada (el primero es hoy el máximo jefe del PT y la segunda diputada federal del PRD y aspirante a delegada en Iztapalapa).

Voto, vivienda y hueso

La Conamup sirvió para: 1) Darle terreno y casa a varios miles de familias; 2) Generar un voto anti-priísta en varias ciudades; 3) Darle chamba en el gobierno a sus principales dirigentes.

Las uniones de colonos de la Conamup y otras del MUP sirvieron de trampolín para que sus dirigentes sociales se convirtieran en políticos profesionales y en los noventa obtuvieran puestos en el gobierno como congresistas o funcionarios. Eso es un poco vulgar, pero parece que ninguno de mis conocidos se ha ido al PRI y entonces tengo entendido que tal hazaña debe considerarse un buen legado de la Conamup, sobre todo dado el carácter siniestro y nauseabundo de sinnúmero de priístas. Yo sigo creyendo que si fuéramos más atractivos o talentosos no estaríamos trabajando para gobiernos o para ONG, sino tal vez patinando en pareja con Maria Butirskaya o cantando ópera en París.

La Conamup nos hizo a otros formarnos una ambición de alquimista. Y a perseguir esa imagen de Mayakovski donde el rocín de la historia es espoleado hasta reventar. Si no era tan difícil, sólo se trataba de que otras madres de la invención cambiaran su desayuno del DIF por un fusil.*

MINI-LAROUSSE DE LAS MASAS

En el escalón más bajo tenemos a las masas en mazacote, como las que ves todos los días en el centro de la ciudad: revueltas, sin saber quién es quién. Luego están las masas masas: los pobladores más pobres y peor vestidos de la ciudad, de preferencia recién desempacados de algún pueblo de provincia. A continuación vienen las masas, la gente que participa con las uniones de barrios y que ya tiene cierta conciencia de lucha. Dentro de las masas encontramos subdivisiones: las masas de las que se duermen en las asambleas, que no son pocas, ni sordas (algunas se despiertan después de media hora y opinan mejor que las masas despiertas); las masas oportunistas, que nunca hacen nada, pero cuando llegan al barrio juguetes donados, ellas aparecen diciendo a los dirigentes de la U: "Siempre hemos sido de la unión, nomás que no habíamos podido venir a las asambleas"; las masas tiradoras, que siempre llegan a las reuniones a cuestionar todo sin comprometerse en nada, aprovechando que una vez les dijeron: "La U propone, las masas deciden". Las masas son las que sostienen la movilización de las uniones, así que por principio son buena onda, como las compañeras que dicen: "Sí, queremos participar, pero no tan a fondo como ustedes, nosotras mejor queremos estar como masas".

Más arriba y en un sitio muy especial están las masitas, nombre que casi siempre va ligado a un posesivo: mis masitas. Estas son masas inteligentes que ya no preguntan como mensas: "ƑQuién va a dar la junta?"; al contrario, las masitas son las que te apapachan llevándote en la aurora un atolito y tamales, justo cuando tienes más hambre y más frío ya que te levantaste a las cuatro de la mañana a repartir volantes en la lechería del barrio. A ellas confías tus libros mientras transcurre un mitin. Después tenemos a los dirigentes masudos, que son los que presumen su diario activismo entre las masas masas y desprecian a todo el que quiera pensar. Los masudos corretean a los puercos que se escapan de las casas, y zigzaguean --puercos y masudos-- atropellando a las criaturas.

A veces, cuatro o cinco mujeres dirigentes o activistas andamos en los foros o eventos pegadas como muégano; entonces se dice que nos parecemos a esas masas que no se separan y de la mano van juntas al baño y a todos lados...

Fragmento de la novela inédita La U, de Ricardo Hernández.