* Emilio Pradilla Cobos *
Seguridad pública a debate
El formato, el tiempo y las circunstancias de la lucha electoral actual hicieron que el debate, poco difundido, entre los candidatos del PRI, el PAN y el PRD a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal se centrara más en los golpes rápidos entre los participantes, que en la discusión a fondo de las propuestas de gobierno. Así, a pesar de las conocidas diferencias políticas entre los candidatos, en puntos como la economía, la corrupción o los servicios públicos, quedó la impresión de una similitud inexistente. Pero en el tema de seguridad pública quedaron de manifiesto las profundas diferencias de enfoque y proyecto, que reflejan también la distancia entre las propuestas en su conjunto.
Para Jesús Silva Herzog ųcandidato del PRI y vieja pieza del régimen político dominante, totalmente comprometido con las políticas neoliberales imperantesų la solución a la inseguridad y la violencia presentes en la capital, pesada herencia del PRI, no tiene nada que ver con la descomposición social y la pobreza, agudizadas por la política económica y social de los tres últimos gobiernos de su partido; es un problema de policías y ladrones. La solución sería elevar aún más la proporción del gasto público destinada a seguridad, y reducirla, por tanto, en otros rubros, sobre todo en los de política social y fomento económico; habría que comprar tecnología represiva más moderna y ampliar las labores de espionaje, pero no dijo una palabra sobre acciones para resolver las causas económico-sociales y culturales de la delincuencia.
Santiago Creel ųcandidato del PAN, entrampado en la coincidencia del proyecto económico-social de su partido con el del PRI y el apoyo que le ha brindadoų tampoco se refirió a las causas profundas del fenómeno. Basado en su limitada trayectoria en círculos ciudadanos de elite y sin ningún conocimiento del México profundo, optó por una vía esencialmente jurídica y administrativa, correcta en apariencia, pero que ignora la realidad de la delincuencia y del sistema policial y de justicia, penetrados por la corrupción. Las propuestas de Silva y Creel llevarían a una carrera, perdida de antemano, entre la reproducción permanente y rápida de la delincuencia, la corrupción policiaca y judicial y el incumplimiento de la ley, el incremento del presupuesto y los policías, o el endurecimiento de las leyes.
Andrés Manuel López Obrador ųcandidato del PRDų optó por un camino radicalmente distinto. Propuso actuar sobre las causas fundamentales de la delincuencia y la violencia: la descomposición de los núcleos familiares y las relaciones comunitarias; la pobreza con sus múltiples facetas de desempleo, caída brutal del salario, deterioro de la vivienda, los servicios y las condiciones de vida; ausencia de oportunidades educativas y culturales para los jóvenes; corrupción histórica del aparato de Estado, etcétera. Incluyó también, por obvias, las medidas de lucha contra la corrupción en todos sus niveles: administración, policía y sistema judicial, así como la modernización y reestructuración de los aparatos policiales y judiciales, que ya está aplicando a fondo el actual gobierno capitalino. Aunque no lo dijo esta vez, también ha insistido en la descentralización de la acción policial y la participación ciudadana a nivel local en el combate a la delincuencia y la vigilancia de los cuerpos policiales. La de López Obrador es la única política de fondo para enfrentar dos de los mayores problemas de la ciudad, íntimamente relacionados: pobreza y violencia; las de Silva y Creel son inmediatistas y, por ello, condenadas al fracaso.
Estos debates acartonados y restringidos no satisfacen las necesidades de información electoral que tenemos los ciudadanos. Queremos conocer más a fondo, con mayor amplitud y la precisión de la palabra escrita, el conjunto de los planteamientos para votar con base en ideas y proyectos, no en imágenes publicitarias o en la información fragmentada, manipulada, fuera de contexto e inequitativamente seleccionada que nos dan la mayoría de los medios de comunicación. Les pedimos a los candidatos que publiquen sus plataformas electorales, no como listados sumarios de promesas, sino como proyectos completos, y que las difundan con amplitud para poder votar democráticamente, es decir, con toda la información.